Blanca Romero y Lucía Rivera son dos de las mujeres más guapas e imponentes de nuestro panorama social. Madre e hija comparten profesión —la de modelo—, además de valores y la misma forma directa de hablar, sin filtros. Juntas protagonizaron un posado espectacular con motivo de la cita más especial del otoño, la cena anual de Rabat —ambas son amigas de la exclusiva firma de alta joyería—, donde alzaron su voz sobre un problema que afecta a toda la sociedad: la sanidad pública.
“No estoy al cien por cien, vengo de cuidar a mi abuelo en Asturias y es un momento personal muy delicado”, desveló Lucía. Aunque reconoció que su abuelo —que ha sido como un padre para ella— se encontraba mejor, no quiso abundar en el asunto, al tratarse de “un momento personal”. Pero lo que sí que quiso poner de manifiesto es la difícil situación que atraviesan muchas familias con enfermos que no pueden valerse por sí mismos.
“La gente dependiente tiene 20 meses de espera para recibir ayudas. Mi abuelo tiene una suerte increíble de tener a mi abuela y a una familia que le adora, pero sí que me gustaría que se supiera que hay gente que necesita cuidados de forma urgente, que no pueden esperar 20 meses”, recalcó.
Días atrás, Blanca Romero se rompió en Bailando con las estrellas, el talent show en el que participa, al mencionar que su padre atravesaba un problema de salud y estaba ingresado, por lo que se encontraba anímicamente mal, estaba faltando a ensayos y tenía que viajar a Asturias para estar con los suyos.
La noche de Rabat, la actriz se mostró mucho más serena. “Estoy mejor, porque ayer estuve en casa y me comí a besos a mi padre y a los perros, así que vine con el corazón mucho más grande”, dijo con una sonrisa. “Es increíble cómo el estado anímico afecta a las enfermedades, hay que sonreír, hay que intentar estar feliz y ser persona vitamina siempre porque la enfermedad se cura, sobre todo, con mucha energía, mucha fuerza, mucha alegría y mucha vitalidad”, añadió.
Al mencionarle la reivindicación de su hija, Blanca apoyó sus palabras: “Cuando llegan las ayudas, esa gente ya falleció, son esperas muy largas. Habría que darle una vuelta”, dijo. La actriz y presentadora también quiso expresar otra queja, aunque, señaló “esto ya es más superficial”, pero “lo de pagar la televisión en el hospital, me parece… que no dejen ver la tele (gratis) a los enfermos… yo creo que eso tiene que cambiar. También hay que darle una vuelta, que en la cárcel tienen tele. Yo creo que todos merecemos tener televisión y más cuando estamos enfermos. Hay muchas cosas que deberían cambiar”.
Blanca también adelantó que, tras haber estado visitando a su padre, ha tomado la decisión de ejercer un voluntariado en hospitales. “Lo hice en una ocasión, visitaba a niños que están aislados y me sentó fatal. No pude volver porque lo pasé mal”, recordó. Sin embargo, aquella experiencia fue mucho más gratificante de lo que esperaba. “Hace poco, en una gasolinera me vino a saludar una niña a la que, por lo visto, le conté un cuento cuando estaba en el hospital y se había curado. Me dijo que desde entonces había querido ser actriz y que le había dado muchísima fuerza, y me emocioné”, relató.
“Al ver la magia que surgió con mi padre cuando fuimos a verle —prosiguió— y besó a su nieto y rompió a hablar, que iban a sondarle porque no sabían si podía comer y comió un yogur y resucitó de esa manera... me di cuenta de lo importante que es el ir a dar alegría a las personas que están enfermas y creo que voy a ponerme fuerte para ir a los hospitales a visitar a niños, sobre todo, que son mi debilidad”.
En una noche dedicada a los diamantes, Lucía señaló que su mayor joya “es mi abuelo”. “Tengo muchas joyas y mi familia es una de las mayores que tengo y mis amigos, estoy muy bien rodeada. Creo que cuando vas creciendo, y tengo 26 años, te vas dando cuenta del apoyo que tienes. Valoramos más la familia cuando somos más mayores, pero cuando vas creciendo te vas dando cuenta de lo que de verdad es importante”.
La modelo, que tiene un gran vínculo con su madre —“crecimos como hermanas, siempre digo que mi madre es mi hermana mayor e incluso a veces la pequeña”—, admitió que se encuentra en un momento “más adulto” y que extraña mucho su tierra y a los suyos. “Echo mucho de menos mis raíces, llevo fuera de mi casa desde los 18 años y tengo 26, viajo mucho, estoy mucho tiempo sola, es verdad que tengo una pareja maravillosa, pero sí, que echo de menos mis raíces”.
Precisamente, el principal apoyo de la hija de Cayetano Rivera en estos difíciles momentos es su novio, el empresario mallorquín Fernando Wagner, con el que sale desde hace más de un año, una relación que calificó como “la mejor”. Lucía aseguró que “es un tío muy sencillo y eso es algo que quizá no encontré en otras personas y no porque no fueran sencillos sino porque necesitaba a alguien que no le interesara todo esto, que respetara mi trabajo y que al llegar a casa pudiéramos hablar de cosas distintas. Me llena mucho”.







