El misterio que rodea al espectacular robo en el Museo del Louvre, ocurrido el sábado pasado, comienza a desvelarse. Una semana después del asalto que dejó a Francia sin ocho joyas históricas de la Corona —entre ellas, destaca una tiara de casi 2.000 diamantes, que perteneció a la emperatriz Eugenia de Montijo, y un espectacular collar de zafiros y diamantes de las reinas María Amelia y Hortensia—, la policía francesa ha detenido a dos sospechosos. Sin embargo, el botín, valorado en más de 88 millones de euros, sigue sin aparecer.
Los arrestos se produjeron la noche del sábado 25 de octubre en dos operativos policiales simultáneos. El primero tuvo lugar en el aeropuerto de París-Charles de Gaulle (CDG), el principal terminal aéreo internacional de Francia y uno de los más transitados de Europa. Allí, fue detenido uno de los presuntos implicados en el robo cuando intentaba abandonar el país con destino a Argelia. El segundo sospechoso, que tenía previsto huir a Mali, fue localizado por las fuerzas de seguridad en Seine-Saint-Denis, al norte de París, donde fue interceptado.
Ambos detenidos, en la treintena, cuentan con antecedentes por robo y ya estaban en el radal policial, según informa el diario Le Parisien. Al parecer podrían formar parte del comando, formado por cuatro integrantes, que asaltó por sorpresa el museo. Según fuentes policiales francesas, el golpe fue minuciosamente planificado: los ladrones utilizaron un pequeño camión con plataforma elevadora y sierras eléctricas para forzar las vitrinas de la emblemática Galería Apolo, donde se encontraban las piezas sustraídas. En el momento de la detención, se incautaron teléfonos móviles, una suma considerable de dinero en efectivo y prendas presuntamente utilizadas durante el robo a la pinacoteca francesa.
El robo, perpetrado en menos de siete minutos el pasado 18 de octubre, desató la alarma sobre la seguridad en la mayor pinacoteca del mundo y orgullo de Francia. Las cámaras de vigilancia captaron imágenes del momento, pero los autores lograron huir antes de que se activaran los protocolos. Durante la huida precipitada, abandonaron parte del material utilizado y al menos una de las piezas sustraídas.
Entre las joyas robadas se encuentran broches, collares y tiaras que formaban parte de la colección de joyas de la Corona de Francia. Algunas de ellas pertenecieron a la emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, y estaban consideradas patrimonio nacional por su valor histórico y artístico. Aunque su tasación económica ronda los 88 millones de euros, su valor cultural es incalculable.
La policía científica ha sido clave en el avance de la investigación, gracias a los indicios de ADN y otros materiales encontrados en objetos y prendas abandonadas por los ladrones. La investigación sigue abierta para intentar localizar al resto de los implicados y localizar el botín, que sigue en paradero desconocido. Mientras tanto, los detenidos permanecen bajo custodia policial y están siendo interrogados. Según la ley francesa, estos primeros interrogatorios pueden prolongarse hasta 96 horas si fuera necesario.
El ministro del Interior, Laurent Núñez, ha felicitado públicamente a los investigadores por su trabajo incansable y por estas primeras detenciones, aunque pidió cautela y advirtió que las pesquisas deben continuar bajo secreto judicial. De momento, parte de las joyas históricas aún presentes en el Louvre ya han sido trasladadas al Banco de Francia bajo fuerte escolta policial.
Y mientras tanto, el mundo del arte y la cultura permanece en vilo tras un robo que parece sacado del mejor guion de Hollywood. En Francia, el caso ha reabierto el debate sobre cómo proteger el patrimonio histórico y la urgencia de revisar los protocolos de seguridad en museos y centros culturales para evitar que un acto criminal de estas características vuelva a producirse.











