En los entresijos de la política, hay historias de índole personal o folclórico que nunca salen a la luz y que tienen visos de permanecer en secreto hasta el fin de los tiempos. No es el caso que nos ocupa, puesto que ahora se ha conocido públicamente uno de esos casos que ocurrieron hace casi 30 años, con Madrid como escenario de la decimoquinta cumbre de la OTAN que tenía lugar por entonces. Los protagonistas son Alejandro Agag y Chelsea Clinton, en lo que fue una noche de fiesta por la capital española y que venia impuesta desde las altas esferas.
Para ponernos en contexto, conviene empezar por el principio. A mediados de los 90, el ahora empresario de éxito era secretario general adjunto del PP europeo y tenía su puesto en Bruselas. Poco después, se convertiría en uno de los hombres de confianza de José María Aznar, y así lo relata él mismo en la docuserie La última llamada de Movistar+: "Antonio Cámara era el jefe de gabinete para asuntos de logística y organización. Me dice: '¿Tú conoces a alguien de tu perfil, con idiomas, joven y tal, que se quiera venir de ayudante a trabajar con el presidente?' Le dije 'sí, conozco a uno que es exactamente igual a mi perfil, que soy yo'".
Explica Agag que "era una vida buenísima, porque tú trabajabas un día y estabas dos libres. Yo tenía 25 años y era soltero.... tampoco te voy a explicar más ¿no? Lo pasaba... y encima trabajabas en la Moncloa". Esto es, que pudo disfrutar de una juventud plena en muchos sentidos, sin obviar la responsabilidad que le otorgaba un cargo tan importante. Entre esas funciones que se le encomendaron, hubo una muy curiosa que tuvo lugar del 8 al 9 de julio de 1997. Fue durante la visita a nuestro país de la familia presidencial estadounidense -entre otros dignatarios internacionales- con motivo de una cita clave.
Se celebraba la reunión al más alto nivel de la Alianza Atlántica y "a mí se me encarga ocuparme de la hija de Clinton", quien había viajado con sus padres hasta aquí, según relata el yerno de Aznar y Ana Botella. "Nos la llevamos a Joy Eslava", revela sobre cómo fue aquel plan que trazaron para entretener a la joven, que en ese momento tenía 17 años. Su idea no fue otra que ir con ella a una de las discotecas más populares y emblemáticas de la noche madrileña, y al parecer la cosa no salió del todo mal con su invitada.
"Montamos ahí una operación con el servicio secreto, por Madrid de marcha, y ella venía con unas cuantas amigas", señala el marido de Ana Aznar y padre de sus cuatro hijos sobre la cierta complejidad que conllevaba el asunto y cómo se organizó el dispositivo. Tras ello, en virtud de cómo se dio la velada en su conjunto, "la operación 'Joy Eslava' con Chelsea Clinton fue todo un éxito", sentencia con una sonrisa el que es fundador y CEO de la Fórmula E (la competición mundial de bólidos eléctricos).








