“A mis nietos, a los que adoro”. Así comienza Mi verdadera historia, el libro con el que Isabel Preysler ha decidido abrir las puertas de su intimidad y relatar sus memorias. Un relato personal que presentó este miércoles en el Hotel Ritz de Madrid, rodeada de amigas y de su hija Tamara Falcó, en un acto que fue tan elegante como emotivo. Pero, entre los rostros conocidos y los medios allí congregados, hubo una ausencia que no pasó desapercibida: la de Ana Boyer, su hija pequeña, que no pudo acompañarla en un día tan señalado por un motivo de salud.
Según explicó la periodista Pilar Vidal en el programa Y ahora Sonsoles, Ana tenía previsto sentarse en la mesa junto a su madre, pero el domingo anterior comunicó su baja por COVID. “Ha tenido que suspenderlo, al igual que un compromiso profesional de Rabat al que no ha podido ir”. Una noticia que sorprendió a todos, ya que Ana suele estar muy presente en los momentos importantes de Isabel, y su vínculo es tan estrecho como discreto.
Ana Boyer, que reside en Doha junto a su marido, el extenista Fernando Verdasco, y los tres hijos de la pareja, tenía todo preparado para volar a Madrid y acompañar a su madre en un día tan especial. Sin embargo, un contratiempo de salud alteró sus planes. Un positivo en COVID la obligó a cancelar el viaje a última hora, perdiéndose no solo la presentación de Mi verdadera historia, sino también uno de los eventos más esperados del otoño madrileño: la fiesta de Rabat.
Cada año, la firma de joyería reúne a un selecto grupo de invitadas en una velada que ya es tradición en el calendario social. Ana es una de las presencias habituales, pero esta vez no pudo sumarse al encuentro, celebrado anoche en la capital, y en el que brillaron nombres como Lourdes Montes, Tana Rivera, Lucía Rivera, Belén Écija o Gemma Pinto. Su ausencia, aunque justificada, no pasó desapercibida entre los asistentes.
La presentación de las memorias de Isabel Preysler ha sido un momento muy importante para toda su familia. De hecho, semanas antes, Ana ya había compartido un mensaje lleno de cariño en sus redes sociales, felicitando a su madre por este libro, que finalmente vio la luz ayer. En su cuenta de Instagram, la esposa de Fernando Verdasco, decía: “Enhorabuena a nuestra madre por su libro. Hemos visto toda la ilusión y trabajo que ha puesto en este proyecto y ojalá lo disfrutéis, conociendo su historia y muchos recuerdos que cuenta por primera vez”. Un gesto muy significativo que cobra aún más valor al saber que no pudo estar junto a ella en su presentación oficial.
Las memorias de Isabel Preysler son mucho más que un repaso a su vida pública. Son un viaje íntimo, narrado con la elegancia y sensibilidad que la caracterizan. En ellas ha querido contar su versión de los hechos, desmitificando su imagen y compartiendo episodios que hasta ahora había guardado para sí. “Aunque llevo años hablando de mis hijos, mis nietos o mis relaciones amorosas, todavía quedaban cosas en el tintero”, confesó durante la rueda de prensa.
Uno de los capítulos que más le costó escribir, según reveló, fue el de la separación de sus hijos mayores. “Es un tema que me remueve profundamente”, admitió, dejando entrever que detrás de la figura pública hay una madre que ha vivido momentos de gran intensidad emocional.
También se refirió al gran amor de su vida: Miguel Boyer, padre de Ana. “Nos enamoramos sin planearlo. Sabíamos que causaríamos dolor, pero no pudimos evitarlo. Fue un amor profundo, basado en la complicidad. Le acompañé hasta el final con absoluta entrega”. Palabras que resumen una historia de amor que desafió convenciones y marcó una época.
Tamara Falcó, siempre cercana a su madre, estuvo presente en el acto, acompañándola con esa complicidad que las une. La ausencia de Ana Boyer, por motivos de salud, no empañó el cariño y conexión que existe entre ellas. Así que, entre confidencias, ausencias sentidas y gestos de amor, Isabel ha dado un paso más en su trayectoria: el de abrir su corazón, sin artificios, para que sus nietos —y todos nosotros— conozcamos a la mujer detrás del mito.