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Es Tendencia

Las 15 revelaciones más sorprendentes de las memorias de Isabel Preysler


Recogemos las confesiones más importantes de sus memorias, 'Mi verdadera historia'


Image© Antonio Terron
Silvia CastilloRedactora ¡HOLA!
22 de octubre de 2025 - 7:29 CEST

De Isabel Preysler se han escrito tantas y tantas páginas que todas juntas impresas, tal vez, no cabrían en la Biblioteca Nacional. Hipérboles a parte, en su libro de memorias, que hoy se publica bajo el título de Mi verdadera historia, Isabel relata con sus propias palabras sus vivencias, sus amores, sus facetas como niña, esposa, madre, abuela… Confirma o desmiente las múltiples leyendas en torno a su persona y realiza numerosas revelaciones que hasta ahora eran desconocidas para la mayoría de la gente. Son muchísimas, pero a continuación, recogemos las más sorprendentes.

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1.-Sobrina de Steve McQueen

Pues sí. Uno de los mayores “sex symbols” de Hollywood era tío de Isabel Preysler, un parentesco del que ella se enteró, según cuenta en el libro, en el colegio. “Mis compañeras de colegio fueron las que me informaron muy ilusionadas de que Steve McQueen era mi tío”. Pero ¿cuál era vínculo de Isabel con el protagonista de La gran evasión? La autora nos lo aclara: “Mi abuela, una mujer profundamente religiosa, cumplió como madre ejemplar de sus nueve hijos. Me imagino que pasaría muchas noches en soledad, esperando la vuelta a casa de su marido. Y que se le rompería el corazón al escuchar los cotilleos sobre las historias extraconyugales de mi abuelo; como por ejemplo la que mantuvo con Carmen Salvador, una bailarina con quien tuvo una hija, Neile Adams, que creció en Estados Unidos, donde fue actriz y se casó con Steve McQueen, ídolo en los años setenta”.

2.-Una boda entre lágrimas

"Probablemente sea una de las mujeres que más ha llorado en su boda. A los veinte años, recién estrenada mi independencia y mi libertad en el Madrid de los setenta, al que acababa de llegar y era para mí un mundo nuevo lleno de diversiones y aventuras, el matrimonio y la maternidad no entraban en mis planes. Sin embargo, yo estaba embarazada, Julio y yo íbamos a ser padres y en aquella época no existía otra posibilidad que la de celebrar esa boda precipitada que, se suponía, iba a unir nuestras vidas para siempre".

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3.-Nulidad matrimonial en Brooklyn

“Tras un año de relación, Carlos (Falcó) me animó a que solicitase la nulidad matrimonial a Julio, porque deseaba que nos casáramos. […] Fuimos juntos a Brooklyn, cuando me citó el tribunal de La Rota en Nueva York. Los trámites allí eran mucho más fáciles y rápidos que en Roma. […] Mi madre, que era más papista que el Papa, no aceptó esa nulidad, porque había sido condecida en Estados Unidos en lugar de en Roma. Este hecho, unido a mi separación de Julio, al que adoraba, me alejaron de ella casi dos años”.

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4.-Un parto largo y difícil

Isabel cuenta que el nacimiento de su hija Tamara “fue un parto natural largo y difícil. El doctor Eduaardo García del Real me tuvo que anestesiar. Tardé mucho tiempo en despertarme. Recuerdo que mi suegra estaba muy preocupada. Oía, a lo lejos y entre sueños, cómo comentaba que no era normal que durmiese tanto. Pedía que me trajesen sopa y me intentaba despertar llamándome: “Isabel, Isabel”. Yo lo único que quería era seguir durmiendo”.

5.-Una costurera de ocho años

“Miguel siempre decía que Tamara era muy inteligente y que era una pena que no estudiara una carrera universitaria porque tenía capacidad para hacerla, pero a ella siempre le ha apasionado la moda. Desde muy pequeña se metía en mi armario y se ponía mi ropa y mis zapatos. Con ocho años, cuando me acompañaba a Dafnis, mientras me probaban la ropa, entraba en el taller de María Rosa Salvador, donde habría una docena de personas cosiendo, y se ponía a coser con ellas”.

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6.-Cena con un socialista

Isabel recuerda que justo dos meses después de conocer a Miguel Boyer, planearon un “encuentro secreto” en París. “Yo viajé a esta ciudad con la excusa de asistir a la boda de una amiga, y de visitar a otra muy querida: Carmen Martínez-Bordiú, quien tras separarse del duque de Cádiz, vivía allí desde hacía un tiempo junto a Jean-Marie Rossi. No le conté a nadie el verdadero motivo de mi escapada, ni siquiera a Carmen”. Cuando la nieta de Franco le preguntó por sus planes para esa noche, Isabel le respondió que tenía una cena “sin dar mayores explicaciones. A ella le sorprendió que la incluyese e insistió en acompañarme. ‘Es que...¡ceno con unos socialistas!’, le dije por salir del paso, esperando que eso le hiciera desistir. Como aún así, continuó insistiendo para apuntarse, no tuve más remedio que especificar: ‘Carmen, ceno con UN socialista’. Se calló de repente. En ese instante, se dio cuenta de que no podía acompañarme”.

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7.-"Nunca pensé que Miguel se fuera a morir tan pronto"

Después de que Miguel Boyer sufriera un ictus, el 27 de febrero de 2012, Isabel recuerda: “Lo cuidé sin descanso durante dos años y ocho meses y nunca pensé que se fuera a morir tan pronto. Murió el día de su santo, el 29 de septiembre de 2014. A las 9:30 de la mañana me despertaron y me informaron de que no estaba respirando bien. Fuimos al Ruber Internacional de Mirasierra. En la UCI, fui hacia su cama y le susurré al oído que había llamado a las niñas y a sus hijos, que estaban de camino. Me pareció que dormía y pensé que le habían sedado. El doctor se me acercó y me dijo que Miguel ya no podía escucharme, porque acababa de fallecer. Me explicaron que había muerto de una embolia pulmonar, contra lo que, desafortunadamente, no había nada que hacer.

8.-El primer beso con Mario Vargas Llosa

Isabel recuerda que el 11 de febrero de 2015 recibió una llamada del Nobel de Literatura invitándola a comer, mientras estaba actuando en Los cuentos de la Peste en el Teatro Español. “Me había quedado viuda en 2014 y Patricia estaba en Perú”, recuerda Preysler, que tras varios almuerzos en su casa y otros con amigos, asistieron juntos a una reunión muy especial. “Era febrero, domingo y noche de Oscars; mi amiga Elena Benarroch tenía instalada una pantalla gigante en su casa para ver los premios… A la salida de la fiesta, me besó en el ascensor. Ahí empezó todo”. En una de las cartas de amor que Vargas Llosa escribió a Isabel en abril de 2015, recuerda aquel momento: “Desde la noche maravillosa de la peletera mi vida se llenó de juventud, de sueños, de deseos y fue como si por fin empezara a vivir con una vida que secretamente soñé desde que te vi por primera vez”.

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9.-Un diagnóstico terrible y una enorme tristeza

En 2019 se le diagnosticó a Mario “un mieloma múltiple. En cuanto tuvieron el resultado, se pusieron en contacto conmigo para informarme, porque era yo la persona autorizada por Mario para ello. Sentí una enorme tristeza y, nada más colgar a la doctora, llamé a una de mis mejores amigas y le dije, llorando, ‘qué poco dura la felicidad y a ver qué palabras encuentro para decírselo a Mario’. Esperé a que estuviéramos solos en nuestro cuarto de estar y elegí con todo cuidado la manera de explicarle que la biopsia había resultado positiva, pero que la evolución de la enfermedad era muy lenta. Afortunadamente su respuesta al tratamiento fue extremadamente favorable y los doctores nos dijeron que si seguía con la medicación y los cuidados apropiados como hasta entonces, el problema se convertiría en una enfermedad crónica que le permitiría hacer vida normal”.

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10.-Eduardo Sánchez Junco, determinante en su vida profesional

“Mi aventura profesional en ¡HOLA! me permitió viajar y tratar a personajes muy conocidos del momento e incluso algunos que yo admiraba desde hacía tiempo. Le estaré siempre agradecida a Eduardo por darme esa magnífica oportunidad que acepté a pesar del reto que suponía”.

11.-Metódica y maniática

“Nunca se me olvida en Madrid mi frasco para desinfectar la tapa del retrete, los lavabos, los grifos y el mando de la televisión, que es donde más gérmenes se acumulan”.

12.-Divina pero humana

Durante años, su nombre no es que encabezara el ranking de las mujeres más elegantes de España, sino que parecía consustancial a ese allure tan difícil de definir como fácil de captar. Casi como si su imagen fuera al margen de las definiciones de buen gusto, savoir faire, charme, chic o glamour del diccionario Larousse Ilustrado. Isabel Preysler era, es y será la elegancia hecha carne. O mejor dicho, estructura ósea. Eso que enamoró (aparte de unos impresionantes ojos oscuros y una sonrisa desarmante) a Givenchy de Audrey Hepburn. Aunque… no fue siempre así. Que aquí viene la primera revelación: Isabel Preysler es humana. Es más, come y engorda. Vale, que ocurrió con su primer embarazo y que Isabel lo cuenta de pasada, que tampoco es de regodearse en los excesos, pero ¿suceder? Sucedió. Concretamente, en el primer viaje al extranjero que hicieron Julio y ella. A México. Con la ilusión de unos recién casados…Y con ese secreto que ocultaban…que les colmaba de alegría, pero también de ansiedad. Que estaban embarazados, vaya. Estuvieron tres meses en tierras aztecas, “viviendo en un hotel de Distrito Federal”, recuerda Isabel. Y ya saben lo que pasa en los hoteles. Incluso a Isabel Preysler. Que te ves desayunando salchichas, sandía, un trozo de tarta de San Marcos y unos frijoles con guacamole y no precisamente por este orden. Incluso, sin él. El caso, que “antes de cumplir seis meses de embarazo ya había engordado… dieciséis kilos”. E Isabel, no se quita mérito: “Desayunaba cinco o seis pancakes con sirope y, algunas noches, llamaba al servicio de habitaciones y me tomaba otro plato”. Tras dar a luz, Isabel volvió a su peso.

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13.-La moda… ni fu ni fa

Podríamos decir que hoy, la figura de Isabel es aún más espigada que cuando llegó a nuestras vidas, ideal para todos esos “trapos” de alta costura que le encantan… Pues MEC, error. Isabel, según ella misma confiesa, no presta una especial atención a la moda. Y nosotros tenemos pruebas. Sí, en ¡HOLA! Isabel recuerda que cuando su relación con Julio hizo aguas completamente y se supo que se iba a separar, Eduardo Sánchez Junco, propietario y director de esta casa, le ofreció con “enorme generosidad, su apoyo y su ayuda” una propuesta laboral. Esto es, realizar temas de moda. Lo obvio ¿no? Su labor sería “asistir a desfiles y presentaciones de las colecciones y luego escribir sobre ellas”… Pero había un problema que incluso Don Eduardo no contemplaba: “A mí la moda me gusta verla, pero, aunque a muchos les pueda sorprender, no es un tema del que entienda ni en el que esté especialmente interesada”. Y esperen, que sigue: “No siento la necesidad de seguir tendencias, sino que visto según mi criterio para sentirme favorecida y cómoda”. Por eso, agradeció la oferta y como buena amiga que es, nos encontró una candidata perfecta: “Carmen Martínez-Bordiú porque amaba la moda y conocía sus entresijos especialmente al estar viviendo en París”.

14.-Me too

Las ofertas de trabajo también llegaron por otros lados. Editoriales, Maisons, Agencias Publicitarias… y Televisiones. Isabel era (y es) una de las mujeres más conocidas de este país y tenerla en plantilla era “un must” para cualquier staff que se precie. Y como desgraciadamente ocurre a muchas mujeres que, quizás, pueden encontrarse en una situación de vulnerabilidad a la hora de buscar “curro” (elemento consustancial al mobbing) se encontró con una situación muy desagradable. “Un conocido me comentó que había un señor amigo suyo que quería hablar conmigo para ofrecerme un trabajo. Me mandó un Rolls-Royce a recogerme que me llevó al restaurante Zalacaín donde habíamos quedado citados. Se pasó toda la comida hablando de mí y, cuando llegamos al postre, pensé que al

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fin hablaríamos del trabajo, pero no fue así. «Sueño contigo me dijo y por eso conozco cada poro de tu cuerpo»”, le soltó. Y ella se quedó “petrificada”. “No sé cómo logré levantarme y decirle que lo sentía muchísimo pero que me tenía que marchar”. Hoy habría sido motivo de denuncia por un delito tipificado en el código penal, pero los 80s eran otros tiempos y aquello quedó en una amarguísima anécdota de comienzo de vida laboral. “Una encerrona que nada tenía que ver con lo laboral: había quedado con un sinvergüenza”. Y lo volvió a ver. “Años más tarde, un día en televisión”, recuerda Isabel. “Por supuesto, nunca más dirigí la palabra al que nos puso en contacto, que, cuando me veía, también me evitaba”.

15.-"Me volvería a casar con Julio"

“Julio fue mi primer marido. A su lado viví momentos muy felices e inolvidables y salí, para siempre, de la adolescencia y la inmadurez. Ese amor con el paso de los años se ha ido transformando en admiración y cariño mutuo y nuestros tres hijos nos han mantenido y nos mantendrán unidos. Si algún día nos necesitamos, nos tendremos el uno al otro”, escribe Isabel en sus memorias. De hecho, tanto es el cariño que Isabel siente por el artista que, en la entrevista que ha concedido a ¡HOLA! Con motivo de la publicación de este libro, confiesa: “Sí, me volvería a casar con Julio, pero no lo haría como lo hicimos entonces. Él siempre hablaba de casarnos en el futuro, pero todo se precipitó. Éramos muy jóvenes y no estábamos preparados. Ni él ni yo”.

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