Entre Isabel y nosotros, el libro de su vida, Mi verdadera historia, cuya primera página descubre sus motivos con una sola frase, sencilla y entrañable: "A mis nietos, a los que adoro". Sobre Isabel Preysler se han escrito miles de libros, reportajes y artículos. Se han dicho verdades y mentiras. Se han imaginado cosas, se han vertido opiniones y críticas, se ha especulado, rumoreado, inventado...
Y cuando, como ella misma nos confiesa, "se llega a una edad", la de poder recordar y hacer balance de una vida excepcional, es el momento de contar la verdad. Para los amigos, para los hijos y, sobre todo, para los nietos. Para que sepan quién es su abuela y cómo vivió, amó, rio y lloró de verdad. Cómo sintió y cómo los quiere. Que el día de mañana, ellos y los que vengan después, hagan oídos sordos a las malas lenguas y la conozcan y la comprendan, a través de sus propias palabras.
"Toda mi vida ha sido una sorpresa. Nada ha sido ni lo que habían planeado mis padres para mí ni lo que yo creí que sería. Pero siento que he vivido plenamente"
A través de las páginas de este libro, sus nietos conocerán a la niña que nació en Manila el 18 de febrero de 1950. A la adolescente que amó por primera vez, a los dieciocho años, a un hombre con fama de "playboy" que no era del gusto de sus padres, pero del que guarda el más dulce de los recuerdos. A la joven que mandaron a España para alejarla de aquel galán y encontró la felicidad en Madrid. A la que se casó con Julio Iglesias y vivió una historia inolvidable de profundo amor, pero también de dolor. A la que conoció la nobleza, se convirtió en marquesa y, después, en la mujer de un ministro socialista cuyo atractivo fue irresistible y se llevó por delante muchas de las convenciones sociales de su época. A la que todos criticaban, admiraban, imitaban. A la que cuidó de su marido hasta su último día con absoluta entrega. A la que vivió una historia de amor de novela con un premio Nobel. A la que puso fin a aquel amor con una frase demoledora: "Por favor, manda a alguien a recoger todas tus cosas". A la que fue madre, abuela, hermana, hija. A la que todos creían conocer y, tal vez, nunca llegaron a hacerlo.
"Yo siempre tengo en cuenta la opinión de las personas a las que quiero, estén cerca o no. Por eso hice que mis hijos leyeran antes los capítulos que les concernían. Pero la verdad es que ninguno de ellos me puso la menor pega"
La noticia de la publicación de tu autobiografía, "Mi verdadera historia", ha revolucionado el mundo editorial. Imagino que te lo habrían propuesto muchas veces antes, muchas editoriales, ¿por qué en este momento concreto y en la editorial Espasa? ¿Cómo lograron convencerte?
Al final, la he escrito porque, además de que ha llegado la edad de poder hacerlo, se han dicho tantas cosas falsas sobre mí a lo largo de los años, sin que me molestara en desmentirlas, que he decidido hacerlo ahora.
Es un relato muy completo de tu vida, desde tu infancia en Filipinas hasta el presente. ¿Qué ha significado emocionalmente para ti, hacer memoria de toda tu vida?
He llorado, he reído y he sentido por segunda vez todo lo vivido.
¿Has echado de menos a tu madre durante el proceso de escribir el libro? ¿Qué te hubiera gustado decirle?
Echo de menos a mi madre todos los días y pienso que, si estuviese viva, hay muchas cosas que, seguramente, no habría escrito.
"La vida nos sorprende de principio a fin" escribes. Hasta ahora, ¿cuál ha sido la mayor sorpresa que te ha concedido la vida?
He tenido muchas. En todos los sentidos. Toda mi vida ha sido una sorpresa. Nada ha sido ni lo que habían planeado mis padres para mí ni lo que yo creí que sería. Pero siento que he vivido plenamente. Si me dicen que me tengo que morir mañana, me daría mucha pena, sobre todo por mis nietos, que los adoro, pero me iría sabiendo que he vivido y que he disfrutado de la vida al máximo.
Logras en tus memorias un interesante equilibrio entre lo que dices y lo que callas. ¿Hay que saber leerte entre líneas?
A todo aquel que cuenta sus memorias hay que saber leerle siempre entre líneas.
¿Tienes miedo al juicio de los lectores?
Por supuesto que sí. Es lo que más miedo me da: el juicio de los lectores.
"El capítulo que más me ha costado escribir ha sido el de la separación de mis hijos mayores cuando, por su seguridad, decidimos que se fueran a vivir a Miami. Aunque he tratado de hacerlo, no creo que haya podido explicar bien el dolor tan grande que sentí"
Miami, desgarrador pero seguro
"El día que mis hijos se fueron, asumí, mientras se me desgarraba el alma, que sería por mucho tiempo, pero jamás creí que iba a ser para siempre".
¿Qué capítulo del libro te ha costado más escribir y por qué crees que ha sido así?
La separación de mis hijos mayores cuando, por su seguridad, decidimos que se fueran a vivir a Miami. Pero, aunque he tratado de hacerlo, no creo que haya podido explicar bien el dolor tan grande que sentí.
Verdaderamente, uno de los momentos que relatas con más angustia es el secuestro de tu suegro y la posterior marcha de tus hijos a Miami. ¿Crees que fue una decisión correcta?
Esa duda la he tenido siempre, constantemente, a lo largo de todos estos años. Ahora, y por primera vez, cuando lo pienso, creo que lo volvería a hacer, porque veo el resultado favorable que esa decisión ha tenido en las vidas y las profesiones de mis hijos.
¿Cuando se trata de proteger a tus hijos eres fuerte, valiente y decidida?
Por supuesto. Pero no solo yo. Cualquier madre se vuelve fuerte, valiente y decidida —aunque no lo sea— cuando se trata de proteger a sus hijos.
Y las preocupaciones no terminan con los hijos, también los nietos te han dado sustos. Por ejemplo, el nacimiento de tu primer nieto, Alejandro, tan prematuro.
Fue muy duro. Muy angustioso. Pero, al final y afortunadamente, todo salió bien.
Tus hijos lo han leído ya. ¿Qué les ha parecido? Imagino que ellos, y también otras personas cercanas a ti, habrán sido, en algún caso, un freno a tu libertad para contar algunas cosas. ¿Has tenido en cuenta su opinión?
Claro que sí. Yo siempre tengo en cuenta la opinión de las personas que quiero, estén cerca o no. Por eso hice que mis hijos leyeran antes los capítulos que les concernían. Pero la verdad es que ninguno de ellos me puso la menor pega...
Un embarazo sorpresa
"Probablemente sea una de las mujeres que más ha llorado en su boda. A los veinte años, recién estrenada mi independencia y mi libertad en el Madrid de los setenta, al que acababa de llegar y era para mí un mundo nuevo lleno de diversiones y aventuras, el matrimonio y la maternidad no entraban en mis planes. Sin embargo, yo estaba embarazada, Julio y yo íbamos a ser padres y en aquella época no existía otra posibilidad que la de celebrar esa boda precipitada que, se suponía, iba a unir nuestras vidas para siempre".
Te casaste con Julio embarazada de vuestra primera hija, Chábeli. Eso, en los años setenta, en España, habría sido un gran escándalo, así que tuvisteis que ingeniároslas para ocultarlo. ¿Esto lo sabía Chábeli o lo ha descubierto con el libro? ¿Qué le parece a ella esa historia?
Chábeli lo supo hace muchos años y no le dio nunca la más mínima importancia. Sabe perfectamente, porque lo ha sentido desde que nació, que ha sido y sigue siendo desde el primer momento una hija muy querida.
"Julio no tenía más remedio que viajar y pasar mucho tiempo fuera de casa porque ya empezaba a ser el cantante importantísimo en el que se convirtió luego. Y yo me sentía encerrada, sola y obligada a tomar decisiones, sin ayuda de un marido, para las que no me sentía preparada o suficientemente madura"
¿Os casasteis porque estabas embarazada o porque estabais enamorados?
Julio ya me había pedido que nos casáramos, pero lo tuvimos que hacer con tanta rapidez porque me quedé embarazada. Reconozco que yo no estaba preparada en aquel momento para el matrimonio.
Otra sorpresa: la canción De niña a mujer, que siempre hemos creído que Julio se la dedicaba a vuestra hija, Chábeli, en realidad la cantaba para ti...
Julio, cuando empezó a escribir la canción, me dijo que me la dedicaba a mí. Pero la terminó después de separarnos, se la dedicó a mi hija y a mí me pareció perfecto que lo hiciera. ¡No podría haber elegido mejor!
Éxitos e infidelidades
"Para complacerle, me olvidé de mí y me convertí en su ideal de mujer. Mi aspiración era aportarle tranquilidad y que nuestra relación no interfiriese en su trabajo. De esa manera, el mundo de Julio se iba ensanchando y el mío se iba reduciendo a las cuatro paredes de nuestro hogar".
"Le conté lo que sabía, y aunque aún mantenía la esperanza de que él me lo negara todo y que me dijera que no hiciera caso de habladurías… no fue así. Entre nosotros se instaló un silencio incómodo por unos segundos. Después, me miró, bajó la vista y me reconoció que todo era verdad. Me quedé sin fuerzas y sin voz. Esa noche ya no durmió en casa".
La separación de Julio fue un bombazo, en aquel momento, por lo famosos que erais ya los dos. Imagino que vuestra separación fue un proceso muy amargo y difícil. ¿Fue la infidelidad el motivo principal de vuestro divorcio? ¿Te sentías encerrada y sola mientras Julio recorría el mundo?
La infidelidad de Julio fue el principal motivo de la separación, no del divorcio, porque entonces no estaba permitido en España. Pero creo que, en general, nunca hay un solo culpable cuando acaba un matrimonio. En nuestro caso, los dos éramos muy jóvenes. Julio no tenía más remedio que viajar y pasar mucho tiempo fuera de casa porque ya empezaba a ser el cantante importantísimo en el que se convirtió luego. Y yo me sentía encerrada, sola y obligada a tomar decisiones, sin ayuda de un marido, para las que no me sentía preparada o suficientemente madura.
Si pudieras volver atrás, ¿cambiarías alguna cosa? Por ejemplo… ¿te volverías a casar con Julio?
Sí, pero no lo haría como lo hicimos entonces. Él siempre hablaba de casarnos en el futuro, pero todo se precipitó. Éramos muy jóvenes y no estábamos preparados. Ni él ni yo.
Ópera, cacerías y vino
"Carlos Falcó fue fundamentalmente un hombre lleno de bondad que procuró, a lo largo de toda su vida, hacer feliz a la gente que le rodeaba. Los que tuvimos la suerte de conocerlo no le olvidaremos nunca".
Por lo que leemos en tu libro, los años con Carlos Falcó fueron felices y él, un hombre bueno y cariñoso. ¿Pero tal vez no estabas de verdad enamorada?
Yo creo que me casé enamorada. Encontré a una persona abierta, liberal, con mucho mundo. Durante nuestro matrimonio fue cuando yo aprendí de verdad todo lo bella que es la vida: la ópera, el deporte, los viajes, el campo… Todo lo viví con Carlos.
"Sí, me volvería a casar con Julio. Pero no lo haría como lo hicimos entonces. Éramos muy jóvenes y no estábamos preparados. Ni él ni yo"
Fascinada por su inteligencia
"En París, por primera vez, nos atrevimos a pasear de la mano como cualquier pareja de enamorados, sin miedo a ser descubiertos. Cenamos en una terraza cubierta de un bistró y, después, nerviosos y anticipando lo que ocurriría esa noche, caminamos juntos hasta mi hotel".
"Miguel y yo nos habíamos enamorado. Había ocurrido sin que ninguno de los dos lo planeáramos y, desde luego, sin querer provocar ningún sufrimiento, pero, evidentemente, no pude evitar que Carlos se sintiera traicionado y dolido al enterarse de nuestra relación. Tuvimos una conversación tensa y triste, comprendimos que nuestro matrimonio había terminado y nuestro mundo se rompió en mil pedazos".
Afirmas que Miguel Boyer fue el gran amor de tu vida; sin embargo, con una honestidad admirable, relatas las pequeñas sombras de vuestro matrimonio, provocadas por los celos de él. ¿Qué fue lo que, a pesar de esos celos, te hizo seguir a su lado siempre, en las buenas y en las malas?
El amor.
Pero, a veces, el amor no puede sobrevivir a las circunstancias, y vosotros salisteis adelante contra viento y marea. ¿Qué ingredientes tiene ese amor que lo puede todo?
Un amor muy profundo que tuvimos la suerte de vivir y una complicidad muy grande, algo que es muy importante en el matrimonio.
Conociste a Miguel Boyer comiendo lentejas. ¿Fue un flechazo? ¿Amor a primera vista?
No puedo decir que fuera un flechazo, pero sí que nos caímos muy bien desde un primer momento.
Podrías decirnos en una palabra qué es lo mejor de Julio, lo mejor de Carlos, lo mejor de Miguel y lo mejor de Mario.
Lo mejor de Julio, su fuerza de voluntad y su capacidad de trabajo. De Carlos, su bondad y su alegría de vivir. De Miguel, su inteligencia y su sentido de humor británico. De Mario, su genio literario y su gran aportación a la cultura universal.
Desmentidos y cartas de amor
"A la salida de la fiesta, me besó en el ascensor. Conviví con él casi ocho años y pude conocer su parte más humana, más cotidiana, la del día a día, su verdadera personalidad, muy compleja, con aspectos que mucha gente ignora, porque conseguía ocultarlos".
Y Mario... El último capítulo es para él. Y se trata más de desmentir que de contar. Tal vez, vuestra relación se fue contando día a día, porque hubo muchas fotografías y muchas entrevistas. Pero eres rotunda cuando afirmas que él era feliz contigo, a pesar de que hubo quienes se empeñaron en decir lo contrario.
Lo más importante que tengo que comentar sobre esa relación es desmentir todas las falsedades que se han dicho.
Los celos son un tema recurrente en tu biografía. Hubo celos por parte de Julio, también Miguel era muy celoso y Mario lo mismo. ¿Qué les pasa a los hombres?, ¿es falta de seguridad en sí mismos? ¿Qué opinas sobre los celos en la pareja?
Yo creo que, desde luego, los celos son una falta de seguridad en uno mismo. Siempre son malos para el que los padece y para el que los sufre y dañan cualquier relación, por muy sólida que sea.
En el libro has reproducido varias cartas de amor que Mario Vargas Llosa te escribió durante vuestra relación. Esas cartas tienen un valor inestimable, Isabel.
En unas memorias se intenta plasmar la vida de una persona. Estas cartas reflejan la realidad de mi historia con Mario, sin intermediarios ni interpretaciones de cómo era nuestra relación. Ahí están las cartas y que el lector decida.
Tampoco habíamos podido leer, hasta ahora, la carta que le enviaste a él para terminar vuestra relación. Celos, soberbia, mala educación, egoísmo... Qué tristeza produce la última frase: "Por favor, manda a alguien a recoger todas tus cosas"... Esa es, además, la última frase del libro.
Ya no quedaba otra forma de terminar la relación.
¿Así terminó una de las historias de amor más románticas de todos los tiempos? ¿Tuviste ocasión de despedirte de él antes de su fallecimiento?
Ni tuve ocasión de despedirme de él antes de su fallecimiento ni me lo hubiese permitido la familia.
En realidad, te queda mucho por vivir. ¿Cómo te gustaría que se titulara el próximo capítulo de tu vida, el que aún no ha comenzado?
No sé qué título le pondría a estas alturas de la vida —dice riéndose—. Lo que sí sé es que soy muy feliz ahora, rodeada de paz y tranquilidad.