Francesca Thyssen y Markus Reymann han puesto el broche de oro a su relación por todo lo alto en la ciudad de Venecia, por cuyos canales ha flotado su amor, de la cual sus orígenes son privados. Se conocieron cuando el alemán comenzó a trabajar en 2011 en TBA21 Academy —donde ahora ocupa el puesto de co-director—, la rama investigadora de la fundación que Francesca creó en 2002 con el objetivo de concienciar a la sociedad a través del arte contemporáneo. La pasión de ambos por los lienzos y los pinceles les unió, y ni siquiera la diferencia de edad —ella es 18 años mayor que él— entorpeció su relación, teniendo ambos claro desde el primer momento que querían pasar el resto de sus vidas juntos.
A pesar de ser la única hija del recordado barón Thyssen, quien tuvo cinco hijos en total, Francesca se ha mantenido su vida privada alejada del foco mediático. Para la coleccionista de arte se han tratado de sus segundas nupcias, tras su matrimonio con el archiduque Carlos de Habsburgo-Lorena, padre de sus tres hijos, de quien se separó en 2003 —aunque hasta 2017 no ratificaron su divorcio—.
Tanto ella como su marido están centrados en seguir progresando laboralmente con la fundación, además de seguir conquistando etapas del camino más personal. Es por eso que se han decantado por celebrar su boda, que duró tres días, en total privacidad, siendo completamente herméticos.
Antes de trabajar con su mujer, Markus fue nadador en su juventud y plantó sus pinitos en la industria musical. "Durante mi adolescencia, cuando otros iban de fiesta, yo estaba en la piscina", le confesó a Vanity Fair en una entrevista. Su pasión es el arte, por lo que también exploró su faceta interpretativa, apareciendo en dos películas (La vida en una pecera, 2014, y Mujeres traumatizadas, 2015) y una serie (One Night in Hollywood, 2015), incluso se formó en ello.
Para este entonces ya conocía a Francesca, así que lo más seguro es que ambos se alentaran para perseguir sus sueños relacionados con el mundo del espectáculo. La coleccionista también trabajó en alguna que otra producción cinematográfica, y exploró los escenarios y pasarelas cuando vivió, durante su juventud, en las ciudades idóneas para ello (Londres, Nueva York y Los Ángeles, entre otras).
Además, a ambos les une su pasión por la ciencia y el océano. De ahí que fundaran juntos la TBA21 Academy, con la que buscan establecer puentes entre el arte y la ciencia. Tanto a Francesca como a Markus, este amor por la naturaleza les viene desde pequeños. El alemán pasaba la temporada estival en casa de su abuela en Escocia, donde aprendió a apreciar al medio ambiente. "Crecí en Alemania rodeado de ciudad y de bosques, y el mar escocés era tan distinto que se quedó a fuego en mi memoria", relató en la mencionada entrevista.