Cayetano Martínez de Irujo y Bárbara Mirjan viven sus horas más felices. La pareja ultima los preparativos de su esperada boda, un acontecimiento muy especial que reunirá a familiares y amigos cercanos en un día cargado de emoción. Con una relación que se ha consolidado con el paso de los años, el hijo de la recordada duquesa de Alba y la empresaria se darán el “sí, quiero” en un escenario de ensueño, poniendo el broche de oro a su historia de amor.
Pero antes del gran día, que se celebra mañana sábado 4 de octubre, la pareja celebra a estas horas una preboda con los más íntimos en el Cortijo La Motilla, un lugar lleno de significado para Cayetano y que te mostramos en primicia.
Situado en Carmona (Sevilla), en plena finca agroganadera de Las Arroyuelas, donde mañana se celebrará la boda tras el enlace en la iglesia del Cristo de los gitanos, y rodeado de campos de olivos y girasoles, el Cortijo La Motilla tiene siglos de historia a sus espaldas. Su origen se remonta al siglo XVI, cuando funcionaba como posada o casa de postas para los viajeros de la diligencia que recorría el camino entre Écija y Sevilla. Con los años pasó a formar parte del patrimonio de la Casa de Alba y perteneció a Luis Martínez de Irujo, primer marido de la duquesa Cayetana de Alba. Allí la familia celebraba Navidades y reuniones entrañables.
La duquesa decidió ceder la propiedad en vida a su hijo Cayetano Martínez de Irujo, quien emprendió una profunda restauración para transformarla en un alojamiento exclusivo con capacidad para 10 personas y como espacio para celebraciones. Donde antaño solo había una vivienda para el casero, cuadras y un tablao flamenco, hoy se levantan cuatro habitaciones y una suite con baño independiente, además de un gran salón-comedor, sala de televisión, cocina y un salón-tablao que conserva el aire tradicional. En el exterior, los huéspedes disfrutan de un jardín con piscina y de una amplia terraza desde la que se contemplan espectaculares atardeceres sobre la vega sevillana.
La rehabilitación no solo recuperó la estructura original, sino que dotó al cortijo de una decoración singular. Cayetano se encargó personalmente de vestir los espacios con muebles y piezas llenas de historia: antigüedades de la Casa de Alba, recuerdos de su madre, la duquesa, y objetos reunidos durante viajes familiares por todo el mundo. Todo ello convierte al Cortijo La Motilla, integrado en el club de alojamientos con encanto Rusticae, en un lugar donde se respira arte, tradición y memoria.
Cada habitación lleva el nombre de un lugar especial para la familia —Italia, México, Kenya, Castilla e India— y guarda sus propios tesoros. La habitación Italia, por ejemplo, exhibe jarrones, marcos y un escritorio procedentes de una residencia veneciana de Cayetana de Alba; la estancia Castilla reúne retratos y fotografías familiares; mientras que la habitación Kenya refleja la pasión personal de Cayetano por este país africano, donde hace dos décadas se construyó una cabaña a orillas del Índico.
Es allí donde los novios disfrutan ya de ese encuentro con familiares y amigos, en lo que es la antesala de su día más feliz.
Una de las primeras en llegar a la finca ha sido Amina, la hija de Cayetano, al volante de su propio vehículo. A sus 24 años, Amina y su padre están muy unidos, al igual que la joven con Bárbara, la prometida de Cayetano.
La pareja, que mantiene una sólida relación desde hace casi una década, sellará su amor con una ceremonia cargada de emoción, una noticia que adelantó ¡HOLA! El escenario elegido no podía ser más especial: la Iglesia del Cristo de los Gitanos de Sevilla, templo de gran valor sentimental para la familia Alba, ya que allí reposan las cenizas de la duquesa de Alba.
Después de la ceremonia religiosa, los invitados se trasladarán a la finca Las Arroyuelas, en Carmona, propiedad del propio Cayetano, donde tendrá lugar el banquete y la gran celebración.
Con todo preparado, la boda de Cayetano y Bárbara se perfila como un acontecimiento que unirá tradición, simbolismo familiar y un marcado carácter sevillano.