Entre secretos de familia, amores imposibles y traiciones en los pasillos del palacio de los Luján, hay personajes que se convierten en el alma —o el veneno— de la historia. Y si hay una figura que ha sabido despertar pasiones y odios por igual, esa es la marquesa Cruz Ezquerdo. Su repentina salida de La Promesa dejó un hueco difícil de llenar… y muchas preguntas en el aire. Ahora, Eva Martín ha roto su silencio y ha desvelado, por fin, el verdadero motivo de su marcha de la serie de época de La 1, además de revelar si existen posibilidades de que vuelva en algún momento la villana más memorable de la ficción diaria.
“Yo hubiera seguido porque estaba muy feliz haciéndolo”, comenzaba explicando la actriz en una entrevista con la reconocida periodista costarricense Glenda Umaña, muestra del interés que la serie ha despertado también fuera de nuestras fronteras. Cruz Ezquerdo no es un personaje cualquiera. Como marquesa de Luján, ha sido el alma oscura del palacio y ha marcado a la audiencia con su mezcla de poder, maldad, misterio y un toque de peligro. Sin embargo, aunque sea un papel muy atractivo a ojos del público, meterse en la piel de alguien así durante más de 550 capítulos, llevando el peso de la mayor parte de las tramas de la ficción, supone un desgaste físico y emocional importante.
Las jornadas maratonianas de rodaje comenzaban a pasarle factura ya que “una serie diaria es un trabajo intenso”, reconocía, para poco después añadir con sinceridad que “después de dos años y medio sin parar, necesitas descansar, dejar de estudiar un tiempo, atender tu vida personal y familiar y hacer diferentes personajes”. La actriz ha afirmado que “es habitual” que, en ficciones con el ritmo frenético y el éxito de La Promesa, unos personajes salgan y otros entren porque los actores necesitan tomarse un respiro.
No obstante, ha señalado que “me sorprendió que tanto Ana Garcés, Jana en La Promesa, como yo pedimos a la producción ejecutiva sacarnos de la trama para descansar un tiempo y quizás hacer otras cosas”, dejando claro que su marcha no se debió a problemas con la productora ni a exigencias del guion, sino a una decisión personal. “Obviamente, había que armar un argumento para hilar todo eso”, contaba. Por eso, el pasado mes de marzo, los seguidores de la ficción diaria de La 1 sufrían un doble shock con la muerte de la protagonista y la detención de la marquesa de Luján, un giro inesperado que supuso un duro mazazo para los fans, pero que justificaba el adiós de ambas actrices.
Pese a todo, no fue una decisión sencilla para la actriz, de 51 años, que se muestra muy agradecida por todo lo vivido durante este tiempo: “Yo lo disfruté mucho y me costó despedirme de todo el equipo”, aseguraba a Umaña, dejando entrever el cariño que guarda de su paso por una ficción donde ha dejado una huella imborrable.
Por eso no es de extrañar que muchos se pregunten: ¿volverá Cruz a la serie? Recordemos que la marquesa de Luján terminaba su historia en la ficción tras ser encarcelada por el supuesto asesinato de Jana. Aunque la verdadera culpable fue Leocadia, quien manipuló la escena para incriminarla, ahora Cruz está pagando las consecuencias. La actriz de Mar de plástico niega una vuelta inmediata, aunque no descarta que pueda suceder en el futuro: “En principio esta etapa está concluida para mí, pero no se sabe”.
Eva alaba la decisión que Josep Cister, creador de la serie, tomó para su personaje y considera que fue la más acertada para la trama. “Cruz está en la cárcel, porque ha sido muy mala. ¿Que esté pagando justo por algo que no cometió? Es cierto, pero se merecía un escarmiento”, confesaba con honestidad. Sin embargo, deja claro que el destino de la villana no está necesariamente cerrado. “En una serie diaria, un personaje que no muere puede reaparecer en cualquier momento si la historia lo requiere”, señalaba. Y lanzaba una frase que muchos fans han recibido como un guiño lleno de posibilidades: “Mientras haya Promesa, hay marquesa. La marquesa, en la cárcel, ha hecho de las suyas. Da señales”. Porque en La Promesa, como en la vida, nunca está dicha la última palabra.