Hay días que parecen escritos para quedarse en la memoria, y el de ayer fue uno de ellos. Cuando el reloj marcaba la tarde en Málaga, el Castillo de Santa Catalina se convirtió en el escenario de un capítulo que más de un millón y medio de personas llevaban tiempo esperando: la boda de Natalia Palacios y Carlos. La influencer malagueña, que ha compartido cada instante de su cuenta atrás en 21 días antes de mi boda, puso el broche de oro a esta miniserie de amor con un 'sí, quiero' que emocionó a todos los presentes. Y hay algo que lo hizo aún más especial: Natalia ha querido compartir este día con ¡HOLA!, la revista que su abuela leía cada miércoles, un detalle que le llena de ilusión y que convierte este reportaje en un homenaje familiar.
© Saudade Estudio
© Saudade EstudioEl escenario, mágico por sí mismo, se llenó de hortensias blancas y de la luz dorada de septiembre, que caía suavemente sobre la moqueta rosa palo extendida para la ocasión. Natalia entró del brazo de su abuelo, mientras sonaba la marcha nupcial y, después, Por fin veo la luz de Enredados, la canción que, según nos confesó, le hace llorar cada vez que la escucha.
© Saudade EstudioSu ramo, sencillo y delicado, estaba compuesto de hortensias blancas y nardos en homenaje a su abuela Rosa. “Toda mi familia reconoce esa flor y piensa en ella. Era mi forma de llevarla conmigo”, nos dijo conmovida.
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© Saudade Estudio'Puedes conocer a gente, tener conversaciones… pero lo que sentí con Carlos fue distinto'
Un banquete lleno de alma malagueña
Tras la ceremonia civil, la celebración se trasladó al Cortijo Curiel, donde un cóctel en el patio dio la bienvenida a los invitados. Allí pudieron disfrutar de puestos de cartuchos de pescaito frito, jamón recién cortado, ostras y cerveza Victoria bien fría… ¿algo más malagueño? La música del grupo 3,1 acompañó este primer encuentro, que fue el aperitivo perfecto antes de atravesar las puertas de la casa principal y descubrir el montaje de la cena: dos largas hileras de mesas redondas en zigzag, manteles de lino blanco roto, minutas en rosa pastel y verde, y centros de flores que parecían flotar bajo las lámparas cubiertas de hojas.
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© Saudade EstudioLa cena fue breve pero deliciosa: salmón con salsa de cava como plato principal y un postre. Pero lo más especial fue la tarta de boda. La de Natalia y Carliyo fue una enorme cheesecake de pistacho y chocolate blanco, con base de galleta crujiente, que se convirtió en uno de los momentos más especiales de la noche. Los novios la decoraron en directo frente a sus invitados, usando una manga pastelera gigante para añadir chocolate blanco, pistacho, azúcar glas, frutos rojos y pequeños trozos de pistacho. Todo al ritmo del saxofonista —hermano gemelo de la amiga de Natalia, Inés— que convirtió la escena en una auténtica celebración.
© Saudade EstudioContinuando con los detalles únicos, cada invitado tenía en su mesa una “revista del sí quiero” con anécdotas de los novios, curiosidades y hasta una sección de solteros para romper el hielo. También había tarjetas con pequeñas misiones (“abraza a alguien durante 10 segundos”) y un sorteo sorpresa con viajes por Europa para las parejas.
© Saudade EstudioLa fiesta continuó hasta la madrugada en la pista de baile, decorada con enormes bolas de PVC que simulaban bolas de discoteca. El DJ Kike AB puso a todos a bailar, pero el momento más esperado fue la coreografía de Natalia y Carlos, ensayada durante semanas en su “morning routine”: “Es algo sencillo, pero desde fuera quedará espectacular”, nos dijo entre risas.
Unos invitados de lujo
Los recién comprometidos estuvieron acompañados por quienes han formado parte de su historia desde el principio: sus familias, amigos de toda la vida y el mismo grupo que vimos disfrutar en las divertidas despedidas de solteros que la novia compartió en redes sociales. A ellos se sumaron algunos de sus compañeros del entorno digital, como Elena Gortari, Juan Pere, Alejandro Villamizar, Marina Barrial y Manu Regato, que no dudaron en viajar hasta Málaga para celebrar el amor de la pareja y convertir la pista de baile en una auténtica fiesta hasta altas horas de la madrugada.
© Saudade EstudioEl look de novia de Natalia Palacios: dos vestidos y una novia radiante
Natalia confió en Victoria Colección para crear el vestido de sus sueños: un diseño de mikado con cuerpo ajustado y una falda de gran volumen, que pesaba más de 20 kilos. “Desde el primer día me dijeron que era posible, que íbamos a hacer el vestido que yo quería, y me transmitieron tal confianza que lo tuve clarísimo”, nos explicó. El look se completaba con un velo largo con cuatro peinas para que se luciera de frente, y los pendientes de perlas con brillantes que pertenecieron a su bisabuela.
© Victoria Colección
© Victoria ColecciónA medianoche, dio paso a su segundo look: un vestido con mangas desmontables y escote trabajado que, aunque menos formal, resultó mucho más cómodo y sexy. “Quería que el segundo vestido fuera el que Carlos siempre había imaginado para su novia. Cuando lo vi terminado, supe que era el vestido perfecto para terminar la noche”.
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© Saudade EstudioEl moño bajo, elegante y pulido, dejaba despejada la espalda de ambos vestidos, mientras que el maquillaje, de la mano de Marina Torres, conseguía el efecto que Natalia buscaba: “Quería verme guapísima, como si llevara un filtro, pero seguir siendo yo”, nos dijo entre risas.
Así fue la preboda: una auténtica fiesta malagueña
Fieles a sus raices, Natalia y Carlos quisieron que la celebración empezara mucho antes del gran día. La noche previa a la boda, reunieron a sus familiares y amigos en el mítico chiringuito Mari Gutiérrez, donde hubo espetos, risas y brindis al atardecer.
© @nataliaxpr
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