La pequeña Anita ocupa gran parte de su día a día porque es un torbellino de energía, una niña divertida, ocurrente e incansable. Está volcada en disfrutar de ella y quiere ser testigo de cada segundo de su evolución, sin perderse nada. Pero Ana Obregón también saca tiempo para su proyecto más personal: la fundación Aless Lequio. Le prometió al guerrero de la eterna sonrisa que mantendría su legado. Y lo está haciendo. No deja de buscar ideas con las que aportar financiación a la investigación contra el cáncer. Porque es lo que su hijo quería, sí, pero también porque no quiere que otros padres atraviesen la misma situación que ella. De esta labor y del recuerdo de Aless ha hablado emocionada en una cita llena de significado.
Ana Obregón tuvo un importante papel en la gala benéfica que el Ayuntamiento de Algete (Madrid) organizó la tarde del 19 de septiembre por tercer año consecutivo, coincidiendo con el mes de la concienciación contra el cáncer. Formando pareja profesional con el periodista Bricio Segovia, asumió con orgullo el reto de ejercer como maestra de ceremonias en esta cita que estuvo marcada por la música, la magia, el humor, las sorpresas… y, sobre todo, por la solidaridad.
A su llegada al auditorio Joan Manuel Serrat, hablaba de lo importante que era para ella la cita: "Que me hayan elegido a mí y a la Fundación de mi niño, me emociona. Me siento agradecida, porque con tantos líos que pasaban en la vida nos olvidamos de que hay muchos niños y jóvenes que morían de cáncer y de que falta financiación para poder investigar. Se necesita urgentemente", comenzó a decir. Además, calificó de doloroso que en España hubiera "científicos maravillosos que se tenían que ir fuera".
Sin contener las lágrimas y teniendo que hacer una pausa porque se le quebraba la voz, dijo que cada vez que habla de la fundación siente "muchísima emoción" porque era el deseo de su hijo: "Cualquier padre o cualquier madre no va a aceptar nunca la pérdida de un hijo, y para este tipo de cosas te inventas las fuerzas. Lo hago por él y por todos los niños y gente joven a los que podemos salvar. No quiero que ningún padre ni ninguna madre pase por nuestro infierno. Así de fácil [...] Yo resucité. Estaba muerta. Y no hay nada peor que estar muerta y seguir respirando. Es mucho mejor estar muerta del todo".
Alessandro Lequio no pudo acompañarla por problemas de logística familiar, pero dejó claro que la apoyaba: "No está y le habría encantado estar, pero tenía un problema. María viajaba por trabajo y se tenía que quedar con su niña, que todavía tiene 9 años. Pero si no, estaría. Que quede claro que Alessandro me apoya totalmente y está al día del trabajo". También contó divertida que sabía que la fundación tenía un largo camino por delante porque Anita seguirá implicada en la causa cuando sea mayor: "Por supuesto, ella seguirá con la fundación, lo tengo clarísimo. Ya la empiezo a hablar de esto. Es muy lista".
La gala comenzó a las 18:00 ante un público completamente entregado y sin un asiento libre. Y es que días antes ya se habían vendido todas las entradas. Ha habido una exhibición de gimnasia rítmica con luces, una lotería, la animación de los cantajuegos... Uno de los momentos más destacados, especialmente para los amantes del deporte, fue cuando se sortearon unas botas firmadas de César Azpilicueta, jugador que esa temporada se incorporó al Sevilla. También muy aplaudida fue la actuación de Conchita.