Karlos Arguiñano es genio y figura. El cocinero más carismático de la televisión siempre tiene una anécdota, un chiste o una vivencia con la que amenizar cada mediodía a los telespectadores. Entre plato y plato, o mientras vigila una cocción, el chef conquista a sus seguidores con su espontaneidad en el programa Cocina abierta, de Antena 3. El pasado día 16 de septiembre el mundo se entristeció con la muerte de la leyenda del cine Robert Redford. Arguiñano, siempre elocuente, quiso recordar el encuentro que tuvo con el protagonista de El golpe, Dos hombres y un destino y Memorias de África.
“Estábamos en el ascensor del hotel Watergate Patxi Rula, Ramón Ramírez y yo", comenzó captando la atención de todos sus seguidores. "Se paró el ascensor y al abrirse la puerta entró Robert Redford”, continuó el cocinero, que no pudo evitar subrayar el atractivo del intérprete: un hombre “guapo”, “rubio” y con los “ojos azules”. "Estaba impecable", confesó sobre su primera impresión.
Aquel instante se volvió cómico cuando, tras cruzar miradas los cuatro, Arguiñano y sus amigos rompieron a reír, sin decir ni una sola palabra: “No entendíamos inglés”, recordó divertido. La situación sorprendió tanto a ellos como al propio actor. "Se dio cuenta de la sorpresa que nos llevamos y él también se la llevó. Diría ‘¿y estos que harán aquí?’. Fuimos en el ascensor descojonándonos los cuatro. Así de gracioso fue el encuentro", comentó entre risas.
Otras anécdotas memorables
Son muchas las anécdotas que ha compartido Arguiñano en televisión. Una de las más recordadas sucedió durante una cena con el rey Juan Carlos en uno de sus restaurantes. Al acercarse a saludar al monarca, el Rey se fijó en los zuecos que llevaba puestos el chef y le comentó: "Hombre, unos zuecos como los de mi señora (la reina Sofía)", provocando las risas de todos los presentes y del propio Arguiñano. Otra experiencia inolvidable llegó antes de triunfar en televisión, Joan Manuel Serrat acudió a cenar a su restaurante junto a su equipo en Zarautz. Tras la cena, Arguiñano estuvo contando chistes con ellos hasta altas horas de la madrugada. Uno de los presentes que era productor le propuso hacer un vídeo de chistes, pero él respondió sincero que lo que de verdad le gustaría sería tener un programa de cocina. Y así comenzó su salto definitivo a la televisión.