Tras unos días de descanso en familia, Paris Hilton ha puesto rumbo a nuevos destinos a bordo de su famoso jet rosa personalizado, una auténtica joya aérea valorada en más de 20 millones de euros, regalo de su esposo, Carter Reum.
La empresaria ha sido fotografiada junto a sus hijos subiendo a su avión, completamente decorado en tonos rosa pastel, con paneles de madera pulida, asientos de cuero con costuras personalizadas, una alfombra con brillantes y hasta una cama para su chihuahua. Ella sí que vive en un mundo de fantasía...
Conocido como Sliv Air, el jet ha sido diseñado hasta el último detalle para ofrecer una experiencia exclusiva en las alturas: desde iluminación en siete tonos de rosa, hasta copas con forma de corazón y detalles tan excéntricos como antifaces de seda en la nevera. El glamour no descansa... ni a 10.000 metros de altura.
Una atracción, más que un avión privado, que los hijos de la empresaria disfrutan cada vez que tienen la ocasión. Además de ser del color predilecto de Paris, también lo es de London, la pequeña de sus hijos, quien es todo un clon de su madre.
Días después de que fueran tomadas estas fotografías, Phoenix y London, de dos y un año respectivamente, acapararon todas las miradas en su llegada a The Drew Barrymore Show. Sus outfits fueron el principal objetivo de todas las cámaras, puesto que demostraron haber heredado el glamour de Paris. La menor acudió al programa con un total look rosa, conjuntado con unas gafas de sol en forma de corazón: sin duda, toda una "fashion victim".
Sus dos pequeños han vuelto la vida de Paris Hilton de color de rosa (sí, aún más), puesto que hace dos años que su sueño de convertirse en madre se hizo realidad. Son numerosas las ocasiones, desde sus inicios mediáticos, en las que la íntima de Kim Kardashian ha expresado que le encantaría tener una familia numerosa, con tres o cuatro hijos.
Phoenix y London llegaron por gestación subrogada, proceso que la empresaria y su marido comenzaron durante la pandemia, debido a que el confinamiento paró todos sus viajes y pudieron dedicarse a tiempo completo a alcanzar su meta. Ahora, no hay ocasión en la que se encuentren separados de sus dos mayores orgullos, protagonizando entrañables momentos (como cuando el mayor dijo que quería ser bombero tras los devastadores incendios de Los Ángeles, cuando perdieron su casa en la zona de Malibú).