La separación de Kiko Rivera e Irene Rosales ha sido del todo inesperada. Tras once años de relación, nueve de ellos como marido y mujer, han decidido emprender diferentes caminos. Lo han hecho en buenos términos, sin rencores ni reproches. Todo lo contrario. Están felices de que el destino los cruzara, agradecidos por todo lo bonito que han vivido juntos y además mantienen intacto el deseo de ser una familia unida. No conciben la felicidad de Ana (9) y Carlota (7) de otra manera. Quieren seguir siendo unos padres presentes y sus hijas son su absoluta prioridad pase lo que pase. Así quedó reflejado en su último encuentro público, cuando acompañaron a las pequeñas al colegio. Sus imágenes en buena sintonía desataron rumores a los que la influencer ha respondido ahora con rotundidad.
"No es de extrañar. Somos padres y lo vamos a ser toda la vida", ha dicho Irene al ser preguntada por las fotos en las que aparecía con Kiko por las calles de Castilleja de la Cuesta tras acompañar a sus niñas en su rutina escolar. Eran, curiosamente, las primeras imágenes de los dos juntos tras conocerse el fin de su historia de amor solo dos semanas antes. Mediante un espontáneo gesto con la cabeza, la influencer niega que se hayan dado una nueva oportunidad y que no es una opción que estén barajando. Su decisión es firme. Eso sí, deja claro que esos encuentros no serán aislados, sino que será una estampa que veremos habitualmente a partir de ahora.
Irene, que conoció a Kiko porque iba a participar en uno de sus videoclips y antes de comenzar su relación fueron amigos, ha dicho que en esta nueva etapa espera "seguir así" con el DJ. Recalca que la intención "por parte de los dos" es mantener la misma dinámica que en esta fase inicial de su separación porque "tenemos dos niñas preciosas y les vamos a dar lo mejor a ellas". Además, recalca a Europa Press que "hay mucho amor, mucho cariño y respeto, y eso no se va a perder". Se trata de una ruptura civilizada en la que ambos están dispuestos a seguir remando a favor por el bien de la familia. Un núcleo del que también forma parte Francisco (12), el hijo mayor que el músico tuvo con Jessica Bueno, que actualmente concursa en Supervivientes All Stars.
La que fuera colaboradora televisiva reacciona con humor a los romances que le están atribuyendo desde que se hizo pública su separación: "Me está dando hasta miedo. Ya me da miedo hasta ir a la farmacia, no vaya a ser que digan que es el farmacéutico". A juzgar por sus palabras, Irene no está abierta al amor y se centra en recolocar su vida tras los cambios: "Hombre, ahora a enfocarme en mí". Tras un verano atípico, ha comenzado el nuevo curso volcada en sus pequeñas, ilusionada con su faceta como influencer, manteniendo sus rutinas deportivas y rodeada del apoyo incondicional de sus hermanos, con los que forma una piña.
Por su parte, Kiko ha abandonado el hogar que hasta ahora compartían, pero sigue estando muy presente en la rutina de sus hijas. Está enfocado en sus nuevos proyectos musicales y mira al futuro con esperanza, paz, gratitud y consciente de que entra en un periodo de transformación. Él mismo ha confesado que no ha sido sencillo separarse de una persona que tanto bien le ha hecho, pero sabe que "la decisión correcta a veces es lo más difícil y también lo más necesario". Se ha dado cuenta de que "a veces soltar es la mejor manera de cuidar lo que realmente importa".