Nombrado por la revista Forbes como el diseñador italiano de mayor éxito comercial en 2011, llegó a amasar una fortuna estimada en 7.000 millones de euros gracias a sus líneas de moda femenina, masculina, infantil e incluso de hogar. Giorgio Armani, modisto y creador de la época dorada italiana, fallecía este jueves a los 91 años de edad en su país natal, una grandísima fuente de inspiración para sus creaciones.
"Con profundo pesar, el Grupo Armani anuncia el fallecimiento de su creador, fundador e incansable impulsor: Giorgio Armani. Il Signor Armani, como siempre lo llamaban con respeto y admiración sus empleados y colaboradores, falleció en paz, rodeado de sus seres queridos. Incansable hasta el final, trabajó hasta sus últimos días, dedicándose a la empresa, a las colecciones y a los numerosos proyectos actuales y futuros", rezaba el comunicado enviado por la empresa.
Este sábado se instaló la capilla ardiente en el Teatro Armani, ubicado en Milán. Infinidad de amigos, compañeros de trabajo y seguidores de la marca se han acercado a la Via Bergognone 59 para rendir homenaje a uno de los grandes sastres de la historia de la moda. Desde las nueve de la mañana, y hasta las 19:00 horas del domingo, el espacio permanecerá abierto para darle el último adiós a un creador de época, un artista multidisciplinar que marcó un antes y un después en la Alta Costura, trasladando la elegancia italiana a cada rincón del mundo. Su funeral, que será privado, tendrá lugar este lunes 8 de septiembre en la capital italiana.
La celebridad más notoria que ha pisado la capilla ardiente este sábado ha sido la también diseñadora Donatella Versace, que hace unos meses abandonó la dirección creativa de la marca a la que dio forma su hermano, Gianni, y que ella ha elevado y mantenido en primera plana tras su fallecimiento. Con un traje negro y unas gafas de sol, su presencia ha sido esperada y ha recordado el interés que ella siempre ha mostrado en fomentar la hermandad y el compañerismo entre creadores italianos.
Otra de las estrellas que no ha querido perderse este último adiós ha sido la presentadora y modelo Valeria Mazza, que estará a cargo de la próxima edición de Bailando con las Estrellas en Telecinco. Junto a su marido Alejandro Gravier, la argentina no ha dudado en asistir al Teatro Armani. Junto a ella, personalidades de la crónica social italiana, entre ellas, la presentadora Ilaria D'Amico, el cineasta Gabriele Salvatores o el director de la película Cinema Paradiso, Giuseppe Tornatore.
Personalidades del mundo del cine, del espectáculo, de la moda, e incluso algún que otro empresario, se han dejado ver por el Teatro Armani milanés, donde muchos ciudadanos han hecho cola desde primera hora de la mañana para despedirse del diseñador y pagar sus respetos en una capilla ardiente preciosa: un féretro austero rodeado de flores blancas, una sala meticulosamente iluminada con una serie de lámparas y una imagen de él junto a una frase en la que se puede leer: "El legado que espero dejar está marcado por el compromiso, el respeto y la atención hacia las personas y la realidad. Es ahí donde todo comienza".
Galeristas, fotógrafos para los que posó o que capturaron a modelos con sus diseños, políticos culturales e incluso miembros del Parlamento Europeo han querido acercarse esta mañana a rendir homenaje a uno de los italianos más notorios del último siglo.
Armani nació en Piacenza (Italia) el 11 de julio de 1934. Apasionado de la anatomía, su entusiasmo le llevó a estudiar medicina en la Universidad de Milán. Sin embargo, su estudio del cuerpo humano pronto mutaría hacia una vertiente mucho más artística: la moda y la Alta Costura. Tras cumplir el servicio militar y trabajar como escaparatista en los grandes almacenes La Rinascente, uno de los espacios más lujosos y exclusivos de la capital italiana, Giorgio empezó a desarrollar su faceta como diseñador.
Durante sus primeros años (de 1961 a 1970), Giorgio Armani se centraría en la moda masculina, primero para la firma Nino Cerrutti y, posteriormente, por cuenta propia. En 1974 llegaría su primera colección, que mostraría al público en una cafetería milanesa, y un año después comenzaría con la aventura de realizar creaciones femeninas. La búsqueda de la sencillez sentó las bases para su revolución textil, la marca Armani: una respuesta racional a las necesidades prácticas de la mujer, en un momento clave en el que dicha demográfica se insertaba en el mercado laboral y se alejaba del hogar.
*En elaboración.