Fue el 24 de agosto de 2019 cuando se vio por última vez a la deportista olímpica Blanca Fernández Ochoa. La peor de las noticias llegaba el 4 de septiembre, cuando se encontraba el cuerpo sin vida de la esquiadora madrileña en el pico La Peñota, un lugar de complicado acceso situado entre Madrid y Segovia, tras una incesante búsqueda por parte de familiares, voluntarios y cuerpos de seguridad. El país, conmocionado, decía adiós para siempre a una de las deportistas más queridas y a la primera mujer en conseguir una medalla olímpica de invierno en la historia del deporte español.
Problemas de salud mental
Los primeros síntomas de que Blanca sufría algún tipo de problema relacionado con su salud mental, surgieron a la temprana edad de los 11 años, durante su estancia en un internado junto al resto de sus hermanos, sin embargo, el diagnóstico no llegó hasta que fue adulta y ya no competía a nivel profesional. La campeona olímpica sufría trastorno bipolar, una enfermedad que le hacía sufrir cambios bruscos en su estado de ánimo. Durante el estreno de El viaje. La medalla de la salud mental, un documental con la esquiadora como hilo conductor, su hijo habló de ella emocionado: "Era la mejor. Qué puedo hablar de una madre. Es muy difícil, no tendría palabras para describirlo", expresaba con dolor el menor de su dos hijos.
Sus hijos, Olivia y David: el mayor de sus éxitos
Tras su repentina muerte, Blanca dejaba sin consuelo a sus dos hijos, Olivia y David, que entonces tenían 20 y 19 años y que no han dejado de recordar a su madre en todo este tiempo. Los dos hermanos, fruto del segundo matrimonio de la esquiadora con David Fresneda (propietario de una escuela de buceo en Cabo de Palos, Murcia) han seguido con el legado de Blanca y cuentan con una destacada carrera deportiva, no en el mundo del esquí, como fue el caso de la admirada deportista, sino en el del rugby.
Olivia, de 26 años, es jugadora profesional de rugby. La mayor de los hijos de Blanca ha sido internacional con la selección femenina española de rugby y actualmente compite con el equipo Industriales Rugby Las Rozas, además de haber formado parte del equipo femenino del CR Complutense Cisneros de Madrid.
Seis años con su madre en el recuerdo
Olivia Fresneda ha hablado de las grandes lecciones aprendidas de su madre, Blanca Fernández Ochoa. Así lo manifestó en el programa Fiesta de Telecinco: "Ahora sé vivir los pequeños momentos y aprovecharlos al máximo", comentaba entonces. "Necesitaba hablar del tema ya. Yo no he pasado el duelo. Lo estoy pasando un poco ahora. Necesitaba soltar lo que sentía. Yo tenía un dolor atrapado dentro. Lo tenía guardado y oculto", le explicaba hace un año Olivia a Emma García.
"Recuerdo todo de ella. La recuerdo en cada entrenamiento que hago, en cada sonrisa. La verdad que para mí mi madre a nivel deportivo y en la vida siempre ha estado con una sonrisa. Me ha enseñado a vivir los pequeños momentos", expresaba sincera la mayor de los dos hijos de la querida y recordada campeona olímpica.
Su hijo, dedicado a la salud mental de los jóvenes
En la actualidad, David Fresneda trabaja como entrenador de rugby y además se dedica a la formación y acompañamiento en actividades deportivas y de salud mental para jóvenes. El pequeño de Blanca ha preferido siempre mantenerse alejado del foco mediático, y en sus redes puede leerse el que es, sin duda, uno de sus lemas de vida: "Aquel día que no sonrías será un día perdido".
Amante de la naturaleza y los animales como lo era su madre, David mantiene una relación muy estrecha con su hermana, quien ha sido sin duda uno de sus grandes apoyos tras la pérdida de su madre, la querida y recordada campeona, Blanca Fernández Ochoa.