El mundo de la interpretación se despide con tristeza de Jerry Adler, fallecido a los 96 años en Nueva York. El actor, recordado por millones de espectadores por dar vida a Hesh Rabkin en Los Soprano y al juez Howard Lyman en The Good Wife, no comenzó a actuar hasta cumplidos los 60, pero en apenas tres décadas dejó huella en algunas de las series y películas más recordadas de la televisión y el cine.
Su trayectoria es atípica y fascinante. Primo de la mítica profesora de interpretación Stella Adler, Jerry se mantuvo durante años entre bastidores como director de escena en Broadway. En 1956, con apenas 27 años, ya había participado en la puesta en marcha de My Fair Lady, un musical que marcó época. Más tarde dirigiría también El violinista en el tejado o Retorno a casa, de Harold Pinter. “Me creó el nepotismo”, reconocía en 2015 con su característico sentido del humor al recordar que su padre le dio su primer trabajo como ayudante de escena en los años cincuenta.
La decisión que cambió su vida
Durante décadas pensó que no estaba hecho para ser un rostro conocido, pero a los 62 años su destino dio un giro inesperado. Tal como contaba él mismo: “Nunca había actuado, nunca me lo había planteado y estaba a punto de retirarme”. Fue entonces cuando, animado por amigos, acudió a una audición para El ojo público (1992). El director vio en él un parecido con su propio padre y decidió darle la oportunidad. Desde entonces, Adler no volvió a detenerse. Un año más tarde, Woody Allen lo reclutó para Misterioso asesinato en Manhattan, confirmando que había llegado para quedarse. A partir de ahí, encadenó apariciones en cine y televisión: Rescue Me, Mad About You, Transparent o Mozart in the Jungle, entre otras.
De secundario a imprescindible
El gran salto le llegó con HBO y Los Soprano, donde encarnó a Hesh Rabkin, consejero y amigo de Tony Soprano. Curiosamente, el papel estaba pensado en un principio para Jerry Stiller, pero finalmente fue Adler quien lo interpretó. Su compañero de reparto Steve Van Zandt lo despidió con un sentido mensaje en redes sociales: “Fue un honor trabajar contigo. Viaja bien, amigo”. Tampoco faltaron palabras de cariño de los creadores de The Good Wife. El guionista Robert King confesaba que le ofrecieron en principio una breve intervención, pero que fue tan memorable en su primera escena —con la frase “he dicho helado, estúpida”— que decidieron darle continuidad.
Así, lo que iba a ser un personaje episódico se transformó en seis años de rodaje y más de 30 episodios. Su versatilidad y magnetismo hicieron que muchos lo recordaran como un experto en dar vida a secundarios entrañables y con una ética ambigua. “El gran actor, mi amigo Jerry Adler, nos dejó hoy a los 96 años. No está mal para alguien que no empezó a actuar hasta los 65”, escribió emocionado su amigo Frank J. Reilly.
Un legado que inspira
Jerry Adler fue un ejemplo de constancia y de que nunca es tarde para cumplir un sueño. Entre bastidores trabajó con leyendas como Marlene Dietrich, Katharine Hepburn, Arthur Miller, Orson Welles o Angela Lansbury, y ya en primera línea compartió escenas con algunos de los grandes de Hollywood. Su historia inspira a nuevas generaciones de intérpretes que encuentran en él la prueba de que la pasión no tiene edad. Como dijo en una ocasión: “Siempre sentí atracción por la interpretación, pero me daba miedo dar el paso. Al final, entendí que nunca es tarde para hacer lo que amas”.