Bertín Osborne ha posado por primera vez con David, el pequeño que tuvo junto a Gabriela Guillén, y se ha convertido, sin duda, en el protagonista de la semana. Una decisión que, como él mismo nos ha contado, tiene un motivo: "demostrar que lo he normalizado y que le tengo un gran cariño". Aunque esto, deja claro, no significa que haya retomado una relación sentimental con Gabriela. Cada uno tiene su vida, y la empresaria "vive en Madrid, tiene su trabajo; yo vivo en otra ciudad e iré a verlo cuando pueda, como ya hemos hecho varias veces"
"Tener un niño pequeño a mi edad es algo con lo que no contaba. Pero ha pasado y asumo mi responsabilidad y mis obligaciones", afirma. "Cuando pueda estar, estaré. Lo que no puedo es inventar una película que no existe. Gabi tiene su vida, yo la mía y la respeto mucho. Me sorprende lo bien que ha aguantado el vendaval, aunque ya le advertí que ocurriría. Ella quiere trabajar, que la dejen tranquila, sacar su vida adelante y cuidar de su niño. Y yo también. Estaré ahí todas las veces que pueda y necesite y punto".
"Con el niño estoy encantado. Estoy muy contento de conocerlo, de compartir con él momentos", nos confiesa. Y lo cierto es que el pequeño se mostró de lo más cómplice con su padre en esta sesión de fotografías. El niño, de tan solo año y medio, se quedó anonadado cuando Bertín le acercó a Olivia, el águila harris hawk con la que el presentador cazaba a caballo hace más de dos décadas. Todo un ejemplar único de la cetrería española.
También se sincera sobre su comentado adiós a la música, comentándonos que lo que ha dicho es que "necesito aflojar". "No puedo dedicarme en cuerpo y alma a una profesión a la que he entregado 40 años. Ahora mismo estoy centrado en la televisión, porque me están saliendo varios proyectos, además del que ya tengo en Canal Sur, que es una maravilla. Y la semana que viene, probablemente, cerraré una gira importante para el año que viene. ¿Será la última? Pues probablemente sí".
Ha decidido tomarse las cosas con calma. Su mentalidad ha cambiado. Tiene claro es que, tras los momentos de tensión y estrés que ha pasado, "no merece la pena". Porque, en definitiva, para él, "la vida hay que vivirla de otra manera".