El verano llega y trae momentos de disfrute y desconexión con familia, amigos y con las personas que más queremos. Así es como, en las aguas cristalinas de Cádiz, Fernando Portillo ha querido disfrutar con su hija Ana Cristina Portillo, su yerno Santiago Camacho y con la presencia especial de María Dolores de Cospedal.
La ex presidenta de Castilla-La Mancha, y el empresario gaditano con profundas raíces en la alta sociedad andaluza, disfrutan desde hace meses de muchos momentos juntos, una etapa vital para ambos marcada por la serenidad y las nuevas ilusiones.
Aunque su círculo más cercano desmiente que haya algo más y afirman que “no hay nada serio ni oficial”, los momentos en los que se les ha visto juntos públicamente hablan por sí solos de algo que ya va más allá de una amistad, unas imágenes que si algo tienen en común es la complicidad que se percibe entre ellos.
En esta ocasión, la pareja ha decidido pasar unos días de calma junto a la familia de Fernando en la costa gaditana, a bordo de un elegante yate que surcaba las aguas próximas a Sotogrande, enclave veraniego por excelencia. Desde la popa, Cospedal, con un favorecedor bikini azul marino y gafas de sol, fue captada sentada disfrutando y conversando con Fernando, aunque también aprovechó para disfrutar de un chapuzón e el mar, mostrando su elegante figura, cuidada y tonificada.
La ex presidenta también compartió momentos de complicidad con Ana Cristina Portillo y su marido este año celebran su primer aniversario de casados. Ana Cristina, con un bañador negro de escote sencillo pero muy elegante, acaparó miradas por su espectacular silueta y porte, sentada en la cubierta mientras conversaba y tomaba el sol.
La jornada se desarrolló entre charlas y risas, en un ambiente propio de quienes se sienten cómodos y en confianza. En varios momentos, Fernando Portillo se sentó al borde del yate, con bañador estampado en tonos rosados, conversando relajadamente. Hubo tiempo para tomar el sol en cubierta, sumergirse en las aguas tranquilas para un refrescante baño y disfrutar de la brisa marina que acompañaba la navegación.
No es la primera vez que se les ve juntos, pero sí una de las más relajadas y personales. En los últimos meses, sus apariciones en Sevilla —desde paseos por la ciudad y almuerzos en la Feria de Abril hasta visitas a la finca de él en Hornachuelos (Córdoba)— han dejado claro que disfrutan compartiendo tiempo y experiencias, integrándose en la vida y el círculo de amistades del otro con naturalidad.
Sin necesidad de declaraciones, las imágenes a bordo lo dicen todo: María Dolores de Cospedal y Fernando Portillo viven el presente, disfrutando de la compañía mutua y de la de sus seres queridos. Comparten una etapa marcada por la calma y el disfrute, una relación que parece ir más allá y que se construye a base de momentos sencillos, tranquilos y felices.