El verano mediterráneo se ha rendido a los encantos de David y Victoria Beckham. Portofino, con sus callejuelas empedradas, sus restaurantes frente al mar y sus aguas color esmeralda, ha sido el escenario perfecto para que el matrimonio más glamuroso del Reino Unido muestre, una vez más, su complicidad… y su envidiable forma física. El exfutbolista y la diseñadora han llegado a la costa ligur a bordo de su lujoso yate, acompañados por sus hijos Romeo, Cruz y la benjamina Harper, además de Jackie Apostel, la novia de Cruz.
El clan se ha dejado ver disfrutando de todo lo que la región ofrece: desde deliciosas comidas italianas hasta románticos paseos en cubierta, pasando por partidas improvisadas de fútbol en familia. Uno de los momentos más comentados tuvo lugar durante una cena en Bloody Bay. David, impecable con camisa azul y pantalón beige, no pudo resistirse a mostrar su lado más travieso y, entre risas, posó su mano en la espalda —y más allá— de Victoria. La diseñadora, radiante en un vestido negro de espalda descubierta y sandalias doradas, correspondió con una caricia en la mejilla de su marido.
Quienes estaban presentes aseguran que “David no podía apartar los ojos de su mujer” y que Jackie, la joven novia de Cruz, no perdió la oportunidad de capturar con su cámara esos instantes de ternura. La mesa, presidida por copas de vino y cócteles, fue testigo de muchas sonrisas y confidencias. David se animó incluso a probar un sorbo de vino ofrecido por el camarero, demostrando sus dotes de connaisseur, mientras Victoria tomaba fotos del paisaje y del resto de la familia.
Cruz optó por un polo azul claro y sombrero de paja, mientras Jackie lucía un top satinado y falda larga, dejando ver su figura atlética. La pareja se mostró muy unida, compartiendo incluso el mismo vaso en un gesto de complicidad que no pasó desapercibido. En otro momento de la noche, Cruz enseñó orgulloso una joya que llevaba puesta, mientras Victoria, teléfono en mano, retrataba a su hijo abrazando a Jackie. “Siempre hay una cámara cerca cuando viajan”, bromean desde su entorno.
La gran ausencia: Brooklyn y Nicola
Aunque las imágenes destilan felicidad y unión, hay un detalle que no ha escapado a nadie: la ausencia de Brooklyn Beckham y su esposa, Nicola Peltz. La pareja no se ha unido a estas vacaciones familiares, igual que tampoco lo hicieron en mayo para el 50 cumpleaños de David, a pesar de estar en Londres en esas fechas.
Esta distancia ha alimentado durante meses los rumores de un desencuentro familiar. Sin embargo, David parece dispuesto a dar un paso hacia la reconciliación. En los últimos días, el exfutbolista ha pulsado “me gusta” en un vídeo de Brooklyn cocinando pasta en casa, un gesto interpretado como una pequeña ofrenda de paz. Además, en Saint-Tropez, David compartió una imagen con Cruz y un mensaje cargado de nostalgia: “Cómo han cambiado los tiempos, antes era yo quien te ponía el babero… ahora parece que me toca a mí no mancharme”.
Voluntad de reconciliación
Fuentes cercanas aseguran que tanto David como Victoria están decididos a cerrar esta etapa de frialdad: “Quieren curar la herida. David ya ha intentado acercarse y, si hace falta, volará para ver a Brooklyn. Quiere que el polvo se asiente y sentar a todos para hablar. Esto no puede seguir así”, explican.
El origen de esta distancia se remontaría a los días previos a la boda de Brooklyn y Nicola, en abril de 2022. Según se dijo entonces, la actriz optó por no llevar un vestido diseñado por Victoria, alegando que el taller no podría terminarlo a tiempo. A partir de ahí, tensiones y malentendidos habrían enfriado la relación. Aunque públicamente tanto Brooklyn como Nicola han negado cualquier conflicto familiar, admitiendo que muchas cosas que se escriben “no son ciertas”, lo cierto es que no se han dejado ver en público junto al resto de los Beckham desde hace meses.
Verano inolvidable
Mientras tanto, los días en el Mediterráneo continúan para el resto del clan. Entre baños de sol, paseos al atardecer y cenas con vistas al mar, David y Victoria celebran 26 años de matrimonio, recordando en redes sociales sus inicios: “Otro año, otro capítulo en nuestra historia de amor. Estoy tan orgullosa de la familia y la vida que hemos construido. Te amo tanto, David”, escribió la diseñadora junto a una foto de ambos besándose en una piscina.
Veintiséis años después de aquel encuentro en un estadio en 1997 —cuando Victoria le entregó su número de teléfono a David en un billete de tren que él aún conserva—, su historia sigue escribiéndose, ahora entre las aguas azules de Portofino y con la esperanza de que, muy pronto, la familia vuelva a estar completa.