Han pasado ya casi tres años desde que los miles de fans que tiene Dvicio repartidos por toda España y Latinoamérica quedaran algo desamparados, después de que el grupo madrileño de pop-rock anunciara su disolución mediante un comunicado tras más de una década juntos. Por eso, acontecimientos de índole personal como el que se ha vivido este fin de semana seguro que a muchos de esos seguidores les sacará una sonrisa, tras la espectacular boda celebrada en el Caribe y que acabó de la manera más alocada.
El protagonista era Martín Ceballos, quien fuera bajista de la banda, dispuesto a vivir un día inolvidable rodeado de familiares y amigos para jurarse amor eterno con su prometida, Silvia Fernández. El enclave de naturaleza salvaje elegido para la ocasión tenía un gran significado para la pareja, puesto que fue aquí donde este le pidió matrimonio en agosto de 2023 (y ella dijo 'sí') durante la grabación del videoclip de la canción llamada, precisamente, Dominicana. "Mi sueño se hizo real", confesaba ahora el también compositor tras el enlace.
Hasta 130 invitados viajaron a este idílico lugar atendiendo a la llamada del ya flamante matrimonio, en lo que fue una ceremonia cargada de emotividad y muchas lágrimas de felicidad. Lo hicieron incluso con el conocido como rito de la arena, llenando respectivamente dos recipientes de este mineral para simbolizar su unión inquebrantable. También hubo discursos especialmente sentidos, como los que dieron el hermano del novio y la hermana de la novia.
Era el cantante Andrés Koi (antes conocido como Andrés Ceballos) quien pronunciaba unas sentidas palabras delante de los asistentes para, como no podía ser de otra forma, desearle lo mejor a la radiante pareja. El exlíder y vocalista de Dvicio acudía a la boda acompañado por su novia, la actriz Begoña Vargas (Las leyes de la frontera, Malasaña 32), poniendo ambos de manifiesto que su relación -la cual se conoció en mayo de 2023- va viento en popa a toda vela.
Martín, por su parte, se mostraba muy agradecido y así lo expresaba en sus redes sociales: "Qué regalo tener a toda la gente que quiero junta y en este paraíso celebrando la vida", señalaba. Estaban en Samaná, ubicada en la costa atlántica del noreste de la República Dominicana, que se caracteriza por su exuberante terreno montañoso y por sus playas de aguas tranquilas de color turquesa, una área de costa relativamente poco urbanizada.
Fue una fiesta muy animada y por todo lo alto donde, lógicamente, hubo música sin parar e incluso pudimos ver la actuación del propio artista y compositor de 34 años. También disfrutaron de lo lindo bailando descalzos alrededor de una hoguera, pero lo mejor estaba por llegar cuando ya era de noche y tenían en el cielo una impresionante luna llena. Fue entonces cuando la gran mayoría de los allí presentes se lanzaron corriendo en dirección al mar, dándose un chapuzón de lo más divertido (algunos incluso sin quitarse la ropa). En definitiva, un sábado para enmarcar que nos ha dejado un sinfín de fotos para el recuerdo.