Belén Écija, hija de la reconocida actriz Belén Rueda y el productor Daniel Écija, junto a su marido Jaime Sánchez, siguen viviendo un viaje que se ha convertido en una auténtica extensión de su luna de miel. Después de darse el “sí, quiero” el pasado 14 de junio en una emotiva boda celebrada en Menorca, la pareja inició una aventura inolvidable recorriendo Namibia. Ahora, han querido compartir con sus seguidores imágenes de su nueva etapa en un destino de ensueño. Rodeados de paisajes paradisíacos y planes llenos de romanticismo, disfrutan de las islas Seychelles, donde continúan la que es la segunda parte de este viaje tan especial.
Tras despedirse de la vibrante y salvaje Namibia, Belén Écija y Jaime Sánchez pusieron rumbo a las idílicas islas Seychelles, un archipiélago paradisíaco situado en pleno océano Índico. Reconocidas mundialmente por sus playas de arena blanca y aguas cristalinas, estas islas ofrecen un entorno de belleza natural excepcional y una biodiversidad marina única que las convierte en uno de los destinos más deseados para quienes buscan un refugio de paz y naturaleza.
En este escenario de ensueño, la pareja ha podido entregarse plenamente a la calma y al disfrute del entorno. Los días transcurren entre momentos relajados, saboreando fruta tropical recién cortada, nadando en aguas tan transparentes que permiten admirar con detalle la vida marina, y practicando snorkeling en playas repletas de coloridos peces que parecen sacados de un acuario natural.
No faltan tampoco los paseos en bicicleta por senderos que parecen extraídos de una postal, la búsqueda de conchas y fragmentos de coral en la arena, y las cenas íntimas al aire libre, siempre acompañadas de copas de champán y atardeceres que deslumbran por su belleza serena y envolvente.
Las Seychelles, además de sus playas icónicas como Anse Lazio o Anse Source d’Argent —famosas por sus formaciones rocosas de granito y su entorno espectacular—, ofrecen a sus visitantes un sinfín de posibilidades para explorar. Los parques marinos y reservas naturales invitan a sumergirse en la riqueza submarina o a caminar por senderos selváticos, mientras que los jardines botánicos y la gastronomía local, que combina influencias africanas, francesas e indias, completan una experiencia sensorial inolvidable. Así, Belén y Jaime continúan disfrutando de esta segunda etapa de su luna de miel, en la que la belleza natural, el romanticismo y la tranquilidad son los protagonistas de cada instante.
De la boda de ensueño en Menorca al continente africano
La boda de Belén y Jaime fue un evento lleno de emociones y detalles cuidados. “ "No me creo aún lo que hemos vivido estos días... Ha pasado todo tan rápido, pero han pasado tantas cosas al mismo tiempo, he visto tanta emoción, tantas sonrisas y tantas caras a las que quiero, que nos han visto crecer como pareja, y personas que han cruzado medio mundo para venir a acompañarnos. Alguna que otra lágrima, todas de alegría, más de las que imaginé que podía ver juntas. Y es que estos tres días han sido los días más llenos de magia de mi vida", confesaba Belén tras la celebración.
El enlace tuvo lugar en la parroquia de San Climent, cerca de Mahón, y reunió a 300 invitados. La pareja inició la fiesta con una preboda navegando por las aguas cristalinas de la isla y finalizando en el chiringuito Binidali Beach Bar Som Sis, un lugar muy especial para la familia. En aquel día tan especial, Belén deslumbró con un vestido de seda marfil de espíritu bohemio y Jaime con un traje marfil a juego. Entre las anécdotas más emotivas destacó el momento en que Belén Rueda, la madre de la novia, se emocionó al recibir el ramo, mientras que la madre del novio, Elena, deslumbró con un vestido confeccionado a partir de un sari auténtico de la India, reflejando su conexión con ese país.
Después del enlace, la pareja arrancó su luna de miel con un “tour por el desierto de Namibia”, que Belén describió en sus redes con entusiasmo: “Intensidad nivel 2000. Todos los estados en seis horas”. Juntos cantaron y celebraron ese comienzo tan especial, y ya en Namibia vivieron experiencias únicas que les acercaron a la naturaleza en estado puro.
Namibia, un safari de sensaciones inolvidables
Namibia fue su primer destino nupcial, un lugar para descubrir paisajes majestuosos y fauna salvaje. Entre los rincones más impresionantes que exploraron se encuentran las dunas rojizas de Sossusvlei, con sus más de 300 metros de altura, ideales para admirar al amanecer o desde una avioneta. No faltó la emblemática Duna 45, que escalaron para disfrutar de vistas inolvidables, así como el antiguo lago seco Deadvlei y el profundo cañón de Sesriem.
El Parque Nacional Namib-Naukluft, con casi 50.000 kilómetros cuadrados, les regaló experiencias como observar los misteriosos fairy circles y admirar la fauna que habita en las dunas costeras. También visitaron la costa de los Esqueletos, un lugar tan inhóspito como fascinante, donde pudieron contemplar colonias de leones marinos y, para los más aventureros, olas perfectas para surfear.
En el Parque Nacional Etosha, uno de los más grandes de África, disfrutaron de encuentros cercanos con jirafas, leones y antílopes, todo en un entorno que parece sacado de un documental. “Viva esa energía bonita que gastáis”, escribió Belén Rueda, emocionada por la felicidad de su hija. No faltó una visita cultural a la tribu Himba, donde la pareja pudo conocer las tradiciones ancestrales de este pueblo fascinante, ni a sitios declarados Patrimonio de la Humanidad, como el Bosque Petrificado y Twyfelfontein, con sus petroglifos milenarios.