El verano marbellí tiene sus propios rituales, y uno de los más esperados es el Festival Starlite Occident, que cada año convierte la cantera de Nagüeles en el epicentro del glamour, la música y las apariciones estelares. El pasado martes 5 de agosto, la cita reunió a un más de un millar de asistentes en una velada que mezcló generaciones, estilos y ritmos, y que sirvió como escenario para la reaparición pública de José María Aznar y Ana Botella, quienes coincidieron con Paula Echevarría o Cayetana Guillén Cuervo, en una noche que lo tuvo todo: emoción, elegancia y ritmo.
Fieles a su rutina estival desde hace más de una década, Aznar y su esposa ya habían dado el pistoletazo de salida a sus vacaciones, instalándose en su residencia de Guadalmina Baja, una de las zonas más exclusivas de la Costa del Sol. Su vivienda, elegante, pero sin estridencias, rodeada de vegetación, campos de golf y a escasos metros de la playa, se ha convertido en su refugio de verano, ideal para recibir a hijos, nietos y amigos cercanos. En este entorno privilegiado, comparten vecindario con nombres tan conocidos como Isidoro Álvarez o Marisa de Borbón, lo que confirma el carácter selecto de la zona.
Hasta ahora, el matrimonio había mantenido un perfil bajo, disfrutando de la tranquilidad de su hogar. Pero como cada año, rompieron el silencio estival con una aparición en el Festival Starlite, fieles a su cita con la música en directo. El concierto elegido fue el de Tom Jones, un clásico del cartel que volvió a conquistar al público con su inconfundible voz y una selección de éxitos que hicieron vibrar a los asistentes. La pareja disfrutó de la velada al ritmo del incombustible cantante galés, que no defraudó con temas como el icónico Sex Bomb.
Ana Botella, con un look veraniego y desenfadado, se mostró especialmente animada, cantando y bailando durante toda la actuación. A su lado, amigos como Félix Revuelta, presidente de Naturhouse, y los Hachuel compartían risas y complicidad. Aznar, más reservado, seguía el espectáculo desde el palco con una sonrisa serena. Algunos asistentes comentaron su aspecto rejuvenecido, más delgado y bronceado, lo que dio pie a rumores sobre posibles retoques estéticos. Lo cierto es que el matrimonio se mostró cercano y simpático, saludando con amabilidad a quienes se acercaban.
Paula Echevarría, tampoco se perdió esta cita
Pero ellos no fueron los únicos rostros conocidos de la noche. Paula Echevarría también acudió al festival, acompañada por sus padres, en una velada que tuvo un componente emocional muy especial. La actriz lució un diseño de Fetiche Suances con estampado selvático y escote asimétrico, que captó todas las miradas. Paula se emocionó especialmente con Delilah, la canción favorita de su padre, creando uno de los momentos más entrañables de la noche.
La cantera de Nagüeles también recibió a Cayetana Guillén Cuervo, que llegó con su marido Omar Ayyashi y su hijo. Con vestido rojo pasión y gafas de sol, la periodista se mostró cercana y sonriente, saludando a conocidos y posando con naturalidad. Y como no podía faltar, Gunilla von Bismarck, la gran dama de la jet set marbellí, volvió a demostrar que a sus 75 años sigue siendo un icono de estilo y presencia.
La noche fue una mezcla perfecta de generaciones, estilos y emociones. Desde los clásicos de Tom Jones hasta el debut del dúo Besmaya, que conectó con el público más joven, el Starlite volvió a confirmar por qué es mucho más que un festival: es el punto de encuentro donde el poder, el arte y el glamour se dan la mano. Y en esta edición, Aznar, Botella y Paula Echevarría fueron, sin duda, protagonistas de una noche para recordar.