Pablo Motos (59 años) se ha abierto en canal en una conversación íntima en el pódcast Tengo un plan, donde ha repasado el momento más doloroso de su vida: la muerte de sus padres. El presentador de El Hormiguero ha compartido cómo vivió ese doble golpe emocional que transformó su manera de entender la existencia: “Muere tu padre y no entiendes nada. Luego muere tu madre y de repente estás solo, solo de verdad”.
No es habitual ver a Pablo Motos hablando desde un lugar tan personal. Su imagen pública ha estado siempre asociada al éxito de su programa en Antena 3, a sus entrevistas virales y a su estilo directo y energético. Sin embargo, en esta charla, el comunicador ha dejado al margen los focos para mostrar su lado más humano. “El despertar para mí fue la muerte de mis padres. Es un dolor que viene de un sitio que no has vivido nunca”, confesó.
Una pérdida que cambió su forma de vivir
La ausencia de sus padres ha sido un punto de inflexión para Motos. En sus propias palabras, esa experiencia le hizo tomar conciencia del valor del tiempo y de la vida misma: “La cercanía de la muerte le da mucho sentido a la vida. Yo ahora no pierdo el tiempo”, afirmó, señalando que su entorno también atraviesa momentos difíciles. “Tengo amigos que tienen problemas serios de salud”, añadió, revelando que no solo ha perdido a sus progenitores, sino también a personas muy cercanas.
Estas vivencias le han llevado a replantearse muchas cosas, entre ellas el concepto de rutina y su visión de futuro. Aunque aún está lejos de la jubilación, Motos tiene claro que no quiere una vida pasiva: “Cuando tienes vacaciones y no vuelves más al trabajo, el precipicio es gigante”, explicó, evidenciando el vértigo que le produce pensar en un futuro sin actividad profesional.
Un proyecto que pudo arruinarle
Durante su intervención, también habló sobre el nacimiento de El Hormiguero, el formato que cambió su vida profesional. Lo que hoy es uno de los programas más vistos de la televisión, fue en sus inicios una apuesta arriesgada: “Nos metimos en un crédito muy grande. Si fracasaba, arruinaba a mi familia y a la siguiente generación”, contó. La presión fue tan intensa que llegó a sufrir efectos físicos por el estrés: “Tenía tics en la boca, cerraba un ojo, me salían granos por los nervios y el miedo…”.
Pese a las dificultades, el tiempo le ha dado la razón. El proyecto que impulsó junto a su socio se convirtió en un referente audiovisual. “Mi socio se ríe ahora conmigo porque, por lo visto, un día le dije que íbamos a hacer historia”, relató. Una historia que, a día de hoy, se sigue escribiendo cada noche en el plató del programa.
Mirando al futuro con inquietud
Aunque el éxito profesional sigue acompañándole, Pablo Motos no esconde su inquietud ante el paso del tiempo y lo que vendrá después. Consciente de que llegará un día en el que tendrá que alejarse de los focos, no deja de preguntarse cómo afrontará ese momento: “Por mi experiencia, la gente que se jubila sin pensarlo mucho, se pone enferma. Yo no quiero caer en eso”.
Las palabras de Motos dibujan el retrato de un hombre que, tras décadas de trayectoria, ha encontrado en el dolor una nueva manera de mirar la vida. Consciente de su legado profesional, pero también del vacío que deja la pérdida, el presentador muestra una faceta inédita que conecta con quienes también han tenido que aprender a vivir con la ausencia.