Ir al contenido principalIr al cierre de página
Es Tendencia
Digital Cover actualidad© Getty Images

Hablamos con el amigo del Papa León XIV desde la juventud: "Solemos comunicarnos por WhatsApp o por email"

El padre Giuseppe Pagano nos confiesa que "es fan del tenista Sinner, toca la guitarra, monta a caballo, juega con sus hermanos 'online' y cuando vivió en África comió, con mucho gusto, escarabajos fritos"


29 de julio de 2025 - 7:31 CEST

Giuseppe Pagano y Robert Prevost eran jóvenes, entusiastas y decididos cuando coincidieron en el Colegio Internacional Santa Mónica de Roma, en 1983. Prevost —reflexivo, sereno, buen escuchador— ya era sacerdote y estudiaba Derecho Canónico. Pagano —divertido, hablador, con don de gentes— cursaba Teología. Cuarenta y dos años después, el Padre Giuseppe es prior de la basílica de Santo Spirito, en Florencia, y el Padre Prevost es el Papa León XIV, sucesor de Pedro, pastor de la Iglesia universal y guía espiritual de mil cuatrocientos millones de almas. Pero para su amigo Giuseppe sigue siendo "el Padre Bob", y cuando nos habla de él, su inmensa sonrisa se ensancha todavía más.

HABLAMOS CON EL PADRE GIUSEPPE PAGANO AMIGO DEL PAPA LEÓN XIV DESDE LA JUVENTUD, DE LAS FACETAS MÁS DESCONOCIDAS DEL NUEVO PONTÍFICE© Getty Images

Nos encontramos en el colegio del Buen Consejo, de los Agustinos en Madrid, y nos acompaña el Padre Juan Manuel Olandía, amigo de ambos, que guarda el recuerdo entrañable de su paso por Roma y de aquel viaje que emprendieron juntos, cuatro compañeros de estudios, por la región de Umbría, en unas vacaciones de Semana Santa, y que jamás olvidará. Quién iba a decir que aquel joven tan afable y sencillo se convertiría en todo un León.

—Padre Pagano, todo el mundo le conoce como "el amigo del Papa". ¿De dónde viene este apodo y cuándo nació su amistad con León XIV?

—Lo primero que quiero aclarar es que somos muchos los amigos de Prevost. Este "título" de amigo del Papa procede de una entrevista que me hicieron en Italia y que, al parecer, gustó a la gente. Pero lo cierto es que estoy contento con el apodo porque somos muy amigos desde hace mucho tiempo. Nos conocimos en 1983, compartimos una buena parte de nuestra juventud en Roma, mientras realizábamos nuestros estudios, y después he trabajado con él durante cinco años, cuando él era el Padre General en Roma.

—¿Cómo le llama cuando se dirige a él?

—Lo llamo Bob, Padre Bob.

—¿Y en qué idioma hablan?

—Hablamos en italiano. Él habla italiano, inglés, español, francés, portugués y un poco de alemán. Tiene mucha facilidad para los idiomas. En sus celebraciones internacionales cambia a menudo de idioma. Eso les gusta mucho a los jóvenes. Solemos comunicarnos por WhatsApp o por "email", ¡pero ahora debe de estar desbordado!

El Padre Giuseppe Pagano recuerda en estas líneas sus días de seminario junto al Padre Prevost (hoy, León XIV). © Javier Alonso
El Padre Giuseppe Pagano recuerda en estas líneas sus días de seminario junto al Padre Prevost (hoy, León XIV).

—¿Puede contarnos cómo fueron sus años en el seminario junto al Papa?

—Nos conocimos en 1983, en el seminario. Estudiábamos todo el día, pero teníamos un rato a primera hora de la tarde en el que solíamos juntarnos un grupo de cuatro o cinco amigos en mi habitación para tomar un buen café italiano y charlar un rato. Siempre con mucha sencillez. No recuerdo que nunca discutiéramos o nos enfadáramos. Siempre estábamos alegres, con el compromiso del estudio, pero de muy buen humor. Después de la cena, en una sala teníamos un rato donde podíamos jugar al "ping pong" o tocábamos el piano, charlábamos también a veces de cosas serias… Procedíamos de países diferentes, continentes distintos, y podíamos poner en común nuestra manera de entender el carisma de San Agustín.

También tuvimos la oportunidad de hacer algún pequeño viaje juntos, como aquella excursión a Gubbio, cuatro amigos entre los que estaba Prevost. Yo, como buen italiano, me equivoqué de tren y nos fuimos en dirección contraria. Nos bajamos en mitad de la nada, de noche, y tuvimos que esperar un buen rato al siguiente tren.

—¿Cómo es Robert Prevost en la cercanía? ¿Qué tipo de persona es?

—Es un hombre muy sencillo y abierto. Se está bien con él. No es muy hablador, no quiere protagonismo, pero es muy bueno escuchando y muy profundo. Él habla con todos, sin hacer distinción con nadie. Le voy a contar una experiencia personal, en mi familia. Él celebró la boda de una de mis hermanas. Durante la misa, el Padre Juan Manuel tocaba la guitarra, otro el órgano… La sencillez es una característica muy presente en su vida. Fue a visitar a mi madre, que estaba enferma, y también, cuando murió, viajó desde Roma hasta Milán y regresó en el mismo día. Ni siquiera se quedó a comer para no dar la lata… Fue muy cariñoso.

HABLAMOS CON EL PADRE GIUSEPPE PAGANO AMIGO DEL PAPA LEÓN XIV DESDE LA JUVENTUD, DE LAS FACETAS MÁS DESCONOCIDAS DEL NUEVO PONTÍFICE© Cortesía del padre Giuseppe Pagano
El Padre Pagano, el Padre Prevost y el Padre Juan Manuel Olandía

—¿Tuvo oportunidad de hablar con él antes del cónclave?

Hablé por teléfono con él durante media hora, cinco días antes del inicio del cónclave, sobre lo que él estaba experimentando durante la preparación. Ahora no podemos acapararlo mucho, claro, él es el Papa de todos. Pero sabe que estamos unidos a él y él a nosotros.

—¿Alguna vez imaginó que su amigo Bob llegaría a ser Papa?

—Sí. En el último año, ya pensaba que él podría ser el Papa, porque la Iglesia necesita un Papa para reunir, para abolir las fracturas que se han creado, y Prevost podía ser la persona indicada. Me gustó mucho cuando apareció en el balcón con la vestimenta tradicional de los Papas, como dando a entender que empezaba una nueva época. Regresa a Castel Gandolfo, al palacio apostólico, etc. Es un Papa que está en continuidad con Francisco en el magisterio de la Iglesia y que tiene sus diferencias en las formas. Le gusta ser preciso, riguroso en la manera de presentarse al mundo.

Ama mucho a su familia

—¿Eran cercanos el Papa Francisco y el Padre Prevost?

—Sí. Prevost era muy amigo del Papa Francisco. Se reunían todos los sábados por la mañana para hablar y, a pesar de que tenían maneras diferentes de pensar, eran muy muy cercanos, se respetaban muchísimo.Creo que, pasito a pasito, el Papa tendrá una voz muy fuerte sobre los problemas que hay en el mundo. Pero él no se mueve por lo que el mundo piensa. Por ejemplo, cuando se refirió a los conflictos mundiales, no empezó hablando de Ucrania o de Medio Oriente, sino de África, como dando a entender que no hay que ignorar a nadie. Hay que pensar en todos, especialmente en los más olvidados.

—¿Conoce usted a la familia del Papa?

—He conocido a sus hermanos, sí, pero no muy íntimamente. Sé que ama mucho a su familia. Siempre hablaba de sus hermanos, le gustaba estar con ellos cuando iba a su casa. Se dice que, el día antes del cónclave, pasó un buen rato jugando con su hermano a juegos "online"… Es muy tecnológico, como buen matemático, y muy moderno. Estaba muy unido a su madre y a su padre, que era para él como un director espiritual.

HABLAMOS CON EL PADRE GIUSEPPE PAGANO AMIGO DEL PAPA LEÓN XIV DESDE LA JUVENTUD, DE LAS FACETAS MÁS DESCONOCIDAS DEL NUEVO PONTÍFICE© Cortesía del padre Giuseppe Pagano
Durante una excursión del Padre Prevost con sus compañeros de seminario. "Es un Papa que está en continuidad con Francisco en el magisterio de la Iglesia y que tiene sus diferencias en las formas", nos revela el Padre Pagano

—La familia de Prevost es una fami­lia con influencia de muchas cultu­ras. ¿Qué le gusta, por ejemplo, comer?

—Él come de todo. Come cosas que yo jamás comería: en África comía escarabajos fritos, por ejemplo. Y la gente de Perú dice que todo lo que le ofrecían él lo comía. Hace unos días, ha saludado a una niña en la plaza de San Pedro que le llevaba un bizcocho y él se lo comió allí mismo, con mucho gusto.

—¿Qué es lo que le hizo emocionarse cuando apareció por primera vez en el balcón de la basílica de San Pedro?

—Creo que el ver a toda la gente y la ovación de la plaza. Él no daba por hecho que lo fueran a aclamar. Creía que habría sus más y sus menos por ser americano. Me dijo en una ocasión: "Nunca harán Papa a un americano". Pero él es del mundo. Tiene una experiencia internacional. Doce años de general de la Orden de San Agustín significa que ha visitado al menos dos veces cada país donde estamos presentes. Conoce muy bien África, América Latina, Asia…Cuando fue a Perú se mimetizó con el país y su gente. Vivió como ellos, se nacionalizó peruano. Para poder relacionarse con todos de igual a igual.

Ha leído "Cónclave"

—¿Qué importancia tienen para él las cosas materiales?

—Tiene dos aspectos que parecen estar en contraste, pero que no lo están. Por una parte, es un hombre muy sencillo, y al mismo tiempo, aprecia el valor de los medios sociales, los utiliza muy bien, le gusta mucho la parte tecnológica, entiende mucho de eso. Dos días después de su elección ya había cambiado la página web del Vaticano y su "instagram". Entiende que estas son herramientas útiles para la comunicación de masas. Para un encuentro inmediato con el mundo. El nombre de su "instagram", Pontifex, significa "puente".

—¿Es deportista? 

—Sí, mucho. Le gusta el deporte, practicarlo y verlo. Le gusta montar a caballo; en la misión siempre iba a caballo de un sitio a otro. El día del jubileo de las familias, regresé pronto a Florencia para poder ver el partido Sinner-Alca­raz, la final de Roland Garros. Y le escribí un mensaje al que me respondió diciendo que él también lo estaba viendo. Él apoyaba a Sinner, que perdió, pero, claro, en esta materia, el Papa no es infalible.

—Por lo visto, también le gusta la música.

—Le gusta la música, escucharla y cantarla. Con nosotros cantaba mucho, le divertía aprender las canciones de Italia, de España, de Nápoles… y cantarlas en las celebraciones de los cumpleaños, en Navidad…

"Es un hombre muy sencillo y abierto. Se está bien con él. No es muy hablador, no quiere protagonismo, pero es muy bueno escuchando"

—¿Y los libros?

—Lee mucho. Ha leído el libro "Cónclave". Estuvimos charlando sobre él y comentamos las cuestiones psicológicas de los cardenales. Antes del cónclave, él tenía miedo a poder ser elegido. Y, sin embargo, salió elegido a la cuarta votación. Los cardenales deseaban una persona como él, que no estuviera influenciado por nadie, ecuánime, independiente, un hombre de paz. Que trabajara por la unidad de la Iglesia. Continuador de Francisco, pero desde otro punto de vista, con otra interpretación y con un significado diferente, una dinámica y una dirección nueva. Él lo escribe todo, lo prepara. Incluso el discurso inaugural. Tiene esa prudencia. Es un hombre de vida interior muy fuerte. Cuando yo estaba en nuestra Curia General, iba a rezar a la capilla antes de que empezara la oración y él estaba siempre allí, el primero. Nunca se perdía la oración comunitaria.

—El Papa León parece un hombre fuerte, viajero, misionero. ¿Vendrá de visita a España?

—Seguro que sí. A su debido tiempo. Él tiene la convicción de que el que gobierna debe pasar mucho tiempo allí donde gobierna, para que nadie lo haga por él. Ahora, durante un cierto periodo, pasará mucho tiempo en Roma.

—Tiene un gesto simpático que hace al sonreír. 

—Tiene dos tics, el de la mandíbula y el de los hombros. Y esa sonrisa, que siempre le sale espontánea.

—¿Cree que ha aceptado su misión con alegría?

—Le gusta ser Papa, creo. Siente que es su sitio, su misión.

—¿Lo verá pronto?

—Desde el 6 al 26 de julio va a descansar a Castel Gandolfo. Le gusta el campo y el arte. Yo estoy invitado a asistir el día 20 a una misa que celebrará en la catedral de Albano, a la que se había comprometido antes de ser Papa. Espero poder encontrarme allí con él, sí­—nos cuenta el padre unos días antes del esperado reencuentro—.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.