La serenidad de la campiña inglesa se ha visto interrumpida —con elegancia, claro está— por uno de los eventos sociales más esperados y costosos, del año: la boda de Eve Jobs, hija menor del recordado Steve Jobs, y el jinete olímpico Harry Charles. Con un presupuesto estimado que supera los seis millones de euros, la celebración no escatimó en detalles para convertir el enlace en un auténtico cuento de hadas. La pareja eligió para darse el “sí, quiero” la bucólica localidad de Great Tew, en los Cotswolds, una de las regiones más exclusivas y pintorescas del Reino Unido. El templo escogido fue la iglesia de St. Michael and All Angels, un recinto cargado de historia que data, en parte, del siglo XI, y que fue decorado para la ocasión con más de 100 velas, un majestuoso arco floral de más de nueve metros de altura, alfombras persas y cientos de rosas rojas.
El romanticismo del entorno no hizo sino acentuar el carácter íntimo y sofisticado de una ceremonia cuidadosamente orquestada por el famoso wedding planner Stanlee Gatti —quien ha trabajado con nombres como Elton John y George Lucas— y que, según los testigos, se desarrolló “con precisión militar”. Y es que cuando se trata de proteger la privacidad de los Jobs y sus invitados, nada queda al azar. “El evento se ha organizado como una producción cinematográfica”, afirmaba uno de los responsables de seguridad, dejando claro que no sería una boda cualquiera.
Una entrada secreta para una novia discreta
La expectación era máxima entre los curiosos y medios congregados en los alrededores. Pero Eve, fiel a su estilo reservado, decidió evitar cualquier atención pública entrando al templo por una discreta puerta trasera. La noticia fue confirmada en el lugar: “Sí, lo sentimos, pero nos acaban de comunicar que tanto la novia como el novio ya están dentro. Debieron entrar por una entrada trasera para evitar ser fotografiados”, explicaba un portavoz del evento. Una vecina del pueblo, ubicada a escasos metros de la iglesia, compartía su decepción con franqueza: “Es un poco triste... pero supongo que es su gran día y tienen derecho a hacer lo que quieran”.
Nueve damas de honor, trajes idénticos y glamour a raudales
La ceremonia comenzó oficialmente a las 17:30 horas, aunque desde media hora antes empezaron a llegar los primeros invitados. Nueve damas de honor, vestidas con idénticos vestidos de cóctel de satén rojo y portando elegantes ramos de Green Foxtail, fueron las encargadas de abrir la escena nupcial. Entre ellas, nombres tan conocidos como Jessica Springsteen, hija del legendario Bruce, y las hermanas de los novios: Erin Jobs por parte de la novia, y Scarlett y Sienna Charles por parte del novio. Por su parte, los padrinos hicieron su entrada en un autobús de cristales tintados, todos ellos impecablemente vestidos con trajes idénticos y rosas blancas en la solapa.
Una lista de invitados de lo más exclusiva
Como era de esperar, la lista de invitados no decepcionó. A la cabeza, Kamala Harris, exvicepresidenta de Estados Unidos y gran amiga de Laurene Powell, madre de la novia. Powell, filántropa y una de las mujeres más influyentes del mundo, ha sido una firme defensora de Harris desde sus primeros pasos políticos. La vicepresidenta incluso organizó una cena íntima previa al enlace en The Bull, un acogedor pub en Charlbury. Tampoco faltaron representantes de la realeza británica. La princesa Beatriz de York y su esposo, Edoardo Mapelli Mozzi, fueron los únicos Windsor presentes en el evento. Según fuentes cercanas, su asistencia fue confirmada días antes del enlace.
En el ámbito empresarial y ecuestre, las hijas de Bill Gates, Jennifer y Phoebe Adele, también acudieron al enlace. A pesar de la supuesta rivalidad entre Microsoft y Apple, las jóvenes mantienen una estrecha amistad con Eve. “Han sido vecinas, estudiaron en Stanford y comparten la pasión por la hípica”, comentan allegados. Jennifer, por ejemplo, está casada con Nayel Nassar, jinete egipcio-estadounidense, mientras que Phoebe destaca por su activismo en salud femenina. Y aún hay más: también se dejaron ver el diseñador de Apple Jony Ive, la hija de Roman Abramovich, Sofia, el músico Matt Helders de Arctic Monkeys, e incluso Kourtney Kardashian, vista días antes en el exclusivo Soho Farmhouse, podría haber asistido a las celebraciones. A esto se suma la posible presencia del exprimer ministro británico David Cameron, vecino del área.
Una celebración de película… y bajo estricto silencio
Tras la ceremonia religiosa, los invitados se trasladaron a Estelle Manor, una finca de 85 acres en Oxfordshire, donde se desarrolló la celebración. El lugar, descrito como “el compañero campestre del club exclusivo Maison Estelle en Mayfair”, fue elegido por su exclusividad, comodidad y belleza natural. Cuenta con más de cien habitaciones, piscinas, pistas de pádel y cuatro restaurantes, en los que los invitados pudieron disfrutar de una noche inolvidable.
Y, sorprendentemente, ninguno de ellos ha compartido nada en redes sociales. “Parece que los invitados se tomaron muy en serio su voto de silencio: no hemos visto ni una imagen en redes sociales... salvo Kourtney”, revelaba un medio británico. La única pista visual llegó precisamente de ella: Kourtney Kardashian, gran aficionada a documentar sus viajes en Instagram, no pudo resistirse a compartir una foto del espectacular pastel decorado con rosas y de su mesa adornada con velas multicolor y arreglos florales en tonos arcoíris. Un pequeño pero encantador vistazo a la estética del evento.
El sonido de las campanas volvió a sonar a las 18:45, marcando el final de la ceremonia y el comienzo de la fiesta. Aunque algunos locales expresaron su tristeza por no haber podido ver a la novia o incluso por no haber accedido al cementerio en los días previos —la iglesia permaneció cerrada tres días por motivos de seguridad—, el sentimiento general fue de alegría por una boda que, sin duda, pasará a la historia como una de las más glamorosas, exclusivas y discretas del año.
Una historia de amor entre caballos y discreción
Aunque muchos esperaban que Eve Jobs siguiera los pasos tecnológicos de su legendario padre, la joven de 27 años ha preferido escribir su propia historia. Licenciada en Ciencia, Tecnología y Sociedad, ha desarrollado una carrera como modelo de la mano de DNA Model Management —la misma agencia de Kaia Gerber y Emily Ratajkowski— y también como fotógrafa. Sin embargo, su verdadera pasión, y el punto de encuentro con su ya esposo, es la equitación.
Ambos son jinetes de alto nivel: Eve ha destacado entre los mejores menores de 25 años del salto ecuestre, mientras que Harry Charles, hijo del también jinete Peter Charles, acaba de consagrarse como campeón olímpico en los Juegos de París 2024. Fue precisamente en el circuito ecuestre donde se conocieron en 2022. Poco después hicieron pública su relación en los propios Juegos Olímpicos. En septiembre del año pasado anunciaron su compromiso. Desde entonces, han llevado su historia con la máxima discreción.