Cayetano Martínez de Irujo, el último hijo varón de la recordada Duquesa de Alba, dejó atrás los imponentes edificios y las pasarelas de asfalto de Madrid para fijar su residencia en "Las Arroyuelas", la espectacular finca a 25 minutos de Sevilla donde puede desarrollar sus proyectos profesionales con la tranquilidad necesaria para completarlos con éxito.


“Siempre he sido de campo y estoy muy feliz aquí”, nos confiesa en una sincera entrevista, declarando su amor por Carmona, la localidad donde se encuentra su hogar desde hace cinco años.


Además de su ambicioso proyecto agropecuario, Cayetano disfruta de sus caballos, los que ha vuelto a montar cuando su apretada agenda se lo permite, y sus ocho perros - siete de acogida - en los extensos terrenos a su nombre. "Todos recogidos de la carretera, excepto uno", nos explica.
Una gran inversión


En la finca está continuando con el legado de su padre. ‘Las Arroyuelas’ es donde Luis Martínez de Irujo y Artázcoz “empezó a recuperar todas las tierras del padre de mi madre”. Su abuelo no era tanto de campo como él “y las arrendó todas”.


Cayetano nos confiesa que, con las reformas de la finca, ha contado con “muchísimas dificultades y quebraderos de cabeza, pero estoy contento porque es mi casa, es mi futuro y mi finca”.

El duque de Arjona nos ha explicado, sin dar una cifra exacta, que ha invertido “una barbaridad” y ha “duplicado en mejoras” este enclave, y, aunque ya esté muy avanzado, “aún me quedan unos buenos millones para ir invirtiendo”, además de en su hogar, en los negocios que desarrolla aquí.
Un oasis de paz donde se respira calidez

De estética mediterránea, los edificios de la propiedad (como la vivienda principal, acompañada por una piscina, ideal para el calor sevillano, o la capilla) se alzan sobre los extensos terrenos, ahora propiedad del duque de Arjona, sin romper la armonía y la composición del enclave.

Colores blancos, tierra, cálidos, que visten las paredes de la vivienda y que ayudan a entender el porqué ‘Las Arroyuelas’ se ha convertido en el oasis de paz del hermano pequeño del duque de Alba.

La acogedora decoración es un viaje al lado más íntimo y sincero de Cayetano, un camino que recorre el gran valor sentimental y los incontables recuerdos con su adorada – y recordada – madre.

La decoración está cuidada hasta el último detalle. Junto a este especial cenicero, Cayetano ha colocado una fotografía de su madre, su hermano Fernando y él junto a Rafa Nadal, en el día de su boda.

Esta silla, situada en el comedor, pertenecía a su madre. "En los últimos años de su vida, mi madre, venía prácticamente todos los días y se sentaba en esa silla–señala en una de madera negra, pintada con motivos florales–. Y cuando estaban mis hijos aquí, ni te cuento. Y cuando no venía a comer conmigo, se tomaba un té y, luego, se iba", recuerda Cayetano.

Este encanto no solo lo encontramos en la vivienda principal. En su despacho, situado en otra edificación anexa a su casa, Cayetano trabaja día a día para gestionar sus propiedades e inversiones agropecuarias. Fotografías familiares, planos de la propia finca y algunas instantáneas de cómo era "Las Arroyuelas" hace décadas decoran este espacio.


Cayetano, que fue jinete olímpico, ha dedicado una sala entera de su hogar para recordar la magnitud de su esplendor sobre los caballos. Las paredes de esta habitación portan algunos de los reconocimientos que ha recibido a lo largo de sus cuatro décadas en el deporte.

“Cuando tenía cinco años, venía aquí con mi padre y paseábamos por el campo”, nos confiesa. Quizá de aquí nazca su amor por el mundo rural, en el que ha encontrado refugio y unión a sus raíces.
Su madre, muy presente en su hogar

El jinete define "Las Arroyuelas" como “una joya” y agradece que su madre se la dejara en propiedad. Con ella también tiene numerosos recuerdos en la finca, ya que la duquesa, durante sus últimos años, visitaba el enclave con frecuencia.

En su honor, en la sala de estar de la vivienda principal, descansa un precioso retrato de la duquesa de Alba junto a una envidiable colección de cine. “Me acuerdo de mi madre todo el tiempo. La tengo presente y le doy gracias por todo”, nos confiesa. “Sé que me protege, guía y ayuda. La tengo conmigo”. Hay más detalles que mantienen vivo el recuerdo de Cayetana, como una espectacular silla que utilizaba en su día a día y que ha decidido conservar.
Una estampa de cuento

En las más de 1000 hectáreas – 1.500, para ser exactos – del grandioso enclave del que el duque de Arjona guarda tantos recuerdos, Cayetano cuenta con una capilla para celebraciones especiales.

A sus 62 años, Cayetano sigue compitiendo en la hípica. Recientemente, ha sido galardonado con el Premio Espiga en reconocimiento a su incansable labor en la defensa y promoción de la hípica en España.


Para mantenerse activo, nos confiesa que monta uno o dos caballos. "Puse una pista de arena pequeña y compré un par de saltos. También tengo un pequeño gimnasio y entreno tres cuartos de hora. Pero no paro de trabajar", añade.

"Las Arroyuelas" es todo un sueño. Además de contar con un campo de girasoles que envuelve la propiedad en un aura de cuento de hadas, Cayetano cultiva trigo, garbanzo, colza, girasol y avena. "También tengo olivos, que los puse para la marca y no depender cien por cien de mi hermano, pero, al final, di la marca".

Cayetano ha construido el “mayor embalse privado de Andalucía de solo una sola persona”. Las 32 hectáreas y dos hectómetros setecientos que mide el mismo fueron construidas en el tiempo récord de un año, algo nada fácil ya que fue en el año de la sequía.