El ambiente en el All England Lawn Tennis and Croquet Club no podía ser más especial. Este domingo 13 de julio, la Pista Central de Wimbledon se convirtió no solo en el epicentro del deporte mundial, sino también en el punto de encuentro de dos importantes casas reales: la británica y la española. La esperadísima final masculina del torneo, que enfrenta nuevamente a Carlos Alcaraz y Jannik Sinner tras su inolvidable partido en Roland Garros, ha reunido en su palco real a figuras tan emblemáticas como los príncipes de Gales, acompañados de sus hijos, y a su majestad el rey Felipe VI.
Con su natural elegancia y serenidad, la princesa Kate hizo su aparición junto al príncipe Guillermo y dos de sus tres hijos, el príncipe George y la princesa Charlotte. Se trata de una estampa familiar ya habitual en el torneo, ya que tanto los Príncipes como los pequeños han demostrado en más de una ocasión su afición por el tenis. Charlotte, con su simpatía innata, y George, ya todo un joven seguidor del deporte, disfrutaron del encuentro con entusiasmo, mostrando complicidad y gestos de admiración en cada punto decisivo. Una manera más de acercar la institución a los ciudadanos y de seguir inculcando, desde pequeños, el amor por los valores del deporte.
La presencia de los niños en este tipo de eventos ha sido celebrada en años anteriores, y esta final no ha sido la excepción. Con una sonrisa constante, Charlotte siguió atenta los movimientos de los jugadores, mientras que George compartía impresiones con su padre. Ya en 2023 y 2024 habían acompañado a su madre en momentos destacados del torneo, consolidándose como pequeños embajadores de la nueva generación de Windsor.
Para esta cita deportiva de alto nivel, la princesa Kate escogió un favorecedor vestido midi azul klein de línea A, de silueta entallada y delicado volante en la manga tipo “capped sleeves”, un diseño sofisticado que irradiaba frescura. Además, lo complementó con unos tacones color moka, joyería dorada y un sombrero floppy estilo veraniego. Un look sencillo, sofisticado y muy apropiado para el caluroso día que se vivió en la pista central, donde el termómetro alcanzó los 29ºC. Su hija Charlotte siguió la estela materna con un vestido blanco roto con volantes en las mangas, rematados con un ribete negro que le aportaba un aire dulce y estilizado.
Por su parte, tanto el príncipe George como el príncipe Guillermo optaron por trajes de chaqueta en tonos azul marino, aunque el heredero al trono británico incorporó un toque más informal y estival con pantalones blancos. El rey Felipe VI lució impecable con un traje de chaqueta en tono blanco piedra combinado con pantalón gris oscuro, una elección elegante y sobria para una cita tan señalada.
Kate, que el día anterior había presidido la final femenina entre Iga Swiatek y Amanda Anisimova, volvió a ser la encargada de entregar el trofeo a la ganadora del cuadro femenino. Su vínculo con el torneo, como patrona del All England Club desde 2016, la convierte en una figura central de estas jornadas, siempre a la altura de la tradición británica y del espíritu deportivo. Para la ocasión, la princesa volvió a optar por un estilo sobrio y elegante, como ya hiciera el día anterior con su conjunto blanco con detalles en tono ‘butter yellow’, al que sumó el distintivo lazo verde y morado que solo portan los miembros del exclusivo club. Un símbolo que, desde su nombramiento por la reina Isabel II, ha llevado con orgullo.
Junto a la familia Gales, y como gesto muy celebrado tanto en España como en el Reino Unido, el rey Felipe VI se encuentra ya en el Palco Real para mostrar su apoyo al joven Carlos Alcaraz. Su Majestad ya estuvo presente en la edición de 2023, cuando el tenista murciano conquistó por primera vez el trofeo en la hierba de Wimbledon, y hoy ha querido repetir ese gesto institucional y personal en una final que reedita la del pasado Roland Garros. Gran aficionado y conocedor del mundo del tenis, el monarca ha seguido de cerca la meteórica carrera de Alcaraz desde sus inicios. Aunque no pudo asistir a la final de París, su presencia hoy en Londres se interpreta como una clara muestra de respaldo al deporte español en una cita que ya es histórica.
Desde su asiento, el Rey observa atento el desarrollo del encuentro y, como es habitual en él, se muestra cordial con los asistentes, saludando con afecto a los miembros de la familia real británica. A su alrededor, en un palco convertido en auténtico escaparate internacional, comparten grada con celebridades como Nicole Kidman o Anna Wintour, todos testigos privilegiados de una jornada que quedará para el recuerdo.