Lucía Ruiz Lafita y Maxi Reiter ya son marido y mujer. Si hace cinco años, cuando su vida estaba patas arriba, le hubieran dicho que acabaría casándose con un austríaco, Lucía Ruiz Lafita se habría reído. Pero la vida, como la cocina, está llena de giros inesperados. La fundadora del catering Delirium by Lucía y concursante de Next Level Chef ha protagonizado este sábado 12 julio una de las bodas más esperadas del verano, para sellar su amor con Maxi Reiter.
Los novios se dieron “el sí quiero” en la iglesia Real Basílica de San Francisco el Grande de Madrid, un templo de estilo neoclásico, próximo al Palacio Real y a la catedral de La Almudena. La elección del lugar para celebrar la ceremonia religiosa no fue al azar, como tampoco la fecha de la boda. Allí se casó su abuela, como ella misma desveló en sus redes sociales en la fiesta de la preboda, organizada el día anterior. En cuanto al día de marras, la chef eligió esta fecha con mucho cariño y haciendo un guiño a sus tres hermanos, quienes “también se casaron en esas mismas fechas. No exactamente el mismo día todos, pero sí el mismo fin de semana”, explicó a ¡HOLA! Así que le hacía especial ilusión compartir con ellos fecha de aniversario.
Para una ocasión tan especial, Lucía confió en Sol Prado López de Carrizosa, creadora de T.ba., para que le confeccionara el vestido de sus sueños. “Quiero un vestido clásico y atemporal, que sea especial, pero que no pase de moda, que no me canse”, declaró a ¡HOLA! Meses antes de la boda.
Los novios abandonaron la iglesia en un descapotable vintage rojo rumbo al lugar donde se celebró el banquete nupcial. Este tuvo lugar en la finca familiar de la novia, Las Latas, en El Escorial, un lugar lleno de recuerdos y significado. Por sus tierras solía pasear Felipe II, a finales del siglo XIX fue adquirida por el abuelo de José Ortega y Gasset y, después, perteneció al marqués de Villanueva de Valdueza. Se trata de un edificio de estilo herreriano, que en la actualidad es un lugar de recreo para la familia. La organización corrió a cargo de A-Típica, y aunque Delirium no se encargó del catering, sí puso su sello en el postre. El servicio estuvo a cargo de El Mentidero de la Villa, proveedor habitual de la familia.
La fiesta de la preboda
La noche anterior, el viernes 11 de julio, los novios organizaron un cóctel de bienvenida en el Nuevo Club de Madrid, un lugar castizo y acogedor que hizo sentir a los invitados extranjeros como en casa. Fue la propia Lucía, quien a través de sus redes sociales, contó como había sido la fiesta. Las mesas se decoraron con velas de albahaca y ruibarbo de Delirium y centros de frutas de temporada diseñados por Elena Suárez & Co. Un grupo de jazz amenizó la velada, y se sirvió una tarta muy especial: milhojas con crema de vainilla de Madagascar y frutos rojos, como en las bodas italianas.
Ella estaba pletórica con un vestido blanco de BIMANI, firma creada por Laura Corsini, y pendientes de Ansorena, regalo de sus hermanos para la boda. También lució una pulsera que la regalaron sus testigos de boda, sus amigas, que como escribió en sus redes: “No me la voy a quitar nunca”. Y, por supuesto, su abuela volvió a estar presente en un día tan especial. En su honor lució un bolso antiguo de tapiz que era de ella.
Su primera boda en Austria
Los novios ya se habían casado previamente antes de la ceremonia religiosa de este 12 de julio. El mes pasado la pareja celebró una ceremonia civil en Austria, al borde de uno de los lagos más impresionantes del país, donde la familia del novio tiene una residencia.
Vestidos con los trajes tradicionales tiroleses, los novios vivieron cuatro días de celebración íntima, organizada al detalle por la suegra de Lucía. Hubo música, bailes, emoción y mucho amor. “Estoy viviendo una boda de cuento, como si me hubiese como vivir en la vida de otra”, confesó la novia en sus redes sociales. “Qué fuerte. Call me Mrs. Reiter!!!”, escribió emocionada.
Esta celebración típica tirolesa, en honor a la familia del novio, vino precedida de la pedida oficial que se produjo meses antes, en el mes de marzo. Para ese momento, la chef volvió a confiar en BIMANI para su vestido, un maravilloso vestido de su White Collection. Además, recibió un increíble regalo de su proetido: un espectacular ramo de 100 rosas. Aunque la verdadera petición de matrimonio se produjo en julio del año pasado, al pie de una escultura de Eduardo Chillida. Un año después de aquello, Lucía y Maxi han hecho su sueño realidad y ya son marido y mujer.
La suya ha sido una historia de cuento de hadas. Comenzó después de la pandemia, cuando la chef madrileña, graduada en Le Cordon Bleu de Paris, como Tamara Falcó, afrontaba un cambio radical en su vida: rompió con su entonces pareja, fundaba su empresa de catering y se cruzaba en su camino Maxi, un joven austriaco que acabaría convirtiéndose en el hombre de su vida… y, desde el 12 de julio, en su flamante marido.