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En un fin de semana repleto de bodas, la de Victoria Ortiz Martínez-Sagrera y Jaime Serra Díez tuvo todos los ingredientes para ser inolvidable. La diseñadora cordobesa y el empresario y jugador de polo sevillano contrajeron matrimonio el pasado sábado 28 de junio, en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Palma del Río, un escenario muy especial para la novia, ya que es la misma iglesia donde se casaron sus padres, Antonio Ortiz y Victoria Martínez-Sagrera.
© PlataformaTambién porque, como mencionaron los oficiantes durante la emotiva ceremonia religiosa, Palma del Río es el lugar donde se unen Córdoba y Sevilla y donde se encuentran los dos ríos más importantes de Andalucía: el Guadalquivir y el Genil. Toda una metáfora del enlace de los contrayentes.
La propia Victoria se encargó, personalmente, de preparar casi todos los detalles y en un tiempo récord: dos meses y medio. Con la ayuda de su familia, la novia logró su objetivo, no sin algo de estrés, pero con mucha ilusión: organizar la boda de sus sueños.
© @victoriaortizmsEl novio llegó puntual a la iglesia del brazo de su madre y madrina, África Díez. Con chaqué negro, sombrero de copa y zapatos Oxford bicolor, en blanco y negro, hizo frente al calor con la mejor de sus sonrisas, mientras los invitados (un total de 480) iban accediendo al templo.
Inés Domecq, jefa de la novia —trabaja en el departamento de diseño de su firma de moda—, no podía faltar. Como siempre, suyo fue el podio de la elegancia con un vestido de escote palabra de honor, ribeteado con un lazo, en rayas horizontales de color chocolate y coral, y falda larga de vuelo, firmado por Roberto Diz.
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© PlataformaClaudia Osborne, una de las mejores amigas de Victoria, sorprendió con su imagen más bohemia, con un diseño pintado a mano creado por su hermana Ana Cristina Portillo. Y las modelos sevillanas Alejandra Domínguez y Teresa Baca impactaron con sendos vestidos florales de IQ Collection. Fernando Fitz-James Stuart, duque de Huéscar, muy amigo de Jaime, asistió sin Sofía Palazuelo, aunque coincidió con otro de los íntimos del novio, el polista Robert Strom. Tampoco faltó el diseñador Alejandro Palomo, muy amigo de Victoria.
La novia estaba radiante con un diseño de línea clásica, con cuerpo ceñido, escote cuadrado y mangas y sobrefalda de tul. Entre las asistentes, la marquesa de Almenara volvió a ocupar el podio de la elegancia
© PlataformaPor fin, unos minutos más tarde, hizo su entrada la novia, del brazo de su padre y padrino y con su ramo de anémonas. Victoria, que confió su look nupcial en T.ba, estaba radiante con un vestido de línea clásica, con cuerpo blanco entallado, con favorecedor escote cuadrado y mangas largas de tul de color vainilla, el mismo de la sobrefalda, también de tul. Sobre su pelo, recogido en un moño de bailarina, un sencillo velo le aportaba un aire muy romántico.
© PlataformaUna vez convertidos en marido y mujer, Jaime y Victoria se trasladaron en Land Rover a la finca de los padres de la novia. Allí, a la luz de las velas y con una ambientación muy campestre, tuvo lugar la cena, servida por Alda y Terry.
Los recién casados, que llegaron a la finca cordobesa de los padres de la novia en un todoterreno, abrieron el baile con Noches de boda, de Joaquín Sabina, interpretada a ritmo de flamenquito por Los Alpresa
© PlataformaLos meseros fueron el algo prestado de la novia, ya que eran vintage, los que Mariano Aguayo pintó para la boda de su madrina.
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© PlataformaTras la cena, la emoción llegó con los discursos, en especial el que le dedicó Jaime a su flamante mujer, que, a decir de los invitados, puso a todos los pelos de punta.
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© @clo_osborneY hubo muchos detalles inesperados, como el mariachi con el que el novio sorprendió a Victoria, o el vals Noches de boda, de Joaquín Sabina, que Los Alpresa dedicaron a los recién casados para que abrieran el baile.
© @clo_osborne
