Ir al contenido principalIr al cierre de página
Es Tendencia
Claudia Jiménez con su marido, Vicente Benítez© Lucía Cherubina

Claudia Jiménez, sus confesiones más emotivas tras su boda: “¡Ojalá pudiera revivirlo cada semana!”

Tras dar el 'sí, quiero' a su pareja, Vicente Benítez, en Zahara de los Atunes (Cádiz)


28 de junio de 2025 - 13:30 CEST

Hay personas que graban algunos de sus días para siempre en la memoria, que se convierten en un álbum de emociones difíciles de describir y aún más de olvidar. Para Claudia Ula, la mayor de los tres hijos de Raquel Revuelta, y su ya marido, Vicente Benítez, su boda fue mucho más que una celebración. Entre el cielo azul de Zahara y el mar en calma, se dieron el 'sí, quiero'. Recién casados, aún con el brillo de las emociones a flor de piel, conversan con ¡HOLA! sobre los instantes más significativos, las lágrimas inesperadas, los gestos que les robaron el corazón y cómo vivieron cada segundo de este gran paso en su historia de amor.

El primer beso en público de los recién casados© Lucía Cherubina
El primer beso en público de los recién casados

-Después de tanta preparación y emoción, ¿cómo te sientes ahora que ya eres una mujer casada?

-Siento una felicidad y una plenitud difíciles de explicar. Ha sido un día absolutamente mágico y estamos profundamente agradecidos por el cariño de todos los que nos acompañaron. Fue, sin lugar a dudas, el día más bonito de nuestras vidas. Y aunque estoy feliz, también me invade una pequeña tristeza al pensar que ya pasó… ¡Ojalá pudiera revivirlo cada fin de semana!

–Ese instante en que caminaste hacia el altar, rodeada de emoción y miradas cómplices. ¿Cómo lo viviste? 

-Fue un momento absolutamente único. Caminar hacia el altar del brazo de mis hermanos es algo que jamás olvidaré. Me sentía arropada, fuerte, con una mezcla de nervios y orgullo difícil de describir. Aunque éramos tres, en mi corazón sentía que íbamos cuatro. Sonaba Every Breath You Take, una canción que siempre me conecta con mi padre, y la emoción fue tan intensa que apenas podía controlar el temblor de mis manos. Menos mal que ellos me las sujetaban con cariño. Fue, sin duda, uno de los instantes más especiales de mi vida.

–La ceremonia estuvo llena de instantes emotivos, ¿hubo alguno que te tocara el corazón de una forma especial?

-Fueron muchos los momentos que me conmovieron profundamente. Ver a Vicente emocionado esperándome en el altar fue uno de los más intensos. También las palabras tan sentidas que nos dedicó mi primo al inicio de la ceremonia, y la homilía del sacerdote, tan cercana, tan nuestra. Habló de nuestra historia con una sensibilidad preciosa. Me emocionó ver a nuestros amigos participando en las peticiones y, por supuesto, el instante en que nos intercambiamos los anillos. 

Claudia Ula, en su casa de Zahara de los Atunes, antes de emprender su camino hacia el altar, con un vestido de Victo­rio & Lucchino© Lucía Cherubina
Claudia en su casa de Zahara de los Atunes con un vestido de Victo­rio & Lucchino

-Al encontrar la mirada de Vicente esperándote en el altar, ¿qué emociones te invadieron en ese instante tan único?

-Sentí una felicidad inmensa. No imaginaba que pudiera ser tan, tan feliz. Verlo allí, con los ojos brillantes de emoción, me llenó de una ternura infinita  ¡Quería correr a abrazarlo en ese mismo instante!”

–¿Hubo algún detalle o gesto inesperado de él que te emocionara especialmente?

Fueron muchos los gestos que me emocionaron, pero uno en especial quedó grabado en mi memoria. Mientras me preparaba en casa, llamaron a la puerta y me sorprendieron con un ramo precioso, con algunas de las flores que luego llevé en mi ramo de novia. Venía acompañado de un mensaje tan tierno y sentido que no pude contener las lágrimas.

–Vicente, cuando viste a Claudia caminar hacia ti vestida de novia, ¿qué emociones te invadieron en ese instante tan único?

-Sin duda, fue el momento más emocionante de mi vida. Intentaba contener las lágrimas, pero fue imposible. Claudia estaba impresionante; aunque llevaba el velo, sus ojos brillaban llenos de emoción y su sonrisa era radiantísima. Verla caminar hacia mí acompañada de sus hermanos, a quienes quiero muchísimo, me desbordó de sentimientos. Además, la ilusión en el rostro de todos los invitados hizo que ese instante fuera aún más inolvidable.

Media Image© Lucía Cherubina

–De todos los momentos vividos, ¿cuál fue para ti el más emocionante, ese que quedará grabado para siempre en tu memoria?

-Cuando el hermano pequeño de Claudia se animó a tocar el piano y cantar durante nuestro baile nupcial. Ella abrió el baile junto a su hermano Miguel Ángel, mientras Nicolás interpretaba “Yo te vi pasar”, de Manuel Carrasco. Fue un momento mágico que nos conmovió a todos. Luego, le robé a Claudia a su hermano para bailar abrazados, y la felicidad que sentí entonces es difícil de poner en palabras. Además, ver a nuestros amigos emocionarse hasta las lágrimas hizo que todo fuera aún más especial.

–¿Hubo algún instante durante la boda en que la emoción te sobrecogiera hasta el punto de derramar alguna lágrima?

-Sí, hubo un instante que me tocó el alma. Durante el cóctel, Claudia tomó el micrófono mientras David, el pianista, empezó a tocar Algo contigo, de Vicentico, seguido de Your Song, de Elton John. La escena, con la puesta de sol y todos nuestros seres queridos rodeándonos emocionados, fue simplemente mágica. Claudia me miraba mientras cantaba con tanta emoción Fue un momento que jamás olvidaré. La admiro profundamente.

–Al pronunciar ese 'sí, quiero' tan esperado, ¿qué sentisteis? ¿Se ajustó ese momento a lo que habíais soñado?

-Fue un momento profundamente emotivo. Nos mirábamos con tanta intensidad y alegría que parecía que el tiempo se detenía. Pero, para sorpresa de todos, ocurrió algo divertido: Vicente, cuando se pone nervioso, no puede evitar una risa contagiosa —algo que lleva en la familia—. Justo en el 'sí, quiero', le entró ese ataque de risa y no pudo ni articular palabra. La iglesia entera estalló en risas y aplausos, llenando el momento de una alegría inolvidable.

Media Image© Lucía Cherubina

–Claudia, en un día tan especial, ¿cómo viviste la ausencia de tu padre? ¿De alguna forma sentiste su presencia contigo?

-Él estaba conmigo todo el tiempo.

–¿Hubo algún instante en particular durante la boda en el que su recuerdo se hiciera más presente o en el que deseases sentirlo a tu lado?

-Está  siempre en mi pensamiento, pero durante la boda, su presencia se sentía con una intensidad aún mayor.

–¿Qué sentimientos te invadieron en el momento en que os declararon marido y mujer?

-Fue un instante muy especial… sellar nuestro compromiso ante los ojos de Dios tenía un significado profundo para nosotros. A partir de ese momento, éramos uno solo, un equipo, una familia. No podía dejar de mirar la mano de Vicente con el anillo y pensar: “¡Es mi MARIDO!”. Después de trece años llamándole “mi novio”, me va a costar acostumbrarme a decir “mi marido’” (ríe)

Media Image© Lucía Cherubina

–¿Tuviste algún instante durante la boda en el que te detuviste a respirar hondo y a ser consciente de que aquel momento tan esperado estaba realmente sucediendo?

 -Sí, fue un consejo precioso que me dio mi madre: “Claudia, el día va a pasar muy rápido. Para de vez en cuando y vive cada instante plenamente” Se lo agradezco muchísimo porque lo hice. Me detuve varias veces para respirar hondo y disfrutar cada segundo como si fuera único.

–¿Hubo algún instante en el que supiste que cada esfuerzo, cada detalle y cada decisión había valido la pena?

-Desde el momento en que vi a Vicente en el altar, con esa emoción y esa mirada llena de ilusión, supe que todo había valido la pena. Y después, sentir el cariño y la presencia de nuestra gente, que vino desde Sevilla, Madrid, Valladolid e incluso México. Fue algo muy especial. Saber que estaban allí por nosotros, para celebrar el amor que compartimos, fue sin duda el mayor regalo.

Media Image© Lucía Cherubina
Media Image© Lucía Cherubina
Claudia junto a su madre; sus dos hermanos, Miguel Ángel (izquierda) y Nicolás, y su abuela materna, Amalia Armengou© Lucía Cherubina
Claudia junto a su madre; sus dos hermanos, Miguel Ángel (izquierda) y Nicolás, y su abuela materna, Amalia Armengou

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.