En lo que parecía una semana tranquila en la vida de los Beckham, una imagen lo ha cambiado todo. Victoria Beckham, siempre elegante incluso en los momentos más delicados, compartía una fotografía en la que David Beckham aparecía recostado en una cama de hospital, vestido con bata médica y con el brazo en cabestrillo. “Que te mejores, papi”, escribió ella con ternura en su perfil público, acompañando también la publicación con una pulsera hecha con cuentas blancas que decía: “Mejórate pronto”. Un detalle que, además de enternecer a sus seguidores, mostraba el apoyo incondicional que le brinda la familia en un momento especialmente sensible.
Lo que muchos no sabían es que esta intervención quirúrgica estaba relacionada con un accidente deportivo ocurrido hace nada menos que 22 años. Fue en 2003, durante un partido amistoso entre Inglaterra y Sudáfrica, cuando el capitán de los Three Lions cayó de manera aparatosa tras un choque con el sudafricano Thabang Molefe. Aunque continuó jugando tras el impacto —incluso asistiendo un gol que marcó Gareth Southgate, hoy seleccionador nacional—, Beckham tuvo que ser sustituido poco después, visiblemente dolorido.
La lesión, en su momento tratada con un tornillo quirúrgico, parecía estar resuelta. Pero no fue así. Un examen reciente reveló que aquel tornillo, que debía disolverse con el tiempo, se había incrustado en el hueso del antebrazo. El dolor, que se fue intensificando con los años, se volvió finalmente “insoportable”, según fuentes cercanas a la familia. "David había estado con dolor durante años, pero no le daba importancia", comentaba a The Sun una fuente próxima. "Siguió adelante hasta que, en los últimos meses, se volvió realmente insoportable."
Victoria, siempre a su lado
Según las mismas fuentes, la operación fue un éxito. “Victoria estuvo a su lado después de la operación y todo salió bien. Él está de muy buen ánimo”, señalan. Y es que no sorprende que la diseñadora se volcara con su marido en estos momentos, como ha hecho a lo largo de su matrimonio de más de dos décadas. Ella, siempre discreta, ha sido el apoyo más firme del exfutbolista, que no ha dudado en sonreír para la cámara con su brazo en cabestrillo, mostrando serenidad y hasta buen humor en plena recuperación.
Esta operación saca a la luz una verdad que Beckham ya había reconocido recientemente: su brillante carrera deportiva le dejó un alto coste físico. "Durante mi último partido con el Real Madrid recibí tres inyecciones de cortisona en el tobillo", confesó hace poco. “Sin ellas, probablemente no habría podido jugar”. Y añadió con honestidad: "Ciertas partes de mi cuerpo estaban realmente destrozadas”. Pero si hubo una lesión especialmente grave, fue la sufrida en Estados Unidos, jugando con el LA Galaxy: “Fue una muy mala. Tenía la espalda rota”, admitió con crudeza. Todo esto muestra que, detrás del glamour y los éxitos, hay un hombre que ha pagado un precio alto por su trayectoria.
En medio de la operación el drama familiar
Mientras David se recupera, las aguas no parecen calmarse en el seno del famoso clan. Su hijo mayor, Brooklyn Beckham, ha estado en el centro de los titulares por un distanciamiento creciente con su familia. Desde su fastuosa boda en Florida con Nicola Peltz, valorada en más de tres millones de euros, los rumores de tensión entre la pareja y los Beckham no han cesado. Y se intensificaron recientemente cuando Brooklyn no asistió a ninguna de las cuatro fiestas que la familia organizó para celebrar el 50º cumpleaños de su padre.
Aunque no hubo declaración pública al respecto, el gesto fue claro. Más aún cuando el joven chef publicó una foto felicitando por su cumpleaños no a su padre, sino al padre de Nicola, Nelson Peltz, acompañada del mensaje: "Feliz cumpleaños Nelson, te queremos", junto a un emoji de corazón. El día del padre, David compartió un emotivo mensaje: "Mi trabajo más importante y favorito en la vida es ser padre... Estoy tan orgulloso de todos vosotros y como papá (perdón chicos) os digo cada día que siempre estaré para vosotros, pase lo que pase..." Victoria fue etiquetada, al igual que sus cuatro hijos —Brooklyn, Romeo, Cruz y Harper Seven— y sus padres. Romeo y Cruz respondieron con mensajes llenos de cariño: "Te quiero siempre", escribió Romeo; "Nos inspiras cada día, te amo, papá", añadió Cruz. Su madre, Sandra Beckham, también comentó: "Eres un padre muy especial y eso me hace sentir tan orgullosa".
Pero el gran ausente en los comentarios fue Brooklyn. Mientras David se recupera en Londres, Brooklyn y Nicola continúan su vida en Los Ángeles. Y su última compra parece sellar la distancia: una mansión de 11 millones de libras con cinco dormitorios, seis baños, cine privado, gimnasio y piscina infinita. Una fuente cercana al entorno familiar confesó: "Es como una puñalada para sus padres. Hasta ahora habían estado alquilando, lo que dejaba una esperanza de que la mudanza no fuese definitiva. Esta compra elimina esa ilusión."
A pesar de las turbulencias, David vive también momentos de orgullo personal: este mes fue oficialmente reconocido como Sir David Beckham. Una distinción que celebró, entre otros momentos íntimos, con una comida de 'pie and mash' en un local tradicional del East End londinense, junto a su madre y su hermana. También se dejó ver en su huerto de los Cotswolds, cosechando ajos y cebollas bajo la atenta cámara de Victoria, que lo grababa riendo.