Ana Obregón (70) sigue teniendo a su hijo Aless Lecquio muy presente. Si hace un mes y medio compartía una emotiva carta para conmemorar los cinco años de su muerte, ahora ha querido hacer lo propio para celebrar el que hubiese sido su cumpleaños: "Hoy hace 33 años del día más feliz de toda mi existencia. Hoy hace 33 años que conocí y abracé por primera vez al amor de mi vida", comienza diciendo la actriz y presentadora en la misiva que ha compartido en sus redes sociales. Aless no solo era su todo, también fue un hombre excepcional que se marchó demasiado pronto de su vida.
Fruto de la relación entre Ana y el aristócrata Alessandro Lecquio, Aless falleció a causa de un cáncer a los 27 años: un golpe duro para la pareja y un mazazo para la presentadora. Desde entonces nada ha vuelto a ser igual. La pequeña Anita, su nieta de dos años, es uno de los grandes apoyos para ella, siendo un pilar que la sostiene en días tan complicados como este. "Naciste en la noche más mágica del año. Por eso en tu corta vida embrujaste con tu luz a todos los que tuvimos la suerte de conocerte. Cada año te hacía un regalo y en tu último cumpleaños te quise regalar la vida. No pudo ser", continúa el mensaje.
"Me engañaría a mí misma si te deseara cumpleaños feliz. Feliz estarías aquí soplando las velas con tu padre, tu madre y con tu hija. Hoy cumples 33 años y Anita soplará las velas por ti. Seguro que donde estés durmiendo en esa eternidad infinita sentirás el amor de tu mamá y de tu hija Ojalá te dé paz, amor de mi vida", concluye. El texto viene acompañado de dos imágenes, una en la que vemos a una joven Ana sosteniendo a Aless de bebé, y otra actual en la que aparece una tarta que la actriz ha comprado para celebrar este día tan complicado. Aunque cinco años después su ausencia duele igual, Ana Obregón no ha querido dejar de recordar y alabar al que siempre ha sido su orgullo y alegría.
"No se acepta la muerte de un hijo"
En su última entrevista con ¡HOLA!, la presentadora confesaba que estaba viviendo un momento "agridulce": "Sé que ya no volveré a sentir la felicidad que tenía cuando Aless estaba conmigo. Ese dolor nunca se pasará. No se acepta ni se supera la muerte de un hijo. Terminas aceptando que no podrás asumir jamás su partida. Por fortuna, ahora Anita llena mis días. Estuve muerta tres años, desde la muerte de Aless hasta que nació Anita. Con ella he resucitado".
La actriz reconocía entonces que la niña se ha convertido en el motor de su vida. "Desde las seis y media que me levanto para prepararle el biberón. Solo me separo de ella los días que voy a trabajar; paso toda la tarde con ella, le doy la cena, la duermo… Lo difícil viene cuando se duerme, porque las noches siguen siendo para mí muy oscuras. Ahí es cuando me permito pensar, llorar y echar de menos a mi hijo. ¡Aunque a veces estoy tan reventada que ni puedo hacer eso!", decía.