Ahora sí, Superviviente 2025 ha llegado a su fin. Tras más de tres meses de aventura extrema en Honduras, esta edición del concurso se ha cerrado con una noche llena de emociones, adrenalina y pruebas trepidantes que han sido la antesala del momento más esperado, el de conocer el ganador. En medio de una gran expectación y nervios palpables en cada rincón del plató, Jorge Javier Vázquez ha revelado el nombre de la persona que se lleva el anhelado cheque de 200.000 euros: Borja González.
Han pasado 104 dias desde que saltó del helicóptero en los Cayos Cochinos, dispuesto a disfrutar de una oportunidad única. Al igual que sus compañeros, fantaseaban con llegar a la final, pero lo que no imaginaba es que esta experiencia iba a marcar para siempre su vida, independientemente del premio. Porque más allá de los roces habituales de la convivencia, de los contratiempos y de esos momentos en los que pensaba que no tenían fuerzas para seguir adelante, no han dejado de superarse a sí mismo. Vuelve convertido en su mejor versión, pero también valorando más que nunca su vida real: desde las personas que forman parte de su círculo a gestos cotidianos como abrir un grifo.
La entrega del cheque por parte de Pedro Aguado, ganador de la anterior edición, ha sido el broche de oro a una final épica en la que Borja no podía creerse la decisión del público. Cuando Jorge Javier ha dicho su nombre y ha levantado su brazo, su gesto era de sorpresa máxima. Después ha llegado la euforia y la celebración con todo su entorno, incluido Escassi. Porque durante unos segundos han sido rivales, pero en estos tres meses han sido amigos y compañeros por encima de todo. Han hecho en la isla una alianza inquebrantable de la que también ha formado parte Álex Adróver, quien se vio obligado a abandonar por una grave lesión de rodilla.
Los concursantes han sido unos auténticos titanes en esta última noche con dos juegos espectaculares que han requerido cuatro días de montaje. En las instalaciones de Mediaset, a la que han llegado en helicóptero y completamente aislados del exterior aún, el primer reto que los esperaba es El Altar de Poseidón. Después, La batalla final de Poseidón, el desafío más largo y difícil de la historia de las finales del formato, que comenzó a emitirse en el año 2000. Incluía la prueba de apnea, que han hecho atados a unas cadenas de 40 kilos, y un circuito para escalar una pared, tirarse por un tobogán y atravesar una piscina de barro.
Para Borja ha sido una aventura apasionante, y aunque su nombre no estaba en las quinielas principales, ha acabado convertido en el flamante ganador. Comenzó el concurso en un discreto segundo plano, pero rápidamente se ganó el cariño de sus compañeros gracias a su carácter pacifista pero directo, su apuesta por la equidad y su constante colaboración en las tareas cotidianas como pescar, mantener el fuego... También ha demostrado una gran fortaleza física en todas las pruebas, y aunque en la última en la isla tuvo un pequeño percance en el tobillo que hizo que saltaran las alarmas, todo quedó en un susto. Uno de los momentazos que protagonizó en Honduras fue el reencuentro con Ana Solma, con la que participó en la séptima edición de La isla de las tentaciones y con la que ha sido padre del pequeño Luca.