Pedro de Borbón-Dos Sicilias, duque de Calabria, en un excepcional reportaje en el corazón de Doñana

No se habían visto así las marismas en años. Doñana, en todo su esplendor, por las lluvias de los últimos meses. Un paraíso salvaje, entre el Guadalquivir y el Atlántico, que fue declarado, hace 55 años, Parque Nacional. Es uno de los espacios naturales con mayor biodiversidad y el humedal más importante del continente. Un laberinto de tierra y agua.

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Exploramos sus secretos y tesoros con los herederos de aquellos visionarios que plantaron la semilla de la escuela del conservacionismo en España. Han seguido la huella de sus antepasados, que suman generaciones, conocen muy bien la reserva y la siguen protegiendo. Es historia y es naturaleza. A las puertas del palacio de Doñana, que se remonta al siglo XVI, nos reciben los marqueses de Bonanza, Mauricio González-Gordon y su mujer, Cristina. Son los anfitriones de don Pedro, que ya correteaba de niño por El Puntal y El Lobo cuando acompañaba a su padre, el infante de España Carlos de Borbón-Dos Sicilias, en sus visitas a esta reserva de la biosfera, que es Patrimonio de la Humanidad.

Recordando el legado recibido y reforzando el compromiso de seguir cuidando este mosaico de ecosistemas, todos unen fuerzas. Don Pedro como presidente de FONDENA, Fundación Fondo para la Protección de la Naturaleza, una de las pioneras en la defensa del medio ambiente. Y Mauricio, también patrono de esta, como uno de los responsables de las dos fundaciones familiares que trabajan en coordinación con el parque y la Estación Biológica de Doñana. "Apoyamos tanto la protección de este enclave como su divulgación. También nuestros hijos, que quieren a Doñana y están profundamente sensibilizados con su conservación desde muy pequeños", nos dice.

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Don Pedro, que cría halcones y le apasionan la ornitología y la naturaleza desde pequeño, dice que ha sido "muy afortunado al poder convertir mi pasión en mi forma de vida"

El primero de la familia

Fue su bisabuelo Pedro González Soto, hijo del fundador de la bodega González Byass, el primero de la familia que entró en contacto con Doñana. A finales del XIX, se asoció con tres amigos ingleses que buscaban naturaleza salvaje para cazar e identificar especies y acabaron descubriendo al mundo la importancia de este enclave, con los libros de Abel Chapman y Walter J. Buck: Wild Spain y Unexplored Spain.

Ya en 1940, su abuelo Manuel González Gordon compró, junto a dos amigos, una parte extensa de Doñana, que se traduce, hoy día, en una propiedad familiar de 4.000 hectáreas (Almonte, Huelva) en el corazón del parque. Años después, gracias a esta adquisición, su padre, Mauricio, junto a un grupo de naturalistas, como Francisco Bernis y José Antonio Valverde, organizaron expediciones, escribieron libros y fundaron la Sociedad Española de Ornitología (SEO), lo que ayudó a divulgar su valor como espacio natural. "Estas iniciativas, junto a la exitosa lucha de los propietarios para evitar su repoblación con eucaliptos en los años 50, salvaron Doñana, permitiendo conservar buena parte de su biodiversidad y ecosistemas", añade Mauricio, también presidente de González Byass.

De su mano, y con el duque de Calabria maravillado por el espectáculo de la naturaleza, nos adentramos por las veredas de un paisaje cambiante lleno de vida. Árboles centenarios esculpidos por el viento, un mar de pinos, fresnos, álamos y alcornoques enraizados en el suelo arenoso del coto. Vemos gamos, ciervos y jabalíes… y cientos de aves alzando el vuelo a nuestro paso —hay más de 300 especies diferentes que se mueven al ritmo de las estaciones—: ánsares, garzas imperiales, garcillas bueyeras, espátulas, moritos, flamencos… Y, de repente, la laguna del Sopetón, con los patos zambulléndose en el agua, su despensa.

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—Don Pedro, sabíamos que cría halcones y es protector egregio del Real Gremio de Halconeros, pero no que le gustaran tanto las aves. Se le ve feliz oteando el cielo con sus prismáticos 

—Siempre me ha apasionado la ornitología. Desde que, siendo un niño, saqué adelante unos cernícalos. Los habían cogido unos chicos del pueblo y, como sabía que aquello acabaría mal, hice una permuta. 

—Vive por y para el campo. ¿De dónde viene este compromiso apasionado?

 —El amor al campo me lo inculcaron mi abuela y mis padres. He tenido la grandísima suerte de crecer en contacto con la naturaleza y de convertir mi pasión en mi forma de vida.

—¿Cuál es la relación de FONDENA con Doñana? 

—La fundación se creó en el año 1982, bajo la presidencia de honor de S. M. el Rey don Juan Carlos. Y podría decirse que todo empezó en Doñana, bajo la estela de conservacionistas como Félix Rodríguez de la Fuente, Mauricio González-Gordon y José Antonio Valverde, uno de los grandes impulsores de este espacio natural. Los patronos fundadores fueron S.A.R. el infante don Carlos de Borbón, Jaime Urquijo y Ricardo Codorníu. Eran todos unos visionarios con un mismo objetivo: promover, alentar y asegurar la conservación de la fauna y de la flora, de los paisajes y ecosistemas, de las aguas y los suelos, promoviendo actividades educativas y científicas. 

—¿Qué proyectos de conservación impulsan desde la fundación? 

—Desde sus orígenes, FONDENA ha mantenido un compromiso firme con la protección de los recursos naturales. La fundación ha colaborado, entre otros, con el estudio de la población de zorros en la Sierra de Guadarrama y del quebrantahuesos en el Pirineo español. También, en proyectos de conservación como el del refugio de rapaces de Montejo de la Vega (Madrid-Segovia) y del lince ibérico del Doctor Miguel Delibes de Castro (Doñana).

Desde 1997, el Premio FONDENA, un prestigioso galardón en el ámbito conservacionista, científico y académico, reconoce el trabajo de personas e instituciones que luchan por la naturaleza

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—De haber estado al borde de la extinción, a estar asegurado el futuro de la especie. 

—Doñana participa en programas nacionales para la conservación de especies como el lince ibérico. Y los resultados son muy positivos. De menos de 100 ejemplares en el año 2000 se ha pasado a cerca de 2.400 en la actualidad. El 40 por ciento vive en Andalucía, donde las poblaciones originales de Sierra Morena y Doñana-Aljarafe se han ido expandiendo hacia nuevas áreas.

—¿Cuáles han sido los mayores logros de FONDENA en estas décadas? 

—Un logro importante es la consolidación del Premio FONDENA. Desde 1997, reconoce y da visibilidad al trabajo de biólogos, investigadores científicos, instituciones, asociaciones y personas que luchan por la naturaleza. Se ha convertido, además, en uno de los galardones más prestigiosos en el ámbito conservacionista, científico y académico del país. También hemos apoyado financieramente numerosos proyectos y colaborado con instituciones como el IREC y la Fundación La Lome­llina. Todo ello se suma a la promoción de actividades educativas y científicas y a la difu­sión de los avances sobre biodiversidad, fomentando una mayor participación ciudadana.

Logros y amenazas en Doñana

Este año ha sido especialmente generoso en lluvias, pero el problema estructural del agua no desaparecerá. Esta es la principal amenaza que afronta Doñana, según Mauricio González-Gordon, patrono de FONDENA, presidente de González Byass y uno de los propietarios de las fincas que conforman el corazón del parque nacional. "Hay escasez de agua por la sobreexplotación de su acuífero y la reducción de las precipitaciones, pero también hay esperanza. El acuerdo entre el Gobierno y la Junta de Andalucía contempla un presupuesto de más de 1.400 millones de euros para medidas correctoras. Y esto, junto al creciente apoyo social, nos lleva a creer en un futuro más prometedor para Doñana y su entorno natural y humano". En cuanto a los logros, dice Mauricio, "hay que hablar de sus joyas naturales más amenazadas".

La población del lince en la zona de Doñana-Aljarafe ha aumentado mucho, alcanzando los 130 ejemplares en 2023, incluyendo las 27 hembras reproductoras y los 41 cachorros. Este crecimiento es significativo, si se considera que en 2002 había apenas 40 linces en la zona. Sin embargo, "hay peligros persistentes que dificultan la sostenibilidad a largo plazo: atropellos, pérdida de hábitat, junto a la disminución de presas". Asimismo, añade, "el águila imperial, que estuvo en peligro crítico en los 80, con menos de 40 parejas reproductoras, supera hoy las 800. Y alrededor de 100 están en Andalucía. También ha sido notable la recuperación de especies emblemáticas del humedal, como garzas, espátulas y moritos"

—¿Cuáles son los planes de futuro? 

—Nuestro propósito es seguir siendo guardianes de la flora y fauna para dejar un patrimonio vivo a las próximas generaciones. También seguir celebrando el Premio FONDENA. El próximo acto de entrega tendrá lugar el 18 de noviembre. En paralelo, los miembros del patronato trabajan en dar continuidad a las ayudas prestadas y en la búsqueda de nuevos patrocinadores.

—España tiene el mayor porcentaje de especies amenazadas, ¿qué falla?

—No vale con proteger, también hace falta una buena gestión. Debemos intensificar la lucha contra las amenazas que afectan a la biodiversidad. Así lo indican, por ejemplo, las 65 especies animales en peligro de extinción y las 88 en estado vulnerable. 

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—¿La mayoría de estas especies están en manos de propietarios priva­dos?

—Cierto, son los que se encargan de promover la conservación del 70 por ciento de las especies protegidas. De hecho, FONDENA ha otorgado premios a propiedades privadas como La Dehesa de Monreal (un humedal de Castilla-La Mancha) o la finca El Castañar, en la provincia de Toledo, donde tienen un área de cría y expansión de animales en peligro de extinción. Cuentan con ejemplares de lince ibérico y parejas nidificantes de águila imperial.

—¿De qué puede presumir España?

—Como sabemos, España, un referente en conservación ambiental, tiene el mayor número de reservas de la biosfera, 55, y es el país de Euro­pa que suma más superficie a la Red Natura 2000. Contamos con más de 2.000 espacios, unos 220.000 kilómetros: alrededor del 27 por ciento de su superficie terrestre y cerca del 9 por ciento de sus aguas marinas. Además, España alberga 1.468 Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) y 647 Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Este liderazgo destaca por territorio protegido, pero también por la diversidad de ecosistemas y especies que alberga.

—¿Cómo cree que acabará la revolución sostenible?  

—Hay que reconocer que se ha hecho mucho, pero aún queda tarea. No debemos ser conformistas. Se necesitan acciones concretas, apoyo financiero y sensibilización social. Todos debemos comprometernos. Solo se lograrán los objetivos si vamos a una por este camino que llevan transitando mucho tiempo personas como las que premia FONDENA.

—¿Qué es lo que más le emociona de su trabajo? 

—Que cada día aprendo algo nuevo.

—¿Y lo que más le preocupa del futuro? 

—La desconexión de la mayoría de la sociedad con la naturaleza y el excesivo control burocrático. El futuro está en nuestras manos. Cada decisión y cada gesto cuenta. Plantar un árbol, respetar un río, proteger una especie... Todo suma. 

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—¿Cuántos árboles ha plantado en su vida?  

—Miles. En mi infancia me dedicaba a plantar bellotas, semillas y a trasplantar plantas. Como regalo, pedía árboles a mis padres. Con 18 años, dirigí una reforestación de 70 hectáreas en La Toledana (la finca familiar, ubicada en Ciudad Real). Posteriormente, he dirigido otras muchas. He plantado multitud de especies forestales en España y Austria, y también agrícolas: olivos, almendros, pistachos, viñedos… Ahora, cada vez que veo uno de estos árboles es un regalo para mí.

—¿Qué es lo más valioso que posee? 

—Mi familia.

—¿Cuál es la lección más importante que ha aprendido? 

—Nunca llevar la contraria a mi esposa.

—Conoció a Doña Sofía, duquesa de Calabria, cuando tenía 23 años y, como leímos en una entrevista de Amadeo Rey, siguen enamorados. ¿Se siente el hombre más afortunado del mundo? 

—Permítame que haga una corrección. La conocí con 21 años… Y, sin duda, así es como me siento, muy afortunado. Y por ello doy gracias a Dios todos los días. Sofía es mi compañera de vida. Compartimos valores, ilusiones y una familia maravillosa. Ahora hemos pasado a la fase de abueletes enamorados.

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"He plantado miles de árboles desde que era niño y, con 18 años, dirigí la primera reforestación, 70 hectáreas en 'La Toledana'. Ahora, cada vez que veo uno de estos árboles, es un regalo para mí"

—Su hijo don Jaime y Lady Charlotte, duques de Noto, viven fuera de España con la pequeña Francesca, ¿ven mucho a su nieta?

—La vemos con mucha frecuencia. Sus padres nos envían fotos a diario y siempre que pueden nos la traen. Cumple dos años en octubre y es una bendición.

—Tienen siete hijos, ¿qué han priorizado en su educación?  

—La formación religiosa, académica y de buenos valores. Todo ello cimentado sobre honestidad, educación, respeto, responsabilidad, compromiso y constancia.

—¿Qué les gusta hacer juntos?

—Me gusta compartir momentos con ellos en el campo y ver cómo cuidan de la naturaleza. Crecieron viéndolo y es innato. 

—¿Qué le hace sentirse más orgulloso? 

—Ver a nuestra familia unida, comprometida y creciendo con ilusión. Contando desde mi madre hacia abajo y con los extras, somos 35.

—¿Siguen reuniéndose en La Toledana?

 —Sí, nos reunimos varias veces al año. Cada generación tiene un pasatiempo distinto. Todos disfrutamos del campo, de la casa y de la compañía familiar.

—¿Qué significa para usted estar al frente de la Casa Real de las Dos Sicilias y del legado recibido?

—Una gran responsabilidad histórica. No quiero fallar a mis antepasados ni a mis herederos. Me gustaría hacerles sentirse orgullosos de lo que he hecho en la vida.

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—Es el gran maestre de la Sagrada y Militar Orden Constantiniana de San Jorge y preside el Real Consejo de las Órdenes Militares Españolas de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa. ¿Cuáles son los objetivos de estas órdenes en siglo XXI?  

—Las órdenes españolas son el tracto de las que surgieron en la Edad Media durante la Reconquista (a partir del siglo XII), fruto del espíritu caballeresco incorporado al del monacato. Entonces, protegían los territorios cristianos frente al avance almohade. Y ahora, nos mueven valores como la lealtad, la fe (compromiso con la Iglesia Católica) y el servicio a España y al Rey, que es gran maestre y administrador perpetuo por Autoridad Apostólica desde el siglo XVI. También nos dedicamos a labores asistenciales, humanitarias, educativas y culturales. Este año, destacamos la organización de la exposición Felipe VI: diez años de historia de la Corona de España, en Ciudad Real.

—Recientemente, también inauguraba esta muestra en Valencia.

—Esta exposición itinerante ha pasado por quince sedes y he procurado estar presente en sus inauguraciones como maestrante y convencido monárquico. La primera se celebró en el Palacio Real de Madrid, las cinco Reales Maestranzas la han acogido en espacios emblemáticos de sus ciudades y estoy especialmente orgulloso de la que tuvo lugar en Ciudad Real. Trabajamos codo a codo con el Ayuntamiento, Globalcaja y la Diputación Provincial, que cedió su magnífico palacio para que la exposición fuera un éxito. Está organizada por la Diputación Permanente y Consejo de la Grandeza de España junto con la Fundación de la Nobleza Española y, en su conjunto, ha recibido cerca de dos millones de visitantes. 

—¿Qué diría de nuestro Rey, su primo? 

—Es un ejemplo de rigor, entrega y sentido de Estado. Le define claramente el lema que eligió para conmemorar su décimo aniversario como Rey: "Servicio, compromiso y deber". Le admiro profundamente. 

—¿Y de la princesa Leonor?, ¿qué opina de la heredera al trono? 

—Tiene una madurez impresionante. No tengo la más mínima duda de que será una gran Reina. Demuestra una firmeza, dedicación y vocación admirables.

—Al igual que sus antepasados, muestra absoluta lealtad, fidelidad y servicio a la Corona. ¿Qué aporta la Monarquía a España? 

—Estabilidad, continuidad, unidad y prestigio. La Corona es una institución moderna con vocación de servicio y esencial para la cohesión de España.

"A nuestra nieta, Francesca, la vemos con mucha frecuencia. Sus padres siempre que pueden nos la traen. Cumple dos años en octubre y es una bendición"

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Historia de Doñana

"Doñana, un gran estuario del Guadalquivir durante buena parte del Holoceno, se fue colmatando de forma natural a lo largo de siglos hasta formar su paisaje actual", nos explica Mauricio González-Gordon. Sufrió al menos tres tsunamis y un documental de National Geographic sitúa a la Atlántida bajo las marismas… En 1294, Sancho IV donó las tierras a Alonso Pérez de Guzmán (Guzmán el Bueno), por su heroica defensa de Tarifa. Y, en 1477, Fernando el Católico lo nombró Coto Real. Un siglo después, tras comandar la Armada Invencible, el VII duque de Medina Sidonia se instaló en sus tierras con su esposa, doña Ana, hija de la princesa de Éboli, y empezó a conocerse como bosque de Doñana.

Durante siglos, fue coto de caza de la nobleza, con presencia esporádica de la Familia Real y otras visitas ilustres. Y ya en el siglo XX enfrentó diversas amenazas derivadas del desarrollo agrícola, industrial y turístico del país. Proyectos para desecar la marisma, construir carreteras o plantar grandes extensiones de eucaliptos, entre otros. La visión anticipada de algunos científicos, conservacionistas y propietarios privados, como la propia familia González-Gordón, permitió preservar este espacio singular, cuya defensa culminó con su declaración como parque nacional, en 1969, y su reconocimiento como Patrimonio Mundial por la UNESCO, en 1994.

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