El fútbol femenino tenía una importante cita este sábado. No era un partido, tampoco una convocatoria, sino la boda de Alba Redondo, jugadora del Real Madrid -y una de nuestras futbolistas que hicieron historia al ganar el Mundial en 2023-.
La deportista se casaba ayer con su pareja, Cristina Monleón, en un emotivo enlace que tuvo lugar en la Finca Los Prados, en Albacete, que Marta y Elena González han convertido en un referente en la organización de bodas. El escenario perfecto -como nos señalaron, estaban encantadas con el trato y la cercanía de las hermanas- para su ‘sí, quiero’, que unió a familiares, amigos y muchas compañeras de profesión de Alba, que quisieron estar a su lado en uno de los días más importantes de su vida. Porque, como ellas mismas nos comentaban, “aunque suene típico, estar reunidas con toda la gente que nos quiere, es lo más importante. Sobre todo, para Alba, que por temas deportivos no puede ver tanto a sus amigos y familia”.
Esta era la boda de sus sueños, “a imagen y semejanza nuestra, con guiños a nuestras vidas y divertida”.
La ceremonia
Nos contaban las novias que, cumpliendo con la tradición, no se verían hasta el momento del altar, así que cada una de ellas llegó por separado a la finca. Allí, justo a la entrada, unos caballos y un rincón valenciano, donde se servía agua de valencia y colgaba un cartel en el que aparecían tres falleras -que representaban a Alba, Cristina y su hija, Olivia-, daban la bienvenida a los invitados al esperado enlace.
Todo estaba pensado al detalle. Unos abanicos personalizados, paipai, gafas de sol con forma de corazón y sombreros blancos serían los accesorios infalibles para combatir las altas temperaturas; y, en cada uno de los sitios, habían dejado un sobre con una tarjeta escrita por ellas y con un dibujo, en el reverso, hecho por Olivia.
El Cuarteto de Cuerda de Valencia ponía música a la boda, a la que Alba -que nos avisó que sería la que más se emocionaría- entró acompañada de su padre, Antonio. La deportista caminó hacia el altar -decorado con un arco por Valentín Cortés Floristas, encargados de la decoración floral- al son de la BSO This land; mientras que Cristina -investigadora y profesora en la universidad- lo hacía junto a su pequeña, al compás de la conocida versión de la canción Hallelujah que popularizó la película de Shrek.
Así daba comienzo su romántico ‘sí, quiero’, oficiado por su amiga, la periodista Sara Gutiérrez, en el que escucharon las cariñosas palabras que le dedicaron amigos -dos de la infancia de Cristina y dos de la universidad de Alba-, compañeras -una del equipo de Alba y María Méndez, de la Selección-, primos, y, también, los padres de la futbolista y la madre de Cristina, ilusionados por ver a sus hijas dar este importante paso.
Uno de los momentos más esperados era, sin duda, el intercambio de alianzas -personalizadas y grabadas en oro amarillo con diamantes, de Lisi Fracchia-, con el que Alba y Cristina unían, ante todos, sus caminos; y, sonriendo, levantando bien alto sus ramos, mientras recibían una lluvia de pétalos, salieron de su boda cantando A quién le importa, el conocido tema de Alaska.
Había acabado el enlace, pero comenzaba su gran celebración, en la que, también, quisieron recordar a los familiares que ya no están, con un brindis desde el balcón de la finca.
Muchas sorpresas
Tras la ceremonia, se daba paso al cóctel -del que se encargó el catering Lalola-, que ya daba una pista del increíble día que iban a vivir. Las novias tiraron una traca que ellas mismas encendieron y unos fuegos artificiales llenaron de color el cielo.
Para la comida, se dispusieron 19 mesas -una nupcial-, decoradas con mantelería en beige y copas verdes -a juego con el entorno natural que les rodeaba-. Y los invitados pudieron degustar un exquisito menú, con primeros como salmorejo cordobés con langostino, uva, cebolla encurtida, pan 'inflao'; y canelón de pularda con crema trufada.
Como segundos -a elegir- lomo de rodaballo al horno con salsa de setas, milhoja de patata y verdurita y timbal de cordero con milhoja de patata y verdurita; y, para terminar, un postre, muy dulce, un coulant de chocolate con helado de vainilla.
Alba y Cristina tenían preparadas, también, las primeras sorpresas. Regalaron sus ramos a sus madres -que no se lo esperaban- y organizaron un divertido ‘juego de capitanes’ que animó -aún más- a sus invitados. Cada mesa tenía asignada una canción y, cuando sonase, debían levantarse a bailar.
Y, al fin, la fiesta
Alrededor de las 18:30 empezaba la fiesta de verdad, al ritmo de la música en directo del grupo Aguacate y Mango -que interpretaron un repertorio en el que, por supuesto, también había canciones que hablaban de fútbol-.
Alba y Cristina volvían a sorprender a sus invitados, cambiándose sus vestidos por otros looks más cómodos -top y pantalón-, ideales para disfrutar al 100% de su enlace. De hecho, habían preparado una coreografía especial -con ayuda de sus amigos Mar Albelda y Carles Borrell, de la escuela de baile Pas a Pas de Valencia, que idearon cada paso-.
Abrieron el baile con una mezcla de dos canciones, Hasta mi final, de Il Divo, y YMCA; y, por si fuera poco, 6 primos de alba salieron, disfrazados de unicornio, a la pista para animar la fiesta.
Mientras que los pequeños se divertían en los hinchables; los mayores podían hacerse tatuajes con Andrea, de andriuw.art, y podían elegir: había uno relacionado con el mundo del fútbol -en un guiño a la profesión de Alba- y otro, por el baile -en honor a Cristina-. No faltaba nada: desde un fotomatón -para hacerse simpáticas fotos- hasta una chupitería, organizadas por Luau Eventos, incluso un stand con ilustraciones en directo, realizadas por Las pinceladas de Manu.
Además, los invitados recibieron un regalo muy especial por parte de las recién casadas, una botella de vino de la bodega Cría Cuervos, una firma vinícola con una filosofía innovadora y desenfadada, fundada durante la pandemia por cuatro figuras de distintos ámbitos: Javier Muñoz Lazaga, emprendedor; Sandro Ávila, DJ y mánager musical; Pedro Obiang, futbolista profesional; y Fonsi Nieto, expiloto de motociclismo.
Alba y Cristina no podían estar más emocionadas. Habían festejado, con los suyos, su bonita historia de amor, aunque, por el momento, la luna de miel tendrá que esperar hasta el próximo año. “Está la Eurocopa en Suiza y Alba está convocada con la Selección Española de Fútbol. Como destino nos gustaría Japón y Maldivas”, nos explicaban. Todavía tendrán tiempo para decidirlo.