En el universo de la restauración madrileña, pocos nombres suenan con tanta fuerza como el de Miguel Nicolás. Fundador del exitoso Grupo Lalala —responsable de locales icónicos como La Lianta, La Bientirada o La Malcriada— y considerado uno de los príncipes de la hostelería millennial, Miguel acaba de vivir uno de los días más especiales de su vida: su boda con Patricia Ferreres, fundadora de la firma de alquiler de ropa de evento y esquí DEBAU.
La pareja celebró su enlace en la céntrica iglesia de La Encarnación en Marbella, dando paso después a una fiesta por todo lo alto en el exclusivo Barbillón Marbella, un espacio que no se define solo como restaurante ni como beach club, sino como una “experiencia para los cinco sentidos”. Y vaya si lo fue.
El menú, como no podía ser de otra manera, estuvo a la altura del paladar más exigente: arroz de gamba roja, fideuà de gamba blanca, solomillo a la broche, wok de verduras, parmentier de patatas, salsa demi-glace, tarta de queso (con la receta de La Bientirada) y helados caseros. Todo ello acompañado por una cuidada selección de vinos: blanco Cloe Chardonnay, rosado Studio de Miraval, tinto Gran Vino Finca La Emperatriz y champagne Jean Dumangin Millésime.
Patricia Ferreres brilló con luz propia en su gran día con un vestido de gasa de seda plisada y bordados artesanales diseñado por Claudia Llagostera, con mangas acampanadas desmontables que añadían un toque bohemio y sofisticado. Para la fiesta, apostó por un diseño de Lorena Formoso de cuello halter en satén, ideal para bailar hasta el amanecer.
La fiesta fue, como cabía esperar, un derroche de música, energía y glamour. Uno de los momentos más comentados fue la actuación de Willy Bárcenas, líder del grupo Taburete y amigo personal del novio, que animó a los invitados con un concierto improvisado.
Pero si algo convirtió la boda en un auténtico acontecimiento social fue la concentración de influencers y personajes del panorama VIP. María Fernández-Rubíes, vestida con un diseño creado mano a mano con Jorge Redondo (Redondo Brand), no solo fue una de las más aplaudidas en términos de estilo, sino también una de las más emotivas: considera a Miguel uno de sus mejores amigos. Laura Matamoros, Clara Muñiz, Silvia Salleras —casada con Pablo Trapote, el nuevo rey de la noche madrileña e hijo del mítico empresario Pedro Trapote—, y Alberto Herrera, hijo del periodista Carlos Herrera, junto a su novia Blanca Llandres Parejo, tampoco se perdieron la cita.
Miguel Nicolás no solo es conocido por su estilo desenfadado y su aire de galán discreto. En menos de una década ha construido junto a su socio Luis Torremocha un verdadero imperio hostelero que revolucionó la noche y el tapeo madrileño. Desde la mítica calle Ponzano hasta aeropuertos, Sevilla, Ibiza e incluso Bogotá, el Grupo Lalala ha redefinido el concepto de “bar con ambiente”.
No es casualidad: Miguel viene de familia con ADN emprendedor. Su hermano Fernando es uno de los fundadores del Grupo Larrumba. Y juntos —aunque con caminos distintos— han elevado la restauración castiza a la categoría de plan de moda. Miguel, además, ha sabido rodearse de socios tan mediáticos como Maxi Iglesias, Úrsula Corberó o Chino Darín, lo que convierte cada nueva apertura en un evento social.
Nico, como le llaman sus amigos, es también un apasionado del golf, la caza, las motos y los viajes. Fan confeso de Valentino Rossi, amante de Ibiza y Formentera, y habitual de los festivales Starlite en Marbella, Miguel representa a la nueva generación de empresarios jóvenes que saben conjugar vida social, trabajo y ocio como una fórmula de éxito. En lo sentimental, ha mantenido un perfil discreto, aunque su boda con Patricia Ferreres marca un antes y un después.