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Este fin de semana, Olivia de Borbón y su marido, Julián Porras-Figueroa, vivirán una jornada muy especial y al mismo tiempo profundamente emotiva: la Primera Comunión de su hija mayor, Flavia. Un acontecimiento inolvidable para cualquier niña, que en su caso llega en medio de uno de los momentos más delicados para la familia. El pasado 20 de mayo falleció su abuelo, Francisco de Borbón y Escasany, duque de Sevilla, apenas diez días después de la pérdida de su hermano Alfonso. Dos muertes muy cercanas que han dejado huella en el entorno de la aristócrata, prima del rey Juan Carlos I.
© GTRESA pesar de las grandes ausencias, que sin duda se notarán y se sentirán, Olivia de Borbón y Julián Porras-Figueroa han decidido mantener la celebración religiosa, por deseo de su hija, aunque en un formato íntimo y discreto. Como informa Vanitatis, la ceremonia tendrá lugar en la parroquia de Nuestra Señora de Somosaguas, ya que el colegio británico al que acude Flavia no dispone de capilla. Tras la misa, los padres recibirán en su domicilio de Madrid a un reducido grupo de familiares y amigos cercanos para compartir un almuerzo. El catering correrá a cargo de Silvia Lodares, sobrina de Samuel Flores y gran amiga del matrimonio. También estarán presentes los padrinos de bautismo de la niña: Daniel San Martín y Fiona Ferrer.
© oliviadborbonSegún fuentes cercanas citadas por el mismo medio, tras el fallecimiento del duque de Sevilla, Olivia de Borbón y Julián Porras-Figueroa valoraron la posibilidad de cancelar la celebración. Finalmente, decidieron seguir adelante por Flavia. Francisco de Borbón siempre demostró una conexión especial con sus nietos. “Mis nietos son unos niños fantásticos, listos, cariñosos y muy educados”, decía con orgullo, como recordó en su último cumpleaños, celebrado en el club Puerta de Hierro y organizado por su yerno.
© oliviadborbonPara Olivia de Borbón, esta comunión será sin duda un día agridulce. No solo por la reciente pérdida de su padre, sino por las muchas ausencias que se acumulan en su memoria. En 2020 fallecieron con pocas semanas de diferencia su madre, Beatrice von Hardenberg, y su hermana Cristina, a los 44 años. Aquellos duros golpes marcaron un antes y un después en su vida. Poco después, Olivia y Julián decidieron dejar Marbella, donde habían vivido durante más de una década, para instalarse en Madrid junto a sus hijos. Una nueva etapa que coincidió con su 50 cumpleaños y su décimo aniversario de boda. Desde entonces, el duque de Sevilla solía dividir su tiempo entre la capital y la Costa del Sol para estar cerca de su hija y sus nietos, Flavia y Fernando Enrique.
© Europa PressLa Primera Comunión de Flavia se convierte así en un momento profundamente simbólico. Más allá del sacramento en sí, es también una forma de rendir homenaje a un abuelo muy querido, que vivía con emoción su papel familiar. “Todo lo que nunca permití a mis hijos, se lo consiento a mis nietos”, confesó en una entrevista con ¡HOLA!, una de las pocas que concedió en vida.
© oliviadborbonAunque marcado por el dolor y el enorme vacío de los que ya no están, este día será también una fecha para recordar y rendir homenaje a su legado. Porque, como tantas veces ocurre, incluso en medio del duelo, la vida se abre paso con fuerza y ternura.
