¿Cómo se llamará la fuerza irrefrenable que te nubla los sentidos y que, de manera compulsiva, te lleva a comerte a besos en un partido de baloncesto? Si esa pulsión es común a más mortales y científicamente aún no tiene un nombre, sugerimos uno: 'Kyliechalametfilia'. Porque la pareja más cool del universo Z (véase Kylie Jenner y Timothée Chalamet) sufre —bendito sufrimiento— de este instinto emotivosentimental que nos da tantísimas alegrías desde hace casi casi dos años. Porque si bien se llegó a decir que lo suyo era un montaje y hasta el Daily Mail pidió la ayuda de una experta en lenguaje corporal para que analizara su (falta de) pasión, el romance, partido a partido y canasta a canasta, se consolida. Y se caldea.
Desde que la hermana pequeña del clan Kardashian y el de Call me by your name se conocieran, allá por enero de 2023, en el desfile de Haider Ackermann para Jean-Paul Gaultier, los hemos visto apoyando a los Knicks en innumerables ocasiones. Contra los Celtics, contra los Lakers y, ahora, contra los Pacers de Indianapolis… Y con los triunfos de los neoyorquinos, el corazón se les acelera y una cosa les lleva a la otra y la otra a la una. O la única. O sea, al beso. Que este ¿qué tiene de especial? ¿Los outfits, tal vez? No, no, ahí siempre van conjuntados. Lo diferente es lo más importante: que es el primero que se dan como pareja oficial después de que, el pasado 7 de mayo, debutaran posando juntos y cogidos de la mano en la alfombra roja de Roma y los David di Donatello, poniendo fin a eso de que su relación estuviera al margen de las promociones de sus carreras.