,type=downsize)
El próximo 1 de junio se cumplirán diecinueve años desde que Rocío Jurado, una de las voces más prodigiosas de la historia de la música en nuestro país, nos dejó para siempre. Aquel 2006, la artista fallecía a los 61 años en su domicilio de La Moraleja, en Madrid, tras una larga lucha contra un cáncer de páncreas. Ahora, coincidiendo con esta emotiva efeméride, ha salido a la luz una entrevista inédita en la que su hermano, Amador Mohedano, rememora con una mezcla de serenidad, nostalgia y emoción los instantes más íntimos de aquellos días en los que toda su familia se volcó con ella.
© Getty ImagesLa entrevista, emitida por primera vez en televisión en el programa TardeAR, muestra a Amador ofreciendo un testimonio profundamente humano, cargado de cariño y de vivencias que hasta ahora habían permanecido guardadas en su memoria. “Un día entro en la habitación, sale del cuarto de baño despacito y me mira… me dice que no podía más, que tiraba la toalla…”, relataba con una visible emoción contenida. “Yo le dije: ‘¿Qué dices?, para nada’”, recordaba, en uno de sus intentos de darle ánimo en una de las etapas más difíciles de la enfermedad.
© GTRESAquella madrugada, cuenta Amador, él mismo regresó a casa exhausto tras una jornada especialmente dura. Apenas se cambió de ropa antes de tumbarse en la cama. Entonces, ocurrió algo inesperado. “Empieza a cantarme ella Sin embargo te quiero”, rememoraba con ternura. Un gesto que, en medio del dolor, resume la fuerza artística y emocional que Rocío conservaba hasta el final.
© GTRESUno de los momentos más conmovedores de su relato tuvo lugar al recordar las últimas horas de vida de la cantante. “Y llegó el día que… se quedó. Estaba dormida, respirando, el corazón fuerte...”, explicaba Amador. “Estábamos toda la familia en una cama redonda que tenía ella grande. Estaba ya ida, pero el corazón latiendo. A veces le decíamos alguna cosa a ver si ella, con los ojos o algo, respondía”. Finalmente, Rocío falleció a las cinco menos cuarto de la madrugada, rodeada de quienes más la querían. “La verdad es que murió como quiso morir, con todos los suyos”, aseguraba su hermano, visiblemente emocionado.
© ©KORPA
© GTRESLa habitación de la artista, tal y como describe Amador, se convirtió durante aquellos días en un espacio cargado de espiritualidad y recogimiento: “Lo que se hizo fue todo un altar de santos, de figuras, de cartas, de medallas... Un altar”, explicaba. Un lugar donde la familia buscaba consuelo mientras acompañaban en silencio a la que fue, para muchos, la voz más imponente de su generación.
© Getty ImagesRocío, que siempre cuidó hasta el más mínimo detalle, incluso dejó indicaciones muy concretas sobre su traslado desde el hospital a su casa. “Un día el médico nos dice que creemos que lo mejor es que se vaya a casa. Decía: ‘De aquí no sacarme hasta que no sean las siete de la tarde, porque a esa hora hay muy buena luz. Y todos los fotógrafos que estén, cuando me hagan una foto, quiero que tengan la mejor luz que puedan tener'", contaba Amador con admiración por aquel gesto tan característico de su hermana. “Y así lo hicimos. Y llegamos a casa y Rosa había arreglado el pelo, le pone un poquito así, arreglada. Era la última vez que se le iba a ver”.
© Getty ImagesUn testimonio revelador e inédito de las últimas horas de una artista que, a día de hoy, sigue siendo recordada con profundo cariño y respeto.
