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Íñigo López de la Osa Franco, quien compite estos próximos días en Madrid© Jaime Martín

Íñigo López De La Osa Franco, los sueños de un joven jinete que pide paso en la hípica

'Mi padre es la persona con la que más hablo cuando ocurre algo o necesito consejos. El mejor que me ha dado es: 'Sin trabajo, no se triunfa'


18 de mayo de 2025 - 8:00 CEST

Su padre, Íñigo López de la Osa Escribano, tuvo una carrera llena de éxitos en la hípica: el jinete de origen español fue medalla de bronce con solo quince años y se convirtió en campeón de España, aunque, en la actualidad, esté al frente de las bodegas que fundó su abuela Paloma Escribano, la primera viticultora de nuestro país. Ahora es Íñigo López de la Osa Franco, de 21 años, quien está despuntando en la modalidad de saltos. El prometedor jinete está bajo la tutela de Simon Delestre, ex número uno del mundo, y su padre, Marcel Delestre. De momento, ya ha conseguido ser el primer monegasco en participar en la Global Champions League, considerada la Fórmula 1 de la hípica. Por este motivo, compite ahora en Madrid, en la Longines Global Champions Tour.

Íñigo López de la Osa Franco, quien compite estos próximos días en Madrid© Jaime Martín
Íñigo López de la Osa Franco, quien compite estos próximos días en Madrid

—¿Cómo está siendo tu experiencia en la Global Champions League?

—Totalmente nueva. Estoy muy feliz. Es lo más grande en nuestro deporte y están los mejores jinetes del mundo. Es un honor ser parte. 

—Como jinete joven, ¿intimida competir contra los grandes?

—Estoy rodeado de los nombres más importantes de la hípica. Es como estar en un vestuario junto a Roger Federer, Djokovic y Rafa Nadal. Es un poco intimidante, pero, al final, somos el caballo y yo. Lo importante es hacerlo bien. Cuando estamos en la pista, hay que pensar en uno mismo para dar lo mejor.

—¿Qué conoces de España?

—Sobre todo, Madrid. Me encanta y vengo muy a menudo, porque es donde viven mi abuela, mis tíos y mis primos. También conozco Mallorca, donde paso los veranos desde bien pequeño. Tengo muchos amigos y me encanta navegar. Luego, en Peñafiel, en la Ribera del Duero, mi familia tiene una bodega y he pasado mucho tiempo. También conozco La Coruña, Valencia y Barcelona.

—¿Qué te gusta más de España?

—El carácter de la gente, la manera de disfrutar de la vida y, sobre todo, el mar de las islas Baleares.

El joven jinete junto a Marcel Deletre, su maestro: "No puedo tener mejor figura que mi entrenador, Marcel Delestre, pero trabajo también con su hijo Simon. Este fin de semana (a finales de marzo) estoy con él porque Marcel no pudo venir. Es uno de los mejores jinetes del mundo"© Jaime Martín
El joven jinete junto a Marcel Deletre, su maestro: "No puedo tener mejor figura que mi entrenador, Marcel Delestre, pero trabajo también con su hijo Simon. Este fin de semana (a finales de marzo) estoy con él porque Marcel no pudo venir. Es uno de los mejores jinetes del mundo"

Infancia en Mónaco

—Has crecido en Mónaco, rodeado de glamour. Tus padres son íntimos de Alberto y Charlene de Mónaco. ¿Cómo ha sido tu infancia?

—Mónaco es un lugar maravilloso para vivir. Es un país y, al mismo tiempo, una ciudad pequeña. La calidad de vida es increíble y las distancias cortas, lo que te permite aprovechar los días al máximo. Además, tiene un clima maravilloso y una seguridad que, a día de hoy, tienen pocos países en el mundo. Es cierto que hay un lado glamuroso, que es lo que más se conoce, pero también tiene rincones con mucho encanto.

—¿Cómo te iniciaste en la hípica?

—Un buen día, así nada más, le dije a mi padre: "¡Quiero subirme a un caballo!". Y aquí estamos.

—¿Ha habido algo que hayas tenido que sacrificar?

—Es un deporte que requiere perseverancia, trabajo y seriedad. Los fines de semana, cuando eres joven, no se puede salir con los amigos. Es complicado porque puede haber planes y tú estás dando la vuelta al mundo con los caballos. Sin em­bargo, no me arrepiento. Al contrario, estoy encantado de las decisiones que he tomado, de las cosas que he hecho. Estoy muy feliz así.

—¿Qué disfrutas de tu profesión?

—Creo que la adrenalina que se siente cuando se está en la pista, cuando se compite. Y también la conexión, el contacto con el caballo.

—Háblanos de Jade, tu compañera en las competiciones.

—Cada jinete tiene un caballo preferido y Jade es mi yegua desde que tiene tres años. Me ha llevado a participar en las pruebas más grandes. Le tengo un cariño especial.

Media Image© Jaime Martín

Su meta: Los juegos olímpicos

—¿Tienes algún tipo de ritual o un amuleto antes de competir?

—Me gusta escuchar música antes de montar: me sirve para concentrarme y entrar un poco en mi burbuja. Justo antes de empezar el recorrido, beso un brazalete que me dio mi ma­dre, es mi lucky charm.

—¿Qué te motiva a seguir adelante cuando estás desencantado?

—Siempre hay un amigo con el que hablar cuando las cosas no van bien. En mi caso, mi padre es la persona con la que más hablo cuando ocurre algo o necesito consejos.

—¿El mejor que te ha dado?

—Que siempre hay que trabajar: "Sin trabajo, no se triunfa".

"Estoy rodeado de los nombres más importantes de la hípica. Es como estar en un vestuario con Roger Federer, Djokovic y Rafa Nadal. Es un poco intimidante, pero, al final, somos el caballo y yo"

—Hace tiempo te fijaste la meta de competir en unos Juegos Olímpicos. ¿Lo ves factible?

—Es muy difícil: el nivel de exigencia, de trabajo, de puesta a punto de los caballos… Además, el sistema de clasificación no lo pone fácil a países como Mónaco, que no dispone de equipo. Pero, por otro lado, por eso son los Juegos Olímpicos…. No es imposible y voy a luchar por intentar estar ahí.

—Además, sigues estudiando. 

—Estoy haciendo Ingeniería Industrial en Holanda, con un sistema especial para deportistas de alto nivel, lo que me permite compaginar al máximo estudios y competición.

—¿Nunca te planteaste estudiar Medicina, al igual que tu padre y tu abuelo —Eduardo López de la Osa fue un reputadísimo ginecólogo—?

—Como le dije a mi padre en su día, no me sentía capaz (ríe). Siempre me encantaron las matemáticas.

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