La confesión pública de Frank Cuesta, realizada a través de su canal de YouTube, ha causado un gran revuelo. Quien se definía como animalista saltó a la fama en nuestro país tras su participación en Callejeros Viajeros en Tailandia. Tal fue el impacto de su aparición, que pronto lanzó su propio programa: Frank de la Jungla, con Santi Trancho —el fallecido novio de la actriz Ana Fernández— como cámara. En este formato, mostraban animales en su entorno natural, lo que le valió un Premio Ondas en 2011 por la Innovación en televisión. Este no fue su único proyecto televisivo. También protagonizó La selva en casa, Natural Frank y Wild Frank. A lo largo de los años, se consolidó como un firme defensor del bienestar animal. Sin embargo, este martes 13 de mayo, todo cambió de forma inesperada, revelando una realidad muy distinta a la que había mostrado hasta ahora. Analizamos las contradicciones y engaños detrás de su discurso.
"No tengo cáncer"
La primera gran mentira que Frank Cuesta ha sostenido durante años es que padece cáncer. En el vídeo recientemente publicado, ha reconocido que, en realidad, los tratamientos a los que se ha sometido no eran para combatir un tumor, sino para tratar una mielodisplasia. Una revelación impactante, especialmente porque durante todo este tiempo aseguró ser paciente oncológico. A través de sus redes sociales, el conocido defensor de los animales llegó incluso a compartir imágenes en las que aparecía aparentemente recibiendo quimioterapia y sin cabello, lo que reforzaba aún más su versión ante el público. De hecho, cabe recordar que fue en 2019 cuando publicó por primera vez un vídeo en sus redes sin cabello y más delgado.
"No soy veterinario"
"Debo decir que he sido un personaje y poco a poco se me ha ido yendo de las manos por un grave problema que tengo de mitomanía y ego", continúa explicando antes de asumir la siguiente mentira. Frank Cuesta ha confesado que "no soy veterinario". Y es que desde que comenzara su fama, en numerosas entrevistas mencionaba que había estudiado la carrera de veterinaria, pero ahora relata que todo lo ocurrido es su culpa: "Los animales que han muerto en el santuario, en su mayoría, lo han hecho por mi propia negligencia. Sin embargo, la situación ha ido mejorando desde hace un tiempo. Estoy intentando aprender más y hacerlo mejor cada día".
Él alega que sufre mitomanía, que según nos ha explicado a ¡HOLA! la psicóloga y escritora Laura Ferreiro, se trata de un trastorno psicológico caracterizado por una necesidad compulsiva e incontrolable de mentir de forma repetida. "A veces no hay un beneficio claro, pero otras sí; lo que está claro es que es una necesidad", nos aclara.
"No soy herpetólogo"
Pero eso no es todo, porque ha dado otra confesión más de sus mentiras en este vídeo de 6 minutos y 26 segundos: "Tampoco soy herpetólogo —quienes estudian varias especies, desde serpientes y lagartos hasta ranas y salamandras, con el objetivo de comprender su papel en los ecosistemas y conservar su hábitat— . Tengo ciertos conocimientos sobre animales, pero no llegan a ser profesionales". Una tercera mentira que ha mantenido a lo largo de estos años y que ahora ha decidido sacar a la luz: "Asumo mi responsabilidad de haber engañado a todos y pido disculpas públicas por haberme aprovechado de tanta gente".
"Nunca he rescatado animales"
Durante años, Frank Cuesta intentó posicionarse como un referente en el cuidado y la defensa del mundo animal. Siempre proyectó la imagen de ser un firme activista y aseguraba que los ejemplares que vivían en su santuario provenían de rescates. Sin embargo, como ha reconocido recientemente, esa versión también era falsa: "Nunca he rescatado animales; todo ha sido parte de un espectáculo que también se me fue de las manos".
Justo en este momento del vídeo, también ha aclarado que mintió cuando malmetió sobre Chi, el que fuese su colaborador en Tailandia y quien poseía información privilegiada que podía llevar a la policía: "En su momento hablé mal de Chi porque su proyecto podía haber sido competencia para el mío y, movido por los celos, empecé a hablar mal de él a sus espaldas. De corazón, le deseo lo mejor si algún día decide poner en marcha su iniciativa. También quiero aclarar que es falso que Chi gestionara el dinero del santuario. En todo momento supe cuánto dinero entraba en esa cuenta. Fue idea mía que las transacciones se realizaran a través de una cuenta diferente".
Su detención
La presión de Chi, quien ha permanecido en el anonimato pero ha sido implacable en sus ataques, ha tenido un peso determinante en la confesión. En los audios que filtró, se le oye pidiendo a Frank que asuma públicamente determinadas "verdades" para que cese la guerra legal y mediática. En su vídeo, habla sobre su arresto y explica que fue fruto de una denuncia anónima de una ciudadana tailandesa, y que en efecto tenía animales sin los papeles requeridos: "Respecto a mi detención, ninguna de las personas que fueron señaladas tuvo relación con los hechos. En aquel momento yo tenía animales sin la documentación legal correspondiente, y fue la denuncia anónima de una ciudadana tailandesa lo que alertó a las autoridades".
Cabe recordar que cuando le detuvieron, compartió un comunicado en el que dejaba caer que todo era a causa de un complot contra él: "Mi casa la han reventado, la oficina (...) Todo lo han tirado, para buscar no sé qué y no han encontrado nada. Lo único que se han llevado son esos animales (unas nutrias y una serpiente), que me dan mucha pena. Todos sabemos, yo creo, por qué ha pasado esto. También tengo que decir que aquí, gracias a Dios, y como el caso ha trascendido a arriba, tenemos IPS, mensajes, tenemos quién habla, de dónde vienen reportes. En esta vida no hay casualidades y están pasando cosas muy raras, chavales. Yo no voy a decir quién, ni cómo, ni cuándo, ni dónde, pero ya sabemos quién y cómo".
Frank Cuesta cierra su confesión con una declaración devastadora: “Asumo mi responsabilidad de haber engañado a todos y pido disculpas por haberme aprovechado de tanta gente”. Lo que durante años se presentó como una trayectoria cimentada en la autenticidad, hoy se desmorona, dejando al descubierto una fachada construida por un personaje que acabó eclipsando por completo a la persona real.