El pasado sábado 3 de mayo, la localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda fue testigo de una boda de ensueño que reunió a numerosos representantes de la aristocracia europea. El príncipe Alonso de Orleans-Borbón y la condesa Charlotte de Liedekerke se dieron el “sí, quiero” en una emotiva ceremonia religiosa celebrada en el convento de los capuchinos, un enclave lleno de historia y significado para el novio. Tras la misa, los invitados se trasladaron a una antigua fortaleza de la ciudad, convertida para la ocasión en el escenario perfecto de una elegante recepción donde no faltaron los guiños a la tradición andaluza. ¡HOLA! habla con el príncipe y nos desvela los detalles de su enlace.
—Enhorabuena por la boda. ¿Por qué se han casado en Sanlúcar de Barrameda? ¿Tienen algún vínculo emocional con este lugar?
—Si, mi familia vino a Andalucía hace muchos años, con el duque de Montpensier, y siempre tuve una cercanía con este lugar. Nos planteamos si hacíamos la boda en Bélgica, de donde es mi mujer, o en esta preciosa tierra y la decisión fue fácil.
—¿Cuál ha sido el momento más emotivo de la ceremonia religiosa?
—Obviamente en el intercambio de alianzas cuando nos dimos el sí, pero otro momento es el saludo a la virgen, que en el convento de los capuchinos era la divina pastora.
—¿Y el momento más especial de toda la boda?
—Diríamos que la misa, pero otro momento especial fue durante la recepción, pudiendo ver las dos familias reunidas, y durante los discursos de los testigos, los dos papás y los hermanos y hermanas.
—Al ser una boda celebrada en Andalucía, ha habido algún guiño a la cultura, a la música, a la gastronomía de la tierra?
—Por supuesto, el más importante fue la Manzanilla de Sanlúcar, que los invitados pudieron descubrir durante la boda y la preboda e incluso aprender a venenciar ellos mismos.
—Para la novia, ha llevado alguna joya especial de su familia o de la familia del novio? ¿La tiara es una pieza también de familia?
—El anillo de compromiso era de mi abuela, Emilia Ferrara-Pignatelli, y la tiara fue un precioso regalo de mi tía abuela Beatriz.
—El traje nupcial, ¿quién lo diseñó y confeccionó?
—Fue una compra en una tienda, por cuestiones logísticas no fue posible hacer uno a medida. No sabemos de quién es.
—¿Cuál fue el menú de la recepción?
—Obviamente comida española. Jamón al corte, queso, lomo, hamburguesitas de atún y croquetas.
—En el momento de abrir el baile, ¿lo hicieron con alguna canción especial para los novios?
—No, simplemente quisimos hacer un vals y el DJ nos hizo una muy buena recomendación.
—Entre los invitados, ¿han echado de menos a algún miembro de la familia real española? ¿Tal vez al Rey don Juan Carlos?
—Invitamos a su majestad el Rey Felipe pero no pudo venir, pero nos mandó una bonita carta agradeciéndonos la invitación.
—¿Qué otros representantes de casas reales europeas se encontraban entre los invitados?
—No vinieron otros representantes. Muchos nobles de Italia, Bélgica y Francia
—¿Dónde vivirán los recién casados?
—Mi mujer creció en Suiza, donde nos conocimos, y, aunque se ha movido mucho los últimos años, queríamos vivir cerca de Ginebra.