Daniel Fernández Strauch, uno de los 16 supervivientes de la tragedia de los Andes, ha fallecido a los 79 años. Su muerte ha dejado un profundo vacío entre sus compañeros de batalla, entre ellos, Gustavo Zerbino. "Con una sensación agridulce. Tristeza porque se acaba de ir al cielo Daniel Fernández Strauch, un hermano de la montaña, y alegría por la familia maravillosa que dejó y porque al final no sufrió .Te vamos a extrañar, Daniel. Papo como le decían todos", ha lamentado Zerbino junto a esta fotos en la que aparece visitando a su amigo en el hospital.
J.A. Bayona, director de La sociedad de la nieve, también ha lamentado la partida de Daniel. ganadora de 12 premios Goya. "Esta es una de mis últimas fotografías con Daniel Fernández Strauch —que no la última—, tomada el pasado mes de octubre en Montevideo. Me dio tiempo a estar con él un viaje más. Porque Daniel se marchó, pero no sin antes pelearla, como hizo toda su vida, dando ejemplo. Escucharle te daba energía. Era un hombre parco en palabras, no hablaba si no era necesario. Pero esa sequedad no era más que un escudo para proteger un corazón gigante", ha dicho el cineasta.
"De todos los supervivientes de los Andes, era uno de los que más se emocionaba al hablar. ¡Qué humanidad tenía! En la montaña le tocó asumir un papel muy difícil —¡como si hubiese habido uno fácil!—, y lo hizo porque alguien tenía que hacerlo. Fue un honor conocerle, pasar tiempo con él. Gracias infinitas por todo. Un abrazo gigante a toda su familia, en especial a su mujer, Amalia, y a sus primos Fito y Eduardo, y a todos sus amigos y compañeros de la montaña. Descansa en paz, amigo", ha añadido.
Francisco Romero, el actor que dio vida a Daniel en el filme de Bayona, ha compartido esta foto junto al siguiente mensaje: "Qué difícil encontrar palabras. Gracias por compartirme tu increíble historia y la de tus amigos. Y por dejarnos tanto a todos. Qué suerte tuve de conocerte, de interpretarte, y de escucharte. Hermoso viaje, querido Daniel. Gracias. Gracias Gracias".
Siendo uno de los mayores del grupo, Daniel, que era ingeniero agrónomo, asumió un papel crucial en la montaña. Junto a sus primos, Fito y Eduardo Strauch, se encargó de la desagradable tarea de la disección de los cadáveres. En una entrevista con Jordi Évole, Daniel relató que ellos tres eran los únicos que sabían "qué cuerpos se habían utilizado" para evitar causar más sufrimiento a sus compañeros.
Durante su tiempo en la montaña, Daniel nunca sintió hambre ni frío, pero sí una sed insoportable. "Durante los 72 días nunca sentí hambre, nunca. Tampoco sentí frío. Pero sentí sed, siempre. Al final, hacíamos diez litros de agua, pero era como tomar agua destilada, sin sales, por lo que la sed seguía estando. Te inflaba el estómago y... pum".
Daniel también recordó el momento del rescate, una experiencia que, aunque llena de felicidad, estuvo marcada por una dolorosa imagen: "Había un deshielo brutal y todos los cuerpos que habíamos cubierto con nieve estaban destapados". Esta escena hizo imposible ocultar lo que había ocurrido allí.
Después de la tragedia, Daniel tuvo problemas para adaptarse de nuevo a la sociedad. "Al principio me molestaba el ruido, la ciudad, los autos. No entendía por qué me hablaban a los gritos, cuando en la montaña nos entendíamos perfectamente comunicándonos con susurros. Cuando un grupo de personas en mi casa me hablaba al mismo tiempo, sentía que me mareaba, que me cansaba, que no lograba concentrarme en tantas ideas a la vez. Había mantenido la cordura en la montaña desierta y sentí que me iba a enloquecer en la sociedad. Entonces dije basta, me voy, y volví a la paz del campo, solo, a iniciar un largo proceso que duró 30 años", escribió el superviviente en el libro La sociedad de la nieve, de Pablo Vierci.
Daniel se casó con Amalia, su novia de entonces, y tuvo tres hijos. Tras lo vivido en la montaña, se enfrentó a dos cordilleras más difíciles todavía. "Mi mujer tuvo un cáncer, a un hijo lo apretó una puerta de un garaje y estuvo en coma tres días, y los médicos me aseguraron con argumentos científicos que se moriría o que se quedaría inválido como una planta. Sin embargo, yo lo miraba en su cama del CTI, inconsciente, y sabía que saldría. Y, en efecto, sanó perfectamente. Ya conocía esa zona gris entre la lógica y la esperanza más porfiada. La ciencia, a la que dediqué buena parte de mi vida, es duda; la espiritualidad es fe. Siempre eduqué a mis hijos en esa actitud, que es como la silueta de la cordillera", plasmó en el libro.
El 13 de octubre de 1972, el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, fletado para transportar a un equipo de rugby a Chile, se estrelló en el corazón de los Andes. De los 45 pasajeros, solo 29 sobrevivieron al accidente. Sin embargo, tras 72 días atrapados en uno de los entornos más hostiles e inaccesibles del planeta, únicamente quedaron con vida 16 personas. Más de medio siglo después, sobreviven 12. A la muerte de Daniel se suman las de Álvaro Mangino, el 29 de marzo; José Luis "Coche" Inciarte, el 17 de julio de 2023; y Javier Methol, el 4 de junio de 2005.