Comienza una nueva era en la iglesia católica. La fumata blanca saliendo de la chimenea que hay justo encima de la Capilla Sixtina a las 18:07 horas ha hecho el anuncio más esperado: Habemus Papam. Por si quedaba dudas, las campanas de la Basílica de San Pedro han confirmado con sus repiques que hay un nuevo jefe de Estado en El Vaticano. Tras días de rumores, teorías y apuestas sobre quién cogería el testigo del papa Francisco, ya se conoce la decisión. Los cardenales han elegido como nuevo Pontífice a León XIV, representante de Dios en la tierra que asume el desafío desde este mismo instante.
El protodiácono de la Iglesia católica, el francés Dominique François Joseph Mamberti, ha sido el encargado de anunciar desde el balcón de San Pedro al Santo Padre. "Annuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam", ha dicho. Tras pronunciar la tradicional fórmula en latín, ha explicado que la persona elegida ha sido Robert Prevos, quien ha elegido como nombre secular León XIV. Tiene 69 años (cumple los 70 en septiembre) y nació en Chicago, lo que le convierte en el primer Papa estadounidense de la historia. Además, es agustuino, tiene raíces españolas por parte materna y ha estado cuatro décadas en Perú, donde fue obispo.
Minutos más tarde se ha producido la imagen más esperada, la del nuevo Pontífice. Ha sido recibido entre ovaciones, vítores, aplausos y también lágrimas por los miles de fieles y religiosos de todas las generaciones. Muchos llevaban horas esperando para vivir este momento histórico, mientras que otros se han acercado nada más conocer la noticia. En su primera aparición como Papa ha apostado por la sotana blanca, la muceta y la estola. León XIV ha pronunciado un discurso en el que ha homenajeado a su antecesor, ha dicho unas palabras en español y ha pedido"construir puentes con el diálogo con el encuentro, llevándonos a todos a ser un solo pueblo siempre en paz".
Es el 267 Pontífice de la Iglesia Católica y ha sido elegido en la cuarta votación, tras poco más de 24 horas de cónclave. Esa 'transformación' de cardenal a obispo de Roma ha durado aproximadamente una hora en la que se ha seguido un ritual ancestral. Primero le han preguntado que si acepta el cargo y después ha dejado la Capilla Sixtina por la pared en la que está el Juicio Final, concretamente por la pequeña puerta que hay a la izquierda del altar. En estos últimos pasos como cardenal, ha entrado directamente a la 'sala de las lágrimas', donde ha tenido unos minutos de oración y recogimiento antes de salir al balcón, en lo que han sido sus primeros pasos como jefe supremo de la iglesia católica.
Todavía es muy pronto para saber cuáles serán los ejes sobre los que gira el nuevo pontificado, que comienza tras una etapa reformista iniciada por Francisco, cuya obra y legado contamos como nunca se ha hecho en un número especial de ¡HOLA! Durante los doce años de pontificado, Jorge Mario Bergoglio se ha esforzado por abrir las puertas de la iglesia. En todos los sentidos. Desde el principio dijo que se sentía como "un pastor con olor a oveja" y ese contacto con el pueblo lo mantuvo hasta el final. Será recordado como el Papa de los pobres y de los desfavorecidos, el que se ha preocupado de las minorías y ha acogido a colectivos denostados por los sectores más conservadores del catolicismo.
Con este cónclave se han retomado las normas de elegir a un nuevo Papa tras fallecer el anterior. Esta situación es la habitual y la que ha perdurado a lo largo de la historia, pero no se dio con Francisco. Su caso fue excepcional porque se convirtió en un líder religioso tras la abdicación de su antecesor: Benedicto XVI. El 11 de febrero de 2013 comunicó la renuncia por su avanzada edad y sus problemas de salud. Fue el primer Pontífice en seis siglos que dio un paso atrás y a raíz de entonces se mantuvo alejado de la vida pública, hasta su muerte el 31 de diciembre de 2022.
El cónclave, con una minuciosa y ancestral organización, dio comienzo la tarde del 7 de mayo. Los cardenales votantes ya llevaban varios días en Roma, donde despidieron al Papa Francisco el 26 de abril en un multitudinario funeral al que asistieron delegaciones de 130 países y organizaciones internacionales, incluidos medio centenar de jefes de Estado o de Gobierno y una decena de soberanos reinantes. Como expresó en sus últimas voluntades, que se conocieron el mismo día de su muerte (se produjo el Lunes de Pascua), tras la misa exequial celebrada en una abarrotada plaza de San Pedro, sus restos mortales se enterraron en la Basílica de Santa María la Mayor, en una tumba sencilla y sin florituras que desde entonces atrae a miles de fieles cada día.