Las series sobre futuros distópicos están de moda y lo que antes podía parecer solo una historia inverosímil, fruto de la ciencia ficción, ahora nos resulta cada vez más cercano y real. Un apagón masivo que paraliza la ciudad –algo que incluso podría traernos recuerdos recientes, aunque salvando las distancias–, una nevada con consecuencias letales provocada por una invasión alienígena y un grupo de amigos intentando sobrevivir mientras el mundo, tal y como lo conocemos, se desmorona, es la potente premisa de la que parte El Eternauta, la nueva serie de Netflix protagonizada por Ricardo Darín, que está dando mucho de qué hablar.
Esta impactante serie se basa en la icónica historieta argentina escrita por Héctor Germán Oesterheld e ilustrada por Francisco Solano López, publicada originalmente a finales de los años cincuenta, considerada una de las novelas gráficas más importantes de la historia del país sudamericano, además de una obra clave dentro de la ciencia ficción en español. Tras marcar a generaciones, ahora salta por primera vez a una plataforma digital convertida en una superproducción que combina aventura, tensión apocalíptica y un poderoso mensaje sobre la solidaridad. Porque si algo deja claro esta historia es que, ante una catástrofe –y ante casi todo–, nadie se salva solo.
La trama arranca en una noche de verano en Buenos Aires, cuando la ciudad se queda sin luz a causa de una extraña nevada que comienza a caer sobre la ciudad. Sin embargo, no se trata de nieve común, ya que cada copo que entra en contacto con la piel mata al instante. Juan Salvo, el personaje interpretado por Darín, se encuentra reunido con sus amigos cuando comienza el desastre, quedando atrapado junto a ellos en la casa en la que se habían encontrado. A partir de ese momento, lucharán por sobrevivir, reencontrarse con sus familias y descubrir qué hay detrás de esta amenaza, que pronto se revela como el primer ataque de una invasión alienígena a gran escala. Es ahí cuando se dan cuenta de que la única salida para la supervivencia de la humanidad es unirse y luchar.
Juan Salvo es un hombre común, un padre de familia que, casi sin proponérselo, termina convirtiéndose en el líder de la resistencia. En El Eternauta no hay capas ni superpoderes, sino que tenemos a una persona arrastrada por las circunstancias que debe tomar decisiones difíciles, proteger a los suyos y pensar en el grupo por encima de sí mismo. “Es la punta de lanza, elegido por sus compañeros, sus amigos, su núcleo, para ir a la intemperie, al exterior y probar qué pasa, de qué se trata, averiguar algo, conseguir datos o algún tipo de información”, explica Ricardo Darín en una entrevista con GQ México, donde también reconoce que interpretar este papel ha supuesto todo un reto para él.
Para el actor, lo que más resalta en su personaje es precisamente esa humanidad. No busca ser un héroe, ni mucho menos un salvador, sino simplemente hacer lo que cree correcto en un momento límite. Actúa sin esperar reconocimiento, sin darse cuenta del valor real de sus actos. “El guion es inteligente, en el sentido de que pone a prueba a Salvo, quien es una especie de reflejo de cómo nos podríamos parar frente a una situación así. Realmente no sabemos qué hay afuera, si de verdad Juan está preparado para esto o si alguien podría haber sido mejor, pero él es la punta de lanza de este grupo”, añade.
A través de los ojos de Salvo asistimos a lo que sucede tras la nevada letal y descubrimos cómo actúa el ser humano cuando todo lo conocido se tambalea. De ahí que Darín subraye que esta historia también funciona como “un experimento de análisis social”, porque “ver cómo reaccionamos cuando la situación está fuera de nuestro control es una gran metáfora de los distintos temperamentos de nuestra especie humana”.
Este enfoque no es casual. Héctor G. Oesterheld, autor de la historieta original, ya defendía en su día una idea poderosa: “El verdadero héroe de El Eternauta es un héroe colectivo, un grupo humano”. Y ahí reside la clave: en un relato que pone a prueba la condición humana, ya que el liderazgo de Juan Salvo no nace de la ambición ni del carisma, sino del compromiso con los otros. Es, en definitiva, un héroe sin superpoderes, pero con conciencia.
Tras dos años de desarrollo y escritura, cuatro meses y medio de preproducción, 148 jornadas de rodaje en Buenos Aires, más de 38 localizaciones y más de un año y medio de postproducción, por fin ha llegado a la pantalla la esperada serie dirigida por Bruno Stagnaro. Esta dedicación al proyecto ha dado sus frutos, logrando capturar la esencia del cómic original a través de una cuidada ambientación y un potente despliegue visual. Desde los paisajes cubiertos de nieve hasta la oscuridad que envuelve la ciudad tras el apagón, pasando por los trajes improvisados que los personajes se ven obligados a usar para enfrentarse al exterior, todo ha sido diseñado para crear una atmósfera inquietante y realista que atrapa al espectador desde el primer minuto.
A pesar de que El Eternauta fue escrita hace más de 60 años, su historia no ha perdido ni un ápice de actualidad. “Hemos recién salido de una pandemia, algo inesperado para nuestra era… eso le da un piso de verosimilitud, de credibilidad que lo hace más actual todavía”, señala Darín. Así que, visto lo visto, si llega el Apocalipsis, que nos pille bien acompañados porque, como muestra la serie, unidos no pueden con nosotros ni los extraterrestres. Porque, más allá de la ciencia ficción, el mayor reto no es la invasión, sino cómo reaccionamos ante ella.