En una conmovedora entrevista para el programa Madres: desde el corazón, Irene Villa ha compartido uno de los episodios más duros de su vida. Superviviente de un atentado terrorista con tan solo doce años, la periodista y psicóloga ha explicado que, años después, un nuevo desafío la llevó al límite: su cuarto embarazo.
“No me mató una bomba y casi me mata mi cuarto bebé”, ha confesado con pesar. Irene, madre de tres hijos y siempre optimista, vivía con la ilusión de ampliar la familia, pero esta vez la vida le puso a prueba de la forma más inesperada. “Tengo una fotografía de mi trompa con un bebé. Pero un bebé que se ve perfectamente que estaba crecido. Si eso se llega a romper, aquí no estoy yo para contarlo”, relataba, aún conmovida por el recuerdo.
El embarazo ectópico le provocó una fuerte hemorragia interna y una intervención urgente que puso en peligro su vida. A pesar de la gravedad, Irene intentó seguir adelante como si nada hubiera ocurrido, pero el dolor emocional fue demasiado profundo: “Yo veía bebés por todas partes. Y yo sabía que eso no estaba bien”.
La pérdida afectó directamente a su matrimonio con Juan Pablo Lauro, con quien compartía entonces la crianza de sus tres hijos. “Fue muy duro a todos los niveles y fíjate que al año siguiente derivó en un divorcio”, explicaba. La ruptura, según ella misma admite, fue en parte consecuencia de no haber pedido ayuda a tiempo: “Esas cosas hay que masticarlas, hay que digerirlas y hay que ir al psicólogo. Y yo no fui a terapia ni nada”.
Pese al dolor, Irene ha sabido transformar su historia en un mensaje de fortaleza y aprendizaje. En ese proceso, apareció en su vida David Serrato, su actual pareja. Aunque viven separados durante parte de la semana, han encontrado un equilibrio basado en el respeto y la admiración. “Es mejor echarse de menos que de más”, explicaba entre sonrisas. Y compartía, emocionada, el gesto que más la conquistó: “Me dijo que si le dejaba ayudarme con la educación de mis hijos en la adolescencia, con eso estaba su paternidad cubierta”.
A través de sus palabras, Irene Villa demuestra, una vez más, que la vida no se trata solo de sobrevivir, sino de construir luz incluso tras las etapas más oscuras. “De aquello no he crecido, sigo con dolor. Hay cosas que no tendrían que pasar…”, confiesa, recordando que, aunque el tiempo ayuda, hay heridas que nunca se cierran del todo.