Así es Olimpia, la hija de Carolina Herrera y Miguel Báez 'El Litri', que acaba de cumplir 18 años

Es la mayor de los tres hijos de la directora creativa de 'The House of Herrera Fragrances' y el extorero

Por Paloma Anaya

Carolina Herrera y Miguel Báez 'El Litri' están de celebración. Su hija mayor, Olimpia cumple hoy 18 años. La primera hija de la directora creativa de perfumes de The House of Herrera Fragances y el torero vino al mundo el 14 de marzo de 2005 en la clínica Ruber de Madrid para alegría de sus padres. Tres días después de nacer, la pequeña, que pesó al nacer 3,250 kilos y midió 49 centímetros, fue presentada a las puertas del hospital. "Se porta muy bien y es muy dormilona", comentaron los felices papás tras el feliz alumbramiento.

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La recién nacida recibió el nombre de Olimpia de la Concepción como reveló su abuelo, Miguel Báez Spínola, días antes del nacimiento del que sería su primer nieto. A la hora de escoger el nombre para la niña, el matrimonio no siguió esta vez la tradición familiar ya que Carolina Adriana recibió el primer nombre por su madre, la gran diseñadora venezolana Carolina Herrera, aunque sí lo hicieron con su segundo hijo, de nombre Miguel como el padre. Sus padres contrajeron matrimonio el 19 de junio de 2004 en Los Guateles, la finca que el torero posee en Cáceres, y en agosto daban a conocer la feliz noticia del próximo nacimiento.

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Olimpia acaba de cumplir la mayoría de edad y es la mayor de tres hermanos, se lleva poco más de un año con Miguel que cumplirá 17 en julio, y tres con Atalanta, de 14. Es una atractiva joven de pelo castaño, ojos azules y pecas a la que le apasionan las aficiones de la mayoría de jóvenes de su edad. Se divierte grabando vídeos en Tik Tok, es buena estudiante, le gusta llevar ir a la última en cuanto a tendencias de moda se refiere -en una ocasión se tiñó las puntas del pelo de color rojo- y es una más en el círculo de amistades de Stella, la hija menor de Luis Figo y Helene Svedin, que ha cumplido recientemente la misma edad. Estudia su último año de Bachillerato en un colegio exclusivo de la Moraleja antes de empezar la Universidad

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Su vida ha trascurrido con normalidad en Madrid a pesar de la separación de sus padres. Carolina Herrera y Miguel Báez anunciaron su separación en agosto de 2017 después de 13 años de unión, pero mantienen una estupenda relación por sus hijos, su absoluta prioridad, y siempre les hemos visto juntos en los momentos más importantes de los niños, como en mayo de 2018, cuando celebraron juntos la Primera Comunión de Atalanta, la benjamina de la familia, o en el último adiós de la madre del diestro.  Ambos han recuperado la ilusión con sus respectivas parejas, el diestro con la aristócrata sevillana Casilda Ybarra de Fontcuberta, con quien contraía matrimonio por lo civil en el cortijo de Carrascalejo en Sanlúcar la Mayor, propiedad del novio, en mayo del año pasado en Sevilla. Y Carolina Herrera junto a Pedro de Noronha, un atractivo inversor portugués que vive en Londres y tiene tres hijos.

Una de las últimas veces que la vimos fue con motivo del funeral de sus abuelos. Conchita Spínola, madre de 'El Litri', falleció dos semanas después de la muerte de su marido, Miguel Báez Spínola, de 91. Un duro golpe para toda la familia que no esperaba la muerte de la madre del diestro. Y ella al ser la mayor de todos sus nietos, con 17 años cumplidos en marzo, leyó una conmovedora carta de despedida a su abuela, a la que estaba muy unida. "Entre lágrimas, prometí que te cuidaría, estar ahí, como tú lo habías estado durante toda mi vida”. Su abuela era para ella su refugio en la tormenta, su hombro para llorar cuando algo iba mal como dijo al recordar momentos especiales entre ellas…Como el de aquel día en el que en su casa de Punta Umbría le preparó pollo empanado y le dio un helado para endulzar las dificultades. "Estuviste y sé que sigues aquí, dándonos la mano a todos". Olimpia le dio las gracias por todo, le dijo “te quiero” y se deshizo en halagos hacia ella calificándola de segunda madre, una amiga y una abuela ejemplar a la que sin lugar a dudas iba “a echar muchísimo de menos”.