Ridley Scott dirige 'La casa Gucci'

Recordamos el asesinato de Maurizio Gucci que recrea la nueva película de Lady Gaga

El próximo 26 de noviembre se estrena la cinta que revive la historia tras el crimen que conmocionó a Italia en la década de los 90

Por L.F.S.

En 'La casa Gucci', la película de Ridley Scott que se estrena el próximo 26 de noviembre, Lady Gaga y Adam Driver se ponen en la piel de la que fuera la pareja de moda en el Milán más glamuroso de la década de los 70 y 80. Nunca mejor dicho. Él, Maurizio Gucci, era un magnate de la moda heredero del imperio que levantó en 1921 su abuelo Guccio y ella, Patrizia Reggiani, una espectacular veinteañera que se movía como pez en el agua entre la alta sociedad italiana y con la que formó un tándem que parecía insuperable. La pareja, que se casó en 1972, tuvo dos hijas Alessandra y Allegra, con las que posaban como una auténtica familia de anuncio, mientras, debajo de las alfombras trataban de ocultar las peleas familiares por el control de la compañía. El matrimonio no sobrevivió a las luchas de poder en torno a la firma Gucci y el divorcio se consumó en 1991 con el consiguiente, e ingente, acuerdo económico. Un final no del todo feliz y, sin embargo, habitual. Lo que se salió de todo pronóstico fue lo que ocurrió el 27 de marzo de 1995 cuando tres balas acabaron con la vida de Maurizio. 

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A primera hora de la mañana, el empresario subía a su oficina de Milán con la confianza con la que llevaba a cabo la rutina de cada día, pero no llegó a sus despachos. Tres disparos por la espalda lo abatieron y con un cuarto el asesino quiso cerciorarse de la misión cumplida. El crimen llegaba dos años después de que el nieto de Guccio Gucci, que se hizo con el poder en la empresa tras la muerte de su padre Rodolfo en 1983, acabase vendiendo su participación en la empresa a un fondo de inversión convirtiéndose en uno de los hombres más ricos de Italia. Era el caldo de cultivo perfecto para las teorías conspiratorias de índole económico, pero alguna hasta se quedaba corta. El juicio, que duró tres años, acabó con la condena de cinco personas, entre ellas su exmujer, Patrizia, que resucitaba la leyenda de la viuda negra, aliñada en este caso con un sicario y una vidente en un cóctel que hubiese resultado poco creíble para cualquier guion cinematográfico que no estuviera basado en hechos reales. 

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Segun la sentencia, Patrizia había urdido el asesinato de su exmarido gracias a la ayuda de una vidente llamada Pina Auriemma, que le estaba ayudando a escribir un libro sobre su relación, y fue la que contrató al ejecutor del crimen. Mucho se ha especulado sobre el móvil del asesinato. Al padre de Maurizio nunca le gustó la joven de la que su hijo se quedó prendado por su claro parecido a Elizabeth Taylor, tal y como ella misma explicó. No procedía de la jet set, pero aprendió rápido a manejarse entre las élites y se dice que ella tuvo mucho que ver en que su marido se hiciese poco a poco con el control de la empresa al morir Rodolfo Gucci. Por eso, las tensiones familiares y la posterior venta de sus acciones podrian haber hecho mella en su relación. Para Patrizia era un auténtico fracaso y temía por la herencia de sus hijas. Además, Maurizio tenía una nueva pareja, Paola Franchi, a quien el imaginario popular le gusta considerarla objeto de toda la ira de Reggiani. Probablemente todo sea mucho más complejo que un ataque de celos en un mundo, como el de los protagonistas, en el que los límites y las relaciones entre el amor y el poder a menudo se diluyen. 

'Tengo muy mala vista. No quería fallar'

Patrizia fue condenada a 26 años de prisión pero siempre se declaró inocente, por lo que nunca ha explicado los motivos que la llevaron, según sentenció el juez, a ordenar la muerte de su ex. En cualquier caso, ha hablado en alguna ocasión del deterioro de su relación. "Maurizio se volvió loco. Hasta entonces yo era su asesora en todos los asuntos de Gucci y dejó de escucharme", se quejaba en una entrevista a The Guardian en 2016 al considerar como un agravio personal hacia ella la pérdida del negocio familiar. "No debería haberme hecho eso", aseveró tajante la que fue conocida como Lady Gucci. A pesar de que públicamente nunca admitió su culpabilidad, un desliz la perseguirá siempre. Poco después de salir de prisión, un cámara de televisión le preguntó por qué había contratado a alguien para asesinar a su exmarido en lugar de hacerlo ella misma, a lo que contestó: "Tengo muy mala vista. No quería fallar". 

Permaneció en la cárcel 18 años. Los primeros años fueron especialmente duros, hasta tal punto que intentó quitarse la vida en el año 2000 después de que un juez rechazara su recurso. Después, su buen comportamiento le hizo ir ganando algunos privilegios como cuidar de su hurón Bambi que, desgraciadamente, tuvo un desafortunado final cuando otro preso se sentó accidentalmente sobre él. En 2011 tuvo la oportunidad de obtener la libertad condicional cuando le ofrecieron un empleo y su respuesta pasará a los anales de la historia penitenciaria: "No he trabajado en mi vida. No voy a empezar ahora". En ese momento rechazó su libertad, pero más adelante sí aceptó un empleo como estilista en la marca de joyas Bozart. Su remuneración no le convencía, tal vez no hasta el punto de preferir la prisión, pero sí lamentaba verse obligada a "vestir de Zara". Lady Gucci nunca dejó de serloí