Con mensajes de sus mejores deseos

La primera dama Jill Biden inunda de corazones la Casa Blanca y enamora por San Valentín

La original decoración elegida por la mujer del presidente de Estados Unidos ha gustado mucho

Por Martín Gálvez Piqueras

Este 14 de febrero de 2021 Día de los Enamorados será el primero que celebren dentro de la Casa Blanca sus nuevos inquilinos, Joe y Jill Biden. El presidente de EE.UU. y su mujer, que se instalaron hace menos de un mes tras la toma de posesión, han querido festejar San Valentín de una forma nada habitual ni ostentosa que ha llamado poderosamente la atención. Ante la atenta mirada de su marido, la primera dama ha inundado el jardín norte de la residencia oficial con un puñado de corazones rojos, rosas y blancos de distintos tamaños repartidos por el verde. Una original decoración que incluye también un potente mensaje con los mejores deseos de Jill para todo aquel que los lea: "Salud, coraje, fuerza, amor -también en español-, compasión, gratitud, amabilidad y familia" son algunas de las palabras de gran significado escritas por la esposa del presidente para la ocasión.

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Este mismo viernes, acompañados de sus queridos perros Champ y Major y de sus guardaespaldas, la pareja explicó ante la prensa norteamericana allí desplazada cuál era el objetivo de esta bella iniciativa tan casera y sentida a la vez. "San Valentín es un gran día y es el favorito de Jill", decía el presidente, que iba vestido en ese momento con abrigo negro de cuero y pantalones vaqueros. Jill, por su parte, contó que con esto solo pretendía trasladar algo de "alegría y esperanza contra la depresión y tristeza" de todos aquellos que los están pasando mal por culpa de la pandemia del coronavirus. La primera dama, que como él llevaba puesta la mascarilla, lucía una chaqueta de color rosado y botas planas. Después, al ver las imágenes de la ornamentación que fueron publicadas por ellos mismos, muchos han sido los comentarios positivos que están recibiendo tanto Joe como Jill Biden.

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Tras llegar a la Casa Blanca, la relación del presidente y su mujer ha dado que hablar por todo lo que han vivido juntos. Hasta en cuatro ocasiones tuvo que pedirle matrimonio el político a aquella joven profesora de inglés para que ella aceptara y se convirtiera en su esposa allá por 1977. A la cuarta fue la vencida. La persistencia y la paciencia han sido siempre las mayores virtudes del líder de los demócratas, al que también le ha costado un esfuerzo similar llegar a la cúspide de su profesión. Lo intentó en los años 1998 y 2008, consiguiendo alcanzar la vicepresidencia durante ocho años con su ahora amigo Barack Obama. En todo ese largo camino, Jill estuvo a su lado, y lo volvió a demostrar el pasado 20 de enero, cuando el senador durante cuatro décadas sucedió a Donald Trump en el cargo. En la ceremonia de investidura, Joe estuvo arropado en todo momento por su mujer, con la que protagonizó escenas tiernas, románticas y espontáneas llenas de complicidad.

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